En la Escuela Industrial experimentaron sobre cómo es recorrer el mundo a ciegas

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Estudiantes de la Escuela Industrial Domingo Faustino Sarmiento de la UNSJ, fueron invitados/as a realizar un desafío de transitar sin poder ver, denominado “Jornada a Ciegas”. Cómo fruto de esa experiencia las y los jóvenes pudieron entender los peligros a los que se enfrentan las personas ciegas, así como la necesidad de adaptar los espacios públicos a sus necesidades.

La actividad fue organizada por la Municipalidad de la Capital en el marco del Día del Bastón Blanco, y se desarrolló en las instalaciones de la Escuela preuniversitaria.

Como parte de la actividad, estudiantes del Instituto Preuniversitario mencionado, debieron cubrirse los ojos y recorrer las instalaciones de la Escuela, para experimentar el universo invidente de caminar sin ver e intentar sortear los distintos obstáculos con los que se encontraban a su paso, con el objetivo de crear conciencia y empatía con las personas no videntes.

La actividad fue guiada por una persona ciega quien los fue orientando, además de advertirles que por lo general cuando una persona con esta discapacidad camina en el interior de un edificio público, usa el muro a su derecha para orientarse, y es precisamente sobre esta pared donde se colocan la mayoría de elementos como matafuegos, botiquines, calefactores. Elementos con los cuales se fueron encontrando las y los estudiantes que experimentaron este desafío. De esta forma, el guía, Oscar Olarte, les hizo referencia a cómo los edificios públicos carecen de adaptación, a las necesidades de los invidentes. “Por eso es importante este tipo de actividades, para comenzar a generar los cambios», dijo Olarte.

Posteriormente a esta experiencia vivencial, personas con discapacidad dieron una charla a las y los estudiantes, donde testimoniaron sobre cómo afrontaron esta limitación en sus vidas y de qué manera se adaptaron y fueron superándola y así poder concretar sus sueños como formar una familia, trabajar, realizar deportes, etc.  De esta manera se buscó generar conciencia y empatía en las y jóvenes además de transmitirles un mensaje positivo sobre la superación personal.

Además, las y los invidentes dejaron un mensaje reclamando una adecuación accesible: “Las personas que no vemos, tenemos la capacidad de adaptarnos para continuar con nuestras vidas. Por eso creemos que las ciudades y las comunidades también pueden hacerlo para mejorar nuestras condiciones de vida. Y esta adaptación pasa por hacer pequeños cambios como instalar semáforos sonoros o una aplicación que nos indique qué colectivo viene», sostuvo María José.

Por su parte, algunas/o de las y los estudiantes que tuvieron participación en esta experiencia, manifestaron sentir miedo a no poder ver por donde transitaban, incertidumbre por no saber que les pasaría, vértigo, etc. Pero también pudieron entender los peligros a los que se enfrentan las personas ciegas, así cómo la necesidad de adaptar los espacios públicos a sus necesidades.


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