Argentina.gob.ar, el portal oficial del Estado argentino, define al teletrabajo como “una forma de trabajo a distancia, en la cual el trabajador desempeña su actividad sin la necesidad de presentarse físicamente en la empresa o lugar de trabajo específico”. También dice que “se realiza mediante la utilización de las tecnologías de la información y comunicación” y que “puede ser efectuado en el domicilio del trabajador o en otros lugares o establecimientos ajenos al domicilio del empleador”.
En los días que corren -y desde marzo pasado- el teletrabajo es una modalidad impuesta por la fuerza mayor del aislamiento por el Covid 19; una manera de trabajar distinta de quienes ejercen el derecho de contar con un trabajo. No obstante, lentamente San Juan ha empezado a abrir actividades y parece recuperarse algo de la “normalidad” perdida. Pero, ¿es posible que el teletrabajo haya llegado para quedarse?, ¿qué sucederá en la realidad post cuarentena que parece avecinarse?
Dos investigadores de la UNSJ hablan de esto. Uno es el Mg. Sergio Zapata, informático director del Instituto de Informática de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. El otro es el Dr. Francisco Favieri, sociólogo investigador del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas y del Gabinete de Investigación y Estudios en Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales.
-¿Cuáles han sido las características que ha tomado la implementación del teletrabajo en la actual situación de pandemia en Argentina y en San Juan?
Francisco Favieri:- Hoy nos encontramos en lo que se denomina la “cuarta revolución industrial”. La velocidad, alcance e impacto de las transformaciones a partir de las tecnologías emergentes sobre las sociedades tienen una influencia directa sobre el proceso de trabajo y sus relaciones. El teletrabajo es una modalidad que ha tenido un crecimiento exponencial desde la aparición de internet y muchos sectores ya lo estaban aplicando, en actividades profesionales, científicas y técnicas, actividades administrativas y servicios de apoyo, información y comunicación, por ejemplo. Pero en este contexto de pandemia lo encontramos como novedad en organizaciones y empresas que se vieron obstaculizadas en el despliegue de sus actividades. En Argentina y en San Juan entre las actividades que se han caracterizado por una aplicación masiva y vertiginosa o que han intensificado el uso de esta modalidad, se destacan enseñanza, administración pública, información y comunicación, incluso servicios financieros, de alquiler y empresariales. Otro es el caso de los servicios, en especial la actividad de comercio que incluyen no sólo recursos online para compra y venta, sino una serie de aplicaciones que facilitan la circulación de los productos y que quedan para la discusión sobre la economía de plataformas.
Sergio Zapata:- La implementación del teletrabajo ha sido dominada por la urgencia. Las organizaciones han tenido que salir a enfrentar la situación con los conocimientos y herramientas que tenían “a mano”, sin planificación, sin preparación previa. Específicamente en lo que respecta a las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación), ha habido organizaciones mejor preparadas, que contaban con más experiencia en el uso de estas herramientas, a las que les ha costado menos. Para otras ha sido un gran desafío de aprendizaje “forzoso”. No obstante, la gran mayoría de los trabajadores ha experimentado algún nivel de cambio en sus prácticas laborales que los ha acercado un poco más al teletrabajo. Seguramente esta experiencia de cuarentena servirá para analizar la incorporación de nuevas prácticas laborales en tiempos de pos-cuarentena.
-¿Cuáles son los beneficios y dificultades que el teletrabajo puede aportar como forma de trabajo?
FF:- Las dificultades observadas en el teletrabajo implican problemas en la disposición del espacio físico para el desarrollo de las tareas, la organización con la familia para el ejercicio de la actividad laboral, que es más compleja para los hogares numerosos e incluso la calidad de los servicios, fundamentalmente internet. Además, se destaca una mayor intensificación en la realización de las tareas con un impacto que puede afectar a la salud y creatividad de trabajadores y trabajadoras. Hoy la frontera entre el tiempo de trabajo y el tiempo fuera del trabajo se diluye al encontrar como lugar de trabajo común el hogar. En la academia, una parte del debate (Rifkin, Chui, Mnyika y Miremadi, Rodríguez) postula que los cambios tecnológicos y sus innovaciones prevén un futuro de pérdida de empleos, mientras que otros plantean que las nuevas tecnologías crearán nuevos puestos de trabajo sin perder de vista un proceso de transformación y ajuste de los mercados de trabajo (Rodríguez). Claro está que sobre esta revolución tecnológica, existen aspectos estructurales donde interviene el factor poblacional (las edades de la población), la heterogeneidad y fragmentación de los procesos productivos y las cadenas de valor y las herramientas tecnológicas aplicadas.
-¿Dice algo la Organización internacional del Trabajo?
