Educación especial: el desafío académico de la inclusión

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Los avances culturales que se han registrado en el mundo convocan a las Universidades a producir actualizaciones en sus propuestas de formación con más frecuencia. Por eso, en el campo de la inclusión, el compromiso que se asume trae aparejados cambios sustanciales. En el caso de la Educación Especial, los avances en la comprensión del sujeto de estudio, su relación con el contexto y la responsabilidad que le cabe a las instituciones implicadas, requiere de una revisión significativa.

Uno de los desafíos más importantes que tiene planteada la educación en el Nivel Superior, es el logro de una mayor conexión entre la formación y el desarrollo profesional de los estudiantes, lo cual significa acercar las distancias que existen entre dos ámbitos, el académico y el laboral, el sistema formativo y el productivo. Sin duda este es un factor que interesa a todas y cada una de las materias, seminarios y talleres por los que transitan los alumnos. No es una cuestión que compete a las últimas etapas formativas, sino al colectivo formador, desde el comienzo mismo.

La Educación Especial hoy plantea nuevos retos y convoca a los profesionales que se desempeñan en la misma a producir cambios significativos en sus prácticas y ampliar su radio de influencia educativa, no sólo por las modificaciones que se vienen desarrollando desde hace más de cuatro décadas a partir de concepciones renovadas sobre su objeto de estudio, sino también por las necesidades de inclusión y diversidad que la sociedad viene generando. Asimismo como área del conocimiento está entonces comprometida en este proceso para producir cambios sustantivos y ampliar su mirada hacia espacios de mayor diversidad y complejidad.

Como modalidad del sistema educativo, que surgió desde un paradigma donde se privilegió el abordaje individual, en la creencia que esa era la mejor prestación que se podía brindar, continuó así gran parte de su historia. Sin embargo la realidad y el avance científico, académico y el sujeto mismo de su atención, llevó a que se comenzara a valorizar y reconocer el contexto como parte constitutiva y necesaria de la situación. Es decir, desde lo individual a lo social, desde lo que falta a lo que hay, desde el déficit en un extremo a la integración después, para llegar en las últimas tres décadas a la inclusión.

Por este motivo hemos proyectado un nuevo enfoque en las carreras de Profesor y Licenciado en Educación Especial, con la orientación en las áreas de la discapacidad intelectual y sordos; enfocándonos en en la educación y escuela inclusiva, comprendida esta como la capacidad del Sistema Educativo de atender a todos los estudiantes sin exclusión de ningún tipo.

Esta propuesta, lleva además la convicción que la concepción de las Carreras universitarias como ámbitos exclusivos que sostienen y defienden su espacio como únicos capaces de dar respuesta a toda problemática que se presenta ha dejado paso a la transdisciplinariedad.

Hoy se sabe que el conocimiento se enriquece en los intercambios y que la mirada del mismo objeto desde otro campo del conocimiento permite plantearse nuevos interrogantes y nuevas formas de encararlo. En nuestra Universidad entendemos que la posibilidad de contar con una Carrera de Profesorado y otra de Licenciatura, ambas en Educación Especial, a la vez que con una Licenciatura en Ciencia de la Educación, propone nuevas perspectivas que abren un abanico pluralista e inclusivo, lo cual, sin duda repercute en el desarrollo profesional, por el amplio espectro que representa la posibilidad de compartir conocimientos y problemáticas que acercan, a la vez que permiten comprender la diferencia dentro del abanico de la diversidad.

Magister Francisco Arri – Director Area Educación – FCEDS

Dr. José María Tomé – Profesor consultor en la carrera de Ed. Especial

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