Por qué la educación financiera puede cambiar el futuro de los estudiantes

Comparte...

La educación financiera se ha convertido en un pilar fundamental para la formación integral de los jóvenes. En un mundo donde las decisiones económicas impactan cada vez más nuestras vidas, brindarles las herramientas para tomar decisiones informadas y responsables es crucial para su futuro personal y profesional. Algunas de las decisiones a las que todos, alguna vez en la vida, nos enfrentaremos son: ¿conviene comprar o alquilar?; ¿en que instrumento es más conveniente invertir de acuerdo con nuestro perfil y posibilidades (en términos de riesgo, rentabilidad e inmediatez de disponibilidad) ?; ¿cómo generar ingresos pasivos?; ¿cómo funciona la capitalización de intereses?; ¿con descuento al contado o financiado?; ¿qué riesgos están asociados a los juegos y apuestas?, entre otros.

Los conocimientos y habilidades de una adecuada formación en esta disciplina les permitirán a los jóvenes estar mejor preparados para:

1. La planificación financiera:

– Establecimiento de metas a corto y largo plazo.

– Elaboración de presupuestos y planes de ahorro.

– Comprensión de conceptos como inversión y diversificación.

2. El manejo responsable del dinero:

– Evitar el endeudamiento excesivo.

– Tomar decisiones informadas sobre productos financieros.

– Protegerse de estafas y malas prácticas.

3. Su autonomía y responsabilidad:

– Desarrollar un sentido de control sobre su destino económico.

– Enfrentar los desafíos financieros con confianza y resiliencia.

– Fortalecer la autoestima y la capacidad de tomar decisiones.

Es crucial que padres, docentes y funcionarios estén atentos a los potenciales sesgos, riesgos e influencias que pueden afectar la calidad de la educación a la que acceden los estudiantes  (Imagen Ilustrativa Infobae)Es crucial que padres, docentes y funcionarios estén atentos a los potenciales sesgos, riesgos e influencias que pueden afectar la calidad de la educación a la que acceden los estudiantes (Imagen Ilustrativa Infobae)

Actualmente existen diversas iniciativas que se están desarrollando en materia de educación financiera, desde contenidos públicos en redes sociales, programas desarrollados por instituciones financieras, hasta plataformas educativas que incluyen esta capacitación como parte de sus soluciones para formar a estudiantes, docentes y a aquellos jóvenes que comienzan a tener independencia en la toma de decisiones sobre su dinero.

Al existir mucha información disponible sobre educación financiera, es crucial que los padres, docentes o funcionarios estén atentos a los potenciales sesgos, riesgos e influencias que pueden afectar la calidad de la educación a la que acceden los estudiantes. “Tengamos en cuenta que los más jóvenes pueden verse tentados a tomar decisiones rápidas sobre la base de influencias, en apariencia, serias. Todos conocemos como funcionan las estafas con esquemas piramidales, por ejemplo”, indica Diego Pasjalidis, director de Higher Education de Ticmas.

Según el experto, algunas preguntas que deben hacerse los padres o instituciones a la hora de seleccionar opciones para la formación en educación financiera, especialmente para este segmento, son:

¿Puede existir un sesgo comercial?

– Información incompleta o sesgada: priorización de productos o servicios de una empresa, omitiendo alternativas o riesgos asociados.

– Falta de objetividad: enfoque en la venta de productos, no en la educación financiera integral.

– Marketing encubierto: mezcla de información educativa con publicidad de productos.

¿Puede haber un conflicto de intereses?

– Recomendaciones no siempre imparciales: priorización de productos rentables para la eventual entidad financiera que brinda la formación, no para el usuario.

– Falta de transparencia: posible ocultamiento de información relevante para la toma de decisiones.

– Presión para adquirir productos: sensación de obligación o compromiso con la institución que apadrina el proyecto.

¿Pueden existir limitaciones en el contenido?

– Falta de profundidad en temas no relacionados con productos: menor énfasis en planificación financiera, manejo del dinero y responsabilidad.

– Enfoque en productos específicos: limitación a productos o servicios ofrecidos por la empresa que brinda el contenido.

– Falta de actualización: posible desactualización de la información en función de las necesidades del mercado.

¿Pueden presentar riesgos en entornos educativos?

– Pérdida de control sobre el contenido educativo: dependencia de la información proporcionada por la institución financiera.

– Compromiso con una sola entidad: limitación de la libertad para explorar otras opciones educativas.

– Percepción de sesgo o falta de independencia: posible desconfianza por parte de la comunidad educativa.

¿Se abordan adecuadamente las influencias negativas en los jóvenes?

– Percepción del dinero como un producto: desvinculación del valor real del dinero y su impacto en la vida.

– Priorización del consumo sobre el ahorro: enfoque en la gratificación instantánea vs. planificación financiera a largo plazo.

– Endeudamiento excesivo: mayor riesgo de tomar decisiones crediticias imprudentes.

“La educación financiera no debe ser un privilegio, sino un derecho para todos los jóvenes”“La educación financiera no debe ser un privilegio, sino un derecho para todos los jóvenes”

La educación financiera no debe ser un privilegio, sino un derecho para todos los jóvenes. Invertir en la educación financiera de las nuevas generaciones es invertir en un futuro más sólido y próspero” destaca Pasjalidis, y agrega “en nuestro caso, desde Ticmas brindamos conocimientos objetivos y con un enfoque pedagógico adecuado a las necesidades de los jóvenes. Nuestro core es la educación – más allá del instrumento, billetera o Banco que potencialmente elija un alumno – buscamos dotar a los estudiantes de inteligencia financiera de manera que tengan elementos y conocimientos para tomar las decisiones más adecuadas para ellos”.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países con mejor educación financiera tienen una economía más sólida y sus ciudadanos tienen un nivel de vida más alto. De hecho, diversos estudios de este y otros organismos parecen demostrar que la educación financiera está directamente relacionada con una mayor capacidad de ahorro, una mejor toma de decisiones y un menor peso de las deudas en las familias. Según esos estudios, una mejora del 1% en los índices de educación financiera podría impactar hasta en un aumento del alrededor del 3% en el PBI per cápita en varios países de la región.

Al brindarle a los jóvenes las herramientas adecuadas para tomar decisiones informadas y responsables, no solo se les asegura un futuro financiero más sólido, sino que también se contribuye al desarrollo de una sociedad más próspera y equitativa.

Fuente: Infobae


Comparte...