FF:- Según un informe de la OIT para 2019 para Argentina, en relación a estos debates, destaca como ventajas que las empresas que introducen innovaciones tienden a generar más empleo y empleo de mejor calidad. Que la estructura productiva local tiene puentes hacia los sectores tecnológicamente dinámicos para su desarrollo al compartir, en numerosos casos, una misma base de competencias laborales. Que las instituciones de formación y la institucionalidad del trabajo constituyen una fortaleza a la hora de pensar nuevos marcos para la formación y capacitación laboral que demandan los empleos del futuro. Y menciona como riesgos que las nuevas formas de contratación amenazan los logros alcanzados en protección laboral y calidad del empleo. Que las empresas que demandan nuevos perfiles muchas veces recurren a contratar trabajadores más jóvenes en lugar de invertir en la formación de los ya contratados. Otra desventaja es que en la estructura productiva argentina existen grupos de actividades que concentran tareas de baja calificación y también una porción mayoritaria del empleo que no se articula con los nuevos sectores a través de las competencias que poseen sus trabajadores. Deberán realizarse esfuerzos para alcanzar la reconversión o proteger los puestos de trabajo en un contexto que declinan ciertas actividades. Los marcos formativos institucionalizados muchas veces son reacios a acompañar los cambios y poco permeables a modificar programas de estudio. Y existe baja interacción entre los diferentes sectores de la economía y queda pendiente el desafío de su baja escalabilidad.
SZ:- No se puede negar que las TICs son el componente clave que ha ayudado a viabilizar prácticas laborales remotas como el teletrabajo. Herramientas de gestión de emails, de edición compartida de documentos, repositorios comunes de documentos, de mensajería instantánea, de videoconferencias y de gestión de proyectos son las principales aplicaciones que se usan en estos escenarios. Ellas han demostrado su utilidad principalmente para mejorar la agilidad de los procesos. No obstante, los desafíos son variados y significativos todavía. Uno de ellos es el relacionado a cómo dotar a ese ambiente de trabajo remoto de “sensación” de grupo; o cómo evitar que las personas sientan que están teletrabajando individualmente, sin percepción de trabajo en equipo; también, cómo, con herramientas TICs, monitorear aspectos sociolaborales que están afectando a los teletrabajadores. Todo esto es más fácil, está más estudiado, en la presencialidad laboral, pero todavía es un desafío en ambientes de trabajo remoto. La distancia física es una situación que impacta fuertemente en las relaciones sociolaborales.
-¿Están dadas las condiciones en la sociedad sanjuanina para implementar teletrabajo?
FF:- Sí y no. Depende del desarrollo de cada de cada sector de actividad, de la formación de sus trabajadores y trabajadoras y de la calidad e infraestructura de los servicios. Lo cierto es que el teletrabajo llegó para quedarse. Sus formas de aplicación y desarrollo necesitan de mayores instancias de intercambio entre gobiernos, empresas y sindicatos para acercar posiciones, en un equilibrio donde las innovaciones empresariales que buscan incrementar su rentabilidad y productividad no pongan en riesgo la continuidad y los derechos laborales de las personas. En ese contexto, el papel de la universidad es clave porque cuenta con los equipos de investigación necesarios para trabajar en estas temáticas.
SZ-: En términos de TICs están dadas las condiciones generales de base para comenzar a delinear políticas públicas y privadas al respecto. Es claro que hay deficiencias en cuanto a capacitación, a definición de modelos adecuados de teletrabajo para cada organización y a infraestructura de internet, pero no son obstáculos insalvables. Las tecnologías usadas en estos ambientes remotos son muy accesibles para la mayoría de las organizaciones, independientemente de sus características. Entiendo que la experiencia de aislamiento por la cual ha pasado la sociedad servirá para poner en consideración la modalidad de teletrabajo como una alternativa válida. Hay aspectos beneficiosos de ella. Siendo bien planificada, consensuada y adaptada a cada contexto laboral pueden redundar en mejoras de la calidad laboral y de la productividad.
Teletrabajo e investigación en UNSJ: El proyecto “Mercado de trabajo, conflictividad laboral y juventudes gremiales” es un proyecto interno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ con sede en el Instituto de Investigaciones Socio-económicas y el Gabinete de Estudios e Investigaciones en Sociología de la carrera de Licenciatura y Profesorado en Sociología. Allí se aborda la dinámica del empleo y la conflictividad laboral, junto con las alternativas en relación al trabajo y el empleo que despliegan las juventudes gremiales. Allí está también el Grupo de Investigación sobre Empresas, Sindicatos y Trabajo, que incluyen investigaciones sobre militancia gremial en mujeres y trabajo de plataformas. También en el IISE se encuentra el proyecto “Empleos atípicos: nuevas modalidades de trabajo, presentes en las actividades laborales insertos en el sector servicios, en la Provincia de San Juan”, dirigido por la Mg. Susana Giménez, que investiga las nuevas modalidades de trabajo en el sector servicio en la sociedad de la información, también llamado Sector cuaternario.
Las interacciones (mensajes, asignación de tareas, revisiones, colaboraciones, etc.) que emergen durante el proceso de desarrollo de software bajo la modalidad de teletrabajo, son almacenadas en repositorios de software, como por ejemplo Github, JIRA, etc. El Instituto de Informática de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ejecuta el proyecto de investigación “Aspectos Humanos del Desarrollo Global de Software”, en cuyo contexto se extraen y analizan datos desde aquellos repositorios. Esos datos se convierten en indicadores de cohesión grupal, colaboración, productividad, grado de éxito, etc., que ayudan a los líderes de proyectos de software a tomar decisiones. Este mismo modelo de medición y evaluación puede ser aplicado a otros sectores productivos tanto de bienes y servicios, siendo una herramienta valiosa para la gestión en organizaciones que pretendan implementar teletrabajo.
Revista La U – UNSJ