Qué es la felicidad y donde encontrarla

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Por Diego Matus (*)

Reconocida como una de las inclinaciones básicas de la naturaleza humana, definir a la felicidad puede ser algo un poco complejo.

A lo que a mi verdad concierne, y digo mi verdad porque considero que el concepto de felicidad varia de persona en persona, puedo definir a la misma como Paz y tranquilidad en todos los dominios y aspectos de la vida, es decir: paz y tranquilidad en la familia, en el amor, en las amistades, en el trabajo, en la salud. Sin esta paz y tranquilidad interior puesta en estos dominios no podríamos sentirnos plenos.
Pero también debo aprender a disociar la felicidad de la alegría y aquí es donde me detengo para explicar un poco que alcanzar nuestras metas y objetivos es alegría y que la misma forma parte de nuestra felicidad. Tener dinero no hace a la felicidad pero ayuda con esos instantes de alegría que me permite sentirme bien por alcázar ese sueño ej: tener el dinero para regalarle una casa a tu madre o algún ser querido. Sin duda alguna eso llena de alegría.

La felicidad es una decisión, una declaración (yo soy feliz) un modo de vida. Y aquí surge otra pregunta ¿puedo ser feliz y estar triste?

Y la respuesta es SI se puede. Si Puedo.

Se puede y puedo porque uno es el que toma la decisión de ser feliz con el dolor que tienes, sientes o llevas.

Esto implica un trabajo de voluntad importante que te lleva a trabajar constantemente en ese propósito en donde hay que aprender a ser agradecidos “gratitud” y tal vez pienses que estoy loco y dirás… pero como puedes ser agradecido del dolor y tristeza que estas llevando?

La gratitud es algo que se practica todos los días. Desde que te despiertas hasta que te acuestas. Aprender agradecer lo bueno resulta fácil pero agradecer lo malo se complica un poco. Una de las maneras que me parece correctas y que al menos a mí me ha sido y sigue siendo útil para poder llegar ese cambio de observador es la sencilla pregunta del ¿para qué? Para que me toca pasar por esto, que debo aprender de esto? A veces las respuestas no aparecen ni llegan en ese momento pero el solo hecho de estar preguntándome de manera reiterativa hará que en el algún momento mi mente haga el tan aclamado “clic”.

El tener fe hace que las cosas no sean fáciles, sino posibles. No hablo de la fe y la gratitud desde un punto religioso sino como aquello que me permite tener esperanza para poner voluntad y así poder aprender de ese dolor sin que se convierta en sufrimiento el cual es parte de la infelicidad.

Suelo decir que esto es como el efecto dominó. Solo basta que caiga uno para que caiga el resto, a veces habrá uno que otro que cueste caer un poco más pero finalmente caen todos. La felicidad y la infelicidad existen y son sentimientos o estados permanentes, solo tu decides de cual lado quiere jugar.

Nos vemos permanentemente proyectando en los demás la responsabilidad de nuestra felicidad.

Los demás no tienen la responsabilidad de ello, simplemente es algo que me corresponde a mi hacerme feliz.

Soy producto de todo lo que me pasó en el pasado, pero por sobre todo soy el resultado de todo aquello que me sucedido.

Pareciera que no tenemos  la capacidad de hacernos feliz a nosotros mismo porque no nos enseñaron a cómo serlo por lo que ponemos en el otro la responsabilidad de hacerme feliz. Es decir pongo mi felicidad en las manos de todos menos en la de mí mismo, espero que el otro se haga cargo de mi felicidad y muchas veces de mi existencia y me siento frustrado y decepcionado cuando el otro no es capaz de llevar a cabo esa tarea, y lo culpo y me enfado y sufro por eso.

Entro en una relación esperando que el otro me haga feliz, responsabilizando al otro por mi incapacidad de hacerme feliz. Y pongo demasiadas expectativas en lo que el otro debe hacer o dejar de hacer y me paso exigiendo que me hagan feliz a mi manera. Parece que empiezo una relación desde mi vacío, necesidad e incompletud esperando que el otro rellene ese vacío que hay en mi interior y cuando las cosas no van bien, culpo al otro de mi infelicidad. Y salto de relación en relación esperando que algunas de ellas me llenen el vacío interno y me hagan feliz. Aunque a veces algunas personas deciden quedar en una relación, y muchas veces tampoco son felices, deciden quedarse por causa de los hijos, de la sociedad, de no querer salir de la comodidad que esa relación proporciona, por costumbre, etc. Observo que son pocos los que realmente tienen una relación sana y tranquila. Pienso que algunas personas se pasan la vida entera esperando a esa princesa o príncipe azul para nos hará completamente felices, esperamos a esa mujer y hombre ideal y como dijo la Psicóloga Pilar Sordo: “Los príncipes azules existen en el mismo lugar donde existen la mujeres que no molestan” y es así de simple, desde muy niños nos enseñan lindos y hermosos cuentos de reinas, príncipes, doncellas y princesas en un mundo de perfección ideal y me guste o no este tipo de conductas o ejercicios por llamarlo de algún modo, logran instalar en nosotros mismos sistemas de creencias limitantes más que empoderadoras. Nos pasamos la vida esperando que otros, no sólo nuestras parejas pero también nuestros padres, madres, amigos, nos hagan felices porque simplemente no sabemos cómo lograr eso. Por eso hay que aprender a tomar consciencia de tu, de nuestro estar siendo, de nuestro crecimiento personal, de nuestro desarrollo, del despertar de la consciencia y espiritualidad, y esto nos ayudaría mucho en el proceso de la búsqueda de la felicidad. Todo esto nos ayudaría a cambiar la forma y la manera relacionarnos con la familia, amigos y pareja.

Porque en algún momento nos daremos cuenta que nada ni nadie tiene el poder ni la responsabilidad de hacernos feliz y llenar nuestro vacío emocional.

Porque como dijo Bill Gate: “A nadie le importa tu autoestima más que a ti mismo”

Para obtener mi paz y tranquilidad es sumamente importante aprender a conectarme y vivir en la mayor cuota diaria en el aquí y ahora, si felicidad es = aquí y ahora, con todo lo que ese momento implica, con la emoción que corresponde a ese momento, concentrándome en lo que me pasa en ese momento, gestionando el pasado y el futuro en ese momento.

Pareciera ser una  fórmula muy sencilla de entender pero que a la vez cuesta mucho poner en práctica, porque la mente es como un péndulo que se mueve permanentemente entre el pasado y el futuro y pareciera prácticamente imposible que el mismo se detuviera en el aquí y ahora.

El aquí y ahora es esa línea divisoria entre el pasado y el futuro, es esa cerca a la cual cuando uno llega inmediatamente necesita saltar hacia adelante o quedarme donde está. Hoy en día hay muchos autores que hablan del aquí y ahora y relacionan el vivir el momento presente con la felicidad. Pero no es esa felicidad donde los momentos tristes no entran, habla de una felicidad sostenible donde hay que vivir lo que me pasa ahora en su totalidad. Dicen que esa es la única manera de realmente ser feliz.

(*) Diego Matus – Life Coach


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