La primaria argentina es la que tiene menos varones docentes en la región: cuál es la causa

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Apenas el 5,4% de los docentes de las escuelas primarias argentinas son varones. La Argentina tiene la menor proporción de maestros de toda América Latina, donde el promedio es de 25,8%. Incluso hay países con mucha más cantidad de hombres en las aulas, como Guatemala (38,6%), Perú (36%) o Paraguay (33,9%).

Visto de otro modo, cualquier alumno que haya entrado este año a la escuela primaria tiene una alta chance de no encontrarse nunca con un maestro varón. De cada 20 que se paren frente a su aula solo uno será del género masculino. Y hay voces que señalan que esto puede ser negativo para la calidad educativa.

¿Siempre fue así? No. En el siglo XIX había más varones que mujeres en las aulas primarias. En 1880 la mujeres eran el 44%, en 1890 el 64%, en 1900 el 76%. Pero en el siglo XX la cosa se empieza a dar vuelta y se profundiza a lo largo de las décadas. En 1910 las mujeres eran el 82% y el censo educativo del año 2004 informa que ellas ya eran 88%.

La nueva información -que ahora las mujeres son el 94,6%- surge de los cuestionarios complementarios de la prueba ERCE, tomadas por UNESCO en 2019 en 16 países de América Latina. Si bien ese estudio se enfocó en medir los logros de aprendizaje, también incluía preguntas a los docentes -representativas de 4.000 escuelas- que permiten hacer una suerte de radiografía de la profesión en la región. Y donde se ve la marcada feminización de la docencia en la Argentina.

El Observatorio Argentinos por la Educación hizo un informe con esa información que surge de ERCE, con la autoría de Mariano Alu (Universidad de San Andrés), Samanta Bonelli y Martín Nistal (Observatorio).

Allí aparecen otros datos muy llamativos. Por ejemplo, que en el país 3 de cada 10 maestros trabajan en más de una escuela, cuando en el resto del continente lo hace en promedio el 11 por ciento. Y que la Argentina tiene el mayor porcentaje de docentes que complementan sus ingresos con otra actividad remunerada.

Las razones

“Nosotros trabajamos con los datos de ERCE para hacer una descripción de la situación. No nos metimos en la explicación, porque requeriría una investigación de largo aliento. Sin embargo, puedo hacer dos hipótesis del porqué de la feminización de la docencia”, le dice a Clarín Alu.

La primera hipótesis es que hay un componente que es histórico, que genera otro inercial que es difícil de mover a menos que se hagan intentos concretos. “El sistema está feminizado desde su organización, con las escuelas normales de 1870 y la ley 1420 en 1884. Así que tenemos más de 100 años de arrastre, en los que las tareas de enseñanza o cuidado (como la enfermería) están más vinculadas al género femenino”.Las aula primarias en Argentina tienen cada vez menos docentes varones. Luciano Thieberger

La segunda hipótesis que plantea Alu -y aclara que es una hipótesis- tiene que ver con la forma de contratación de la docencia primaria en Argentina que es por cargo que dura un turno, es decir por unas 4 horas y media y no por jornada completa.

“Eso puede estar relacionado con que las tareas de cuidado siguen cayendo mucho más fuerte sobre las mujeres. Aunque eso está cambiando, los estudios indican que ellas todavía dedican más horas. Con lo cual el ejercicio de la docencia en forma part time puede hacer que las mujeres combinen el trabajo docente en un turno con tareas de cuidado”.

Claudia Romero, investigadora de la Universidad Di Tella, también cuenta que la feminización de la docencia argentina se remonta al origen del sistema. “El propio Sarmiento asumió una posición feminista, no solo al incluir a las niñas en la educación común sino al confiar el trabajo docente a mujeres, por entonces en manos de varones. Recordemos la política de ‘importar’ docentes de Estados Unidos que no sólo debían ser buenos profesionales sino mujeres. Eso formaba parte de su proyecto revolucionario”, le dice a Clarín.

