Cómo trabajan los docentes en las cárceles de Mendoza

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En el sistema penitenciario afirman que aún no saben cómo surgió el motín del miércoles a la noche, dentro de un aula en la cárcel de Almafuerte, en Cacheuta. La toma de rehenes a un guardiacárcel y a un maestro, invita revisar el sistema educativo dentro de las cárceles de Mendoza.

La titular del Sute (el sindicato que representa a los docentes estatales), Carina Sedano manifestó su preocupación: “Quedaron expuestas todas las falencias, las cuales recién salen a la luz cuando se llegan a estos casos extremos”.

Sedano sostiene que “los docentes están trabajando sin políticas hacia la modalidad contexto de encierro. Tanto de seguridad, como de contención psicológica al docente, que es quien que empatiza con el alumno privado de libertad”, dijo a MDZ.

Fuentes del sistema carcelario aclararon que este motín de Almafuerte fue pacífico y que el maestro de primaria que había sido tomado de rehén está bien. El mismo comité de crisis que desarmó el levantamiento de presos debe ahora investigar y determinar qué ocurrió.

Por otra parte, el Estado debe garantizar salud y educación a todos los internos. Las cuatro personas que el miércoles organizaron el motín carcelario con armas punzantes caseras estaban cumpliendo cadena perpetua; pero tienen el mismo derecho que el resto de completar la primaria.

Jornada en contexto de encierro

Cuando un docente llega a una cárcel para cumplir su jornada de trabajo entra por conserjería. Como a toda persona que viene desde afuera, se lo requisa. Allí debe dejar objetos personales de valor y “cualquier elemento prohibido dentro de la cárcel”, incluso dinero.

DENTRO DE LAS CÁRCELES FUNCIONAN AULAS DE PRIMARIA Y SECUNDARIA.

Si se trata de un educador nuevo, llega al aula acompañado por un guardiacárcel. Eso ocurrió el miércoles con el maestro que hace poco empezó a trabajar en el Centro de Educación Básica de Jóvenes y Adultos (CEBJA) que funciona en el penal de Luján.

Quienes ya llevan un tiempo dando clases dentro de la cárcel ingresan sin seguridad.

El objetivo es que las aulas de adentro se parezcan todo lo posible a las de afuera. Incluso si se queda un guardia (como el día del motín), nunca debe estar armado.

Los presos no toman clases todos los días. Tanto si están estudiando la primaria (que son mayoría), como si quieren terminar la secundaria, reciben cartillas de tareas que deben completar. Y asisten al aula una o dos veces por semana.

Como se trata de un trabajo docente de riesgo, la Dirección General de Escuelas paga un 110% de zona. Es decir que quienes se animan a tomar horas en las escuelas de las cárceles tienen el doble de salario.

Derecho a estudiar

El acceso a la educación es un aspecto fundamental para la resocialización de quienes cumplen condena entre rejas.

Del total de 58.000 personas que están privadas de la libertad en Mendoza, poco más de dos mil estudian. No todas pueden hacerlo, porque no existe la estructura adecuada. Este año el cupo fue de 2.300 estudiantes, según informó la DGE.

En 2022 egresaron 178 estudiantes del nivel primario, 51 del nivel secundario (CENS) y 308 estudiantes que participaron en los talleres pertenecientes a los Centros de Capacitación para el Trabajo (CCT).

También la Universidad Nacional de Cuyo, da la posibilidad de estudiar dentro de las cárceles. El año pasado 201 presos estudiaron carreras de grado.

Mdzol.com


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