Docente inventó un auricular para enseñar a leer

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Unas horas antes de que el gobernador Juan Manzur inauguró el III Congreso Internacional de Educación de su gestión, en el Club Caja Popular algunos conferencistas extranjeros inspeccionaban el escenario y probaban el equipo de sonido. Mientras tanto, La Gaceta charlaba con ellos y los traductores lidiaban con palabras en inglés, árabe, griego y portugués. Lucienne de Castro Gomes, inventora del “susurrófono”, estaba expectante: “quiero compartir aquí mi proyecto, que tuvo mucho éxito en Brasil y ayudó a muchos niños con dificultades de lectura”.

“No leo bien portugués”

Gomes es profesora de inglés en la escuela pública José Madureira Horta, en Belo Horizonte, Minas Gerais. Cuenta que en 2016, cuando comenzó a trabajar en escuelas de bajos recursos, chocó con la realidad de niños que tenían muchas dificultades para hablar y leer en inglés. Poco tiempo después, mientras trataba de enseñarles ese idioma, uno de sus alumnos le dijo: “yo no sé leer bien en portugués y ¿usted quiere que yo lea en inglés?”.

La visión de Gomes sobre el aprendizaje del idioma cambió en ese instante: tenía que encontrar otro método de enseñanza.

El susurrófono

“Eso no era normal -analiza Gomes- porque un niño de 11 años que no sabe leer en su idioma nativo no representa sólo un problema para el Gobierno o la escuela, sino que es un problema mío como profesora y también de la sociedad. Yo no podía fingir que no lo había escuchado”. Entonces Gomes comenzó a investigar sobre herramientas educativas para mejorar la lectura y encontró el WhisperPhone, un auricular de retorno de voz que permite al alumno escuchar, amplificadas, sus propias palabras.

En el sitio de compras web Amazon, un paquete de 12 WhisperPhones cuesta alrededor de U$S 100. Gomes explica que los docentes de las escuelas públicas brasileñas no ganan mucho dinero, por lo que era muy difícil para ella acceder a los aparatos. “Después de hacer cuentas con mi marido, decidimos comprar los WhisperPhones, pero cuando quisimos hacerlo nos dimos con que Amazon no envía ese producto a Brasil”, relata.

Aunque estaba frustrada por no poder adquirir los dispositivos, Gomes no se dio por vencida. Se lo ocurrió que podía fabricar uno casero, y diseñó un aparato simple, hecho con tubos de PVC. Cuando lo llevó al aula, sus alumnos lo bautizaron o sussurrofone, el susurrófono. En moneda brasileña, si hubiera comprado el paquete de 12 WhisperPhones, habría gastado casi R$ 400. En cambio, hacer un susurrófono cuesta R$ 2 ($ 23); el paquete equivalente de 12 susurrófonos, R$ 24 ($ 280).

Vivir para contarla

Ayer por la mañana Gomes dictó la primera conferencia en el Club Avellaneda, donde 2.400 docentes conocieron su invento. Según explicó Gomes en su exposición, en la práctica el susurrófono les permite a niños vergonzosos o con dificultades de lectura mejorar su pronunciación y su comprensión de texto. “El niño vergonzoso susurra y el aparato amplifica el sonido: como sus compañeros no lo oyen, él puede mejorar su concentración y adquirir seguridad, porque nada interfiere en su lectura. Y todos los alumnos mejoran la pronunciación porque perciben sus propios sonidos, su propia afluencia”, transmite Gomes.

Además de los chicos que cursan la educación básica, en Brasil al susurrófono también lo usan adultos con mala dicción, niños con déficit de atención y dislexia y hasta cantores y actores. Y Gomes compartió el video de una niña con síndrome de Down y problemas de audición que aprende inglés con el susurrófono.

En el Club Avellaneda, a los docentes tucumanos les agradó el invento. Graciela Díaz, maestra de nivel inicial de 58 años, estaba entusiasmada: contó que ya quiere implementarlo en sus clases.

La Gaceta


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