Pero Romero hace una fuerte diferenciación de aquella época y aquel espíritu con lo que sucede ahora. “La feminización docente actual no tiene nada de progresista. A fines de los años 90 los docentes varones eran el 20% y decreció su participación al 5% actual. Esto puede deberse a la progresiva destrucción del salario docente que hace que los varones (que tradicionalmente ocupan la función de proveedores del hogar) migren a otros sectores mejor remunerados y donde por ser varones además obtendrán mejores salarios, distinción que en el ámbito docente no se hace”, afirma la especialista.

“La profesión docente no está concebida para ningún género en particular. Varones y mujeres pueden ser igualmente exitosos en su tarea. Sin embargo, existe un status quo y prejuicios arraigados en estereotipos de género (que portan los padres y madres, no los niños) que suponen que en el nivel primario y sobre todo en el inicial los docentes deben ser mujeres. Porque además se operó una visión desprofesionalizante de la docencia, asignándole tareas de atención primaria y cuidados afectivos que en el imaginario social cumplen mejor las mujeres”, agrega.

¿Puede esta tendencia afectar la calidad educativa?

Para Alu no. Dice que “la calidad de la enseñanza tiene que ver con la formación docente inicial, continua y las condiciones de trabajo de las escuelas (recursos materiales y humanos)” y que “no la afecta el desbalanceo entre géneros”.

Romero tiene otra visión. “Una verdadera educación inclusiva y diversa implica igual cantidad de varones y mujeres en el plantel docente que ayude a vencer estereotipos profesionales. En ese sentido se mejoraría la calidad educativa, al despojar de prejuicios el ambiente escolar y hacerlo más diverso. Para mí, la paridad de género entre los docentes es un criterio de calidad institucional”, dice.

Y agrega: “En Finlandia por ejemplo existen políticas de discriminación positiva en favor de incorporar docentes varones en las escuelas. En Argentina sería interesante una política pública en esa dirección y también en el ingreso a la formación docente. Aquí son muy pocas las escuelas que trabajan así y las poquísimas que lo consiguen son escuelas privadas que pueden elegir a los docentes que contratan”.

Tres de cada diez trabajan en más de una escuela

Otro dato llamativo del informe que compara la docencia primaria en países de la región es el que muestra que en Argentina 3 de cada 10 maestros (30,5%) trabajan en dos o más escuelas. Esa proporción es muy superior al promedio de los países de América Latina (11,4%), y solo es superada por Brasil (38,6%).

“Trabajar en más de una escuela implica duplicar o triplicar la cantidad de alumnos, familias y equipos docentes con los que el docente interactúa, intensificando las demandas profesionales y emocionales. En ese escenario, es probable que aún el mejor formado vea afectado su desempeño”, dice la experta Claudia Romero.

La mayoría de los docentes de primaria en la Argentina están contratados por un turno escolar, equivalente a media jornada. Este factor parece explicar la mayor proporción de docentes argentinos que trabajan en más de una escuela en comparación con sus pares de la región, explican los autores del informe.

El 41,8% de los docentes argentinos tiene por contrato el equivalente a un turno por semana (22,5 horas), mientras que el 34,9% tiene entre 22,5 y 40 horas. Uno de cada cuatro (23,3%) respondió que el contrato supera las 40 horas por semana.

“El informe muestra que la situación de las y los maestros de primaria en nuestro país es similar al resto de la región en aspectos como la edad, la antigüedad y los años de formación. Sin embargo, llama la atención que acá la cantidad de docentes con contratos de corta duración (posiblemente vinculados a suplencias cortas) o el porcentaje de docentes que trabajan en más de una escuela. Ambos aspectos impactan en la continuidad y la profundización del vínculo de los y las docentes con las situaciones específicas de cada institución educativa”, dice Mariano Alu.

Clarin


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