Educación: por qué no compararnos con Finlandia

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Si algo quedó en claro del debate tras el fallido intento de aplicación de 190 días de clases, es que nadie quiere discutir cantidad -de acuerdo a los resultados del debate público- sino de calidad. Todo el mundo apunta a eso. Sin embargo, ¿estamos dispuestos a trabajar sobre la calidad educativa? ¿O también le vamos a encontrar «peros» para no avanzar en nada?

Siempre hay alguien que tiene a mano el Caso Finlandia. Resulta interesante, pero poco útil. Más que nada, parece un latiguillo al alcance del momento en que algo hay que decir. Pero no podemos compararnos con Finlandia solo en la porción educativa, porque antes que llegar a eso hay que arribar a otros indicadores que ofrece el país nórdico. Por ejemplo:

Siendo el índice de países menos corruptos el número 100, Finlandia está en el lugar 85 y Argentina en el 39.
En el ranking de innovación, Finlandia está en el puesto 8 y Argentina en el 76.

Finlandia está primero en la nómina de países con mayor capital humano y Argentina, 56.
El índice de precios al consumidor que tiene un habitante de Finlandia promedio es 1,5% anual. En Argentina, por ahora, de 45,9%.
Tienen 5.513.130 habitantes. Argentina, 44.271.041.
En el ranking de paz global, Finlandia está en el lugar 15 y Argentina en el 66.
En cuanto a brecha de género, Finlandia está número 2 en el planeta. Argentina en el lugar 33.
En Finlandia matan a 1,6 personas cada 100 mil habitantes y en Argentina a 6,53.
La pobreza en Finlandia es del 11% y en Argentina, del 48%.
Allá el aborto es legal y gratuito. Aquí no.

Hay algunas comparaciones más que sirven para darse cuenta que no hay que comparar educación con educación, sin mirar el contexto. Pero si hablamos solo de cómo se maneja el sistema educativo, veamos estos datos:

Las escuelas son las que eligen qué maestros quieren tener, en función de su proyecto.

El año escolar en la enseñanza obligatoria comprende 170 – 190 días, que se extienden desde mediados de agosto hasta comienzo de junio. El mínimo número de horas lectivas semanales oscila entre 19-30 según el curso y las asignaturas optativas. Después pueden quedarse jugando bajo el cuidado de un monitor puesto por el Ayuntamiento o entrar en una clase de alguna extraescolar.

Para acceder al magisterio: se consideran las plazas disponibles en relación con el número de puestos de trabajo de profesores que hacen falta. Hay una prueba es específica para ser profesor. Solo el 11% de los que quieren estudiar Magisterio consiguen entrar, y han convertido la profesión en un «objeto de deseo».

El de director es un cargo de un prestigio muy alto, construido, no asignado por decreto. Tienen que presentar un proyecto ante un panel del ayuntamiento y elige a sus docentes.

Si hablamos de calidad educativa, entonces hay que hablar de que está haciendo falta contar en Mendoza con una agencia de evaluación de la calidad educativa, independiente del Gobierno.

MDZol

 


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