Los y las paleontólogos/as del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la UNSJ aún deben estudiar en profundidad el significado de esa cama de huesos hallada en Ischigualasto en septiembre de 2018.
La primera interpretación que tienen es que es producto de una gran sequía ocurrida hace unos 220 millones de años. En ese período de sequía debió haber lagunas que se fueron consumiendo. Allí, las manadas de herbívoros se quedaron alrededor del agua por no contar con ese recurso en otro lugar. Se amontonaron y, con la sequía, se fueron debilitando y murieron allí. Esa situación de vulnerabilidad debió haber sido aprovechada por depredadores de herbívoros más débiles, depredadores que, a su vez, pueden haber muerto ante la defensa ejercida por aquéllos. Así pudo haberse formado esa mezcla de restos enterrados de diferentes animales.
Esos huesos de animales prehistóricos, pegados unos a otros, hallados por científicos de la UNSJ, brindan información de lo que ocurrió en un interregno de 16 millones de años, entre dos etapas paleontológicas.
La estructura construida, provisoria, viene a proteger este tesoro científico.