Cinco equipos de estudiantes argentinos crearon pequeños satélites que alcanzaron 400 metros de altura

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Estudiantes secundarios de cinco escuelas de diferentes provincias llegaron al Centro Espacial Teófilo Tabanera en esta ciudad en el marco de la iniciativa Cansat Argentina, organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). Como parte de ese proyecto, los estudiantes lograron lanzar “pequeños” satélites –el tamaño no supera el de una lata de gaseosa–, que construyeron para aprender el proceso de creación de una misión satelital y promover vocaciones científico y tecnológicas.

Este jueves lanzaron sus misiones a bordo de cohetes, que alcanzan una altitud aproximada de 400 metros. Luego recuperan los Cansat –combinación de las palabras inglesas, “Can” (lata) y “sat” (satélite)–, y descargan y procesan la información generada. La experiencia culminará este viernes.

Los cohetes despegaron con pequeños satélites hechos por estudiantes
Los cohetes despegaron con pequeños satélites hechos por estudiantes

En esta segunda edición, se inscribieron 490 equipos de 23 jurisdicciones. Se trata de una competencia internacional impulsada por varias agencias espaciales del mundo, entre ellas la NASA y la ESA, de Europa. En la Argentina, apoyaron su realización las empresas VENG (especializada en actividad aeroespacial), el Invap y SpaceSur (ingeniería de software y soluciones aplicadas a todo el ciclo aeroespacial), las universidades nacionales de San Martin y de Córdoba (UNC) y el Ministerio de Ciencia de Córdoba.

Vladimir Chury, estudiante del colegio San Roque González de Santa Cruz (Concordia, Entre Ríos), cuenta que trabajaron “todo el año para llegar a esta instancia” y afirma que la experiencia “superó las expectativas”. La misión Saint Exupéry, que impulsaron, está relacionada al parque San Carlos donde hay un “castillo” y es el lugar donde aterrizó el piloto y autor francés cuando su avión falló. “Medimos la contaminación sonora; grabamos parte del audio para rescatarlo en el Cansat y analizarlo”, explica a LA NACIÓN.

Cóndor Salvaje es el grupo tucumano del Instituto Técnico de Aguilares que centraron la misión en la problemática “muy importante” de la zona, la quema de caña de azúcar. “Es una experiencia muy interesante; nueva para nosotros. El año pasado habíamos participado, pero no llegamos a esta instancia”, cuenta la estudiante Juanita Bornes.

Giuliana Lodolo, del Colegio Nacional Monserrat de Córdoba, comparte el entusiasmo de sus colegas. Con su equipo Novationes, realizaron la misión Dust Busters para estimar los índices de contaminación atmosférica producida por el tránsito vehicular. “Nos enfocamos en el polvo que generan las pastillas de freno de los vehículos, que liberan al aire partículas de 2.5 micras (muy pequeñas en comparación, por ejemplo, con cabello humano, que miden 50 micras). Este polvo que respiramos daña la salud de las personas”, resume.

Otro equipos fue el de la EETP Nº 643 “Granaderos de San Lorenzo” (Roldán, Santa Fe) con la misión Microplásticos, que apunta a estimar los índices de este material en el aire. “Nos pareció interesante porque existen pocos estudios a nivel global sobre esta problemática, que puede afectar la salud de las personas”, resume Camilo Bondi.

Los despegues se hicieron en Córdoba en el Centro Espacial Teófilo Tabanera.
Los despegues se hicieron en Córdoba en el Centro Espacial Teófilo Tabanera.

Hyperion es del León XIII de la ciudad de Buenos Aires con su misión Luminet, para analizar los índices de contaminación lumínica. Sol Teglia, integrante del equipo, sostiene que estos meses fueron “muy enriquecedores. Tuvimos que hacernos expertos en diferentes disciplinas que abarca el proyecto, como programación. Estamos muy emocionados”. El próximo año planea ingresar a la carrera de ingeniería aeroespacial en la UTN.

En diálogo con los estudiantes, el ministro Daniel Filmus sostuvo: “La educación se trata de abrir caminos y oportunidades, y ustedes pudieron aprovecharlas. Es fabuloso ver que la escuela pueda generar pasión y voluntad de aprender. Creo que en la Argentina la educación secundaria tiene que avanzar hacia educar por proyectos, a los que se puedan aplicar distintas materias para buscar soluciones sobre temas diversos, como el aeroespacial”.

“Los cambios que vienen hacia adelante son enormes y van a ser cada vez más rápidos. Es fundamental que los y las jóvenes puedan incorporarse a investigar esos cambios, más en el tema aeroespacial”, agregó.

Lanación.com


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