Según un estudio, en la Argentina falta visibilizar el rol de los directivos escolares

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Según un estudio elaborado por el Observatorio Argentinos por la Educación en la Argentina falta visibilizar el rol de los directivos escolares en la mejora educativa. Las autoras,Claudia Romero y Gabriela Krichesky investigadoras de la Universidad Torcuato Di Tella, proponen establecer estándares de desempeño, definir una formación específica para el liderazgo pedagógico y fortalecer los salarios, entre otras medidas.

La ausencia de una formación inicial específica, la inexistencia de un marco de desempeño que establezca estándares profesionales y la escasa diferencia salarial con respecto a los docentes son algunos de los factores que atentan contra la jerarquización del rol directivo en Argentina. Estas conclusiones surgen del estudio “El director escolar en Argentina: Un actor clave pero (aún) invisible“, realizado por Claudia Romero y Gabriela Krichesky, investigadoras de la Universidad Torcuato Di Tella, y publicado en febrero de este año en la revista Archivos Analíticos de Políticas Educativas.

En el nivel primario la diferencia de remuneración a favor de un director en comparación con un docente es de entre 20% y casi 60% (varía según la jurisdicción), mientras que en el nivel secundario varía entre 2% y 37%. De acuerdo con las autoras, la poca variación en el nivel secundario desalienta la opción de asumir un cargo de mayor responsabilidad.

Según los últimos datos disponibles, el 83% de los directores argentinos son mujeres, con variaciones entre niveles (99% en nivel inicial; 62% en secundaria). El promedio de edad es 47,5 años (solo 16% tiene menos de 40 años), la mayoría es titular en su cargo (57,4%) y el 84,1% cuenta con título de nivel superior.

“Son especialmente originales tres cuestiones destacadas por las autoras. La primera es que hay habilidades necesarias de los directores que, por no ser específicamente ‘docentes’, como el liderazgo, no están presentes en su formación. La segunda es la ausencia de estándares de desempeño, y la tercera es el hecho de que un rol tan importante esté en alguna medida invisibilizado en la Argentina”,analiza Juan J. Llach, miembro de la Academia Nacional de Educación.

«Debemos otorgar a los líderes escolares mayor autonomía para tomar decisiones. Al mismo tiempo, debemos hacerlos responsables de dichas medidas, mejorar sus perspectivas de crecimiento profesional y retribución salarial, priorizar su trabajo pedagógico y fortalecer su formación específica a través de políticas integrales de mediano y largo plazo”, propone Gustavo Zorzoli, ex-rector del Colegio Nacional de Buenos Aires

Las autoras sugieren algunos ejes para políticas públicas enfocadas en los directores. Entre otras cuestiones, enfatizan la necesidad de constituir verdaderos equipos directivos, para alentar un liderazgo distribuido en las escuelas; establecer marcos de actuación para el ejercicio del liderazgo escolar, con el objetivo de enfocar la gestión en lo pedagógico; trazar lineamientos de formación para directivos basados en las necesidades de cada contexto escolar; y formar redes de directores en las que puedan compartir sus prácticas.

Romero y Krichesky concluyen: “Para mejorar los centros educativos en su conjunto se requiere de un sistema que potencie la labor de todos y cada uno de los directivos escolares sin apelar a heroísmos, sino a profesionalizar el liderazgo directivo comenzando por mejorar las condiciones normativas, laborales y formativas de un rol clave y visible en la mejora de los aprendizajes de todos y cada uno de los estudiantes”.

Los reportes del Observatorio Argentinos por la Educación buscan difundir las últimas tendencias de la investigación sobre temas educativos relevantes.


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