A cada lado, siete libros. Una percha al revés atraviesa las dos pilas y la cámara del celular se hace lugar entre una rendija mínima. Un velador y una hoja. «Ese es mi estudio», dice entre risas Micaela Beloqui desde Mar del Plata. Allí da clases de matemática en cuatro secundarias públicas, pero en sus ratos libres también hace videos.
Empezó en agosto de 2012. Hasta entonces daba clases particulares en su casa, pero el nacimiento de su tercer hijo complicó las cosas. «Se me hacía complicado recibir chicos en casa y en el barrio no había profes de matemática. Me daba una impotencia bárbara. Entonces empecé a grabar las explicaciones con el celular. Cuando llegaba la fecha del examen, ellos me decían lo que necesitaban. Es una ayuda extra que nunca va a reemplazar a la educación presencial. Los chicos, sobre todos los más vulnerables, necesitan la contención del docente», cuenta a Infobae.
En un momento se dio cuenta de que no era solo los alumnos de su barrio los que miraban su contenido. Su audiencia escaló, incluso hasta llegar a madres que querían ayudar a sus hijos con matemática. Hoy tiene más de 260 videos publicados. Su canal de Youtube -Micaela Matemática Simple- suma 35 mil suscriptores y más de 13 millones de reproducciones. La principal ventaja, dice, es que los chicos van porque quieren. No lo hacen por obligación.
De hecho, en un mar interminable como Youtube, los videos educativos se convirtieron en contenidos estrella. Según datos provistos por la compañía, de los 2 mil millones de usuarios que se loguean por mes, 7 de cada 10 buscan aprender y comparten a diario más de un millón de videos. A los educadores virtuales los llaman «edutubers».
Félix Díaz es profesor de filosofía y también ahora edutuber. Como profesor, sentía que a sus alumnos les faltaba un refuerzo a la hora de estudiar. Pensó que hacer videos que fueran solo audios con él resumiendo el contenido podía resultar. Y resultó: los resultados académicos mejoraron. «Al tiempo que vi que no solo mis alumnos consumían los videos. Tenían miles de reproducciones. Vi que era un nicho que nadie estaba explotando», dijo.
Así le dio forma a su canal, «Resúmenes Entelekia», que tiene 46 mil suscriptores y más de 6 millones y medio de reproducciones. Se trata de resúmenes de distintos temas: filosofía, pedagogía, ciencias sociales. Félix no sale en cámara. Despliega imágenes con su voz de fondo. Producir cada video le lleva entre 45 minutos y una hora, pero sintetizar grandes temas le puede demandar días.
«Obviamente Youtube no reemplaza a la educación formal, que tiene el feedback en el momento. En clase levantan la mano y preguntan. Acá dejan un comentario que puede tener cierto delay. Pero sí es un complemento muy útil», consideró. Y reconoció que el dinero que gana con sus videos, más su sueldo como docente, le permiten llegar a fin de mes.
Para lograr ingresos, los canales deben formar parte del Programa de Socios y cumplir con una serie de métricas: al menos 10 mil visualizaciones, mil suscriptores y 4 mil horas de reproducción durante el último año. Con esos requisitos, los «creadores» -tal como los llama Youtube- pueden monetizar sus contenidos con anuncios, ofreciendo suscripciones pagas o productos.
Para Alberto Vignoni, creador de un canal homónimo, se convirtió incluso en su principal fuente de ingreso. Sus videos giran en torno a tres ejes: contabilidad, inteligencia y desarrollo personal. «Apunta más que nada a estudiantes que tienen que recibirse sí o sí. Entonces necesitan los videos», planteó.
El profesor empezó a hacer videos después de que sus clases particulares perdieran alumnos. Los costos y la distancia complotaban. A eso se sumaba la dificultad para concentrarse. «Hay mucha distracción en la educación presencial. Y la peor distracción es el celular. Los destruyó a los chicos. El tema de tener un video que sea divertido, sencillo y convincente los lleva a concentrarse sí o sí. Por el mismo canal que ellos están distraídos encuentran la solución», remarcó.
Hoy su canal tiene 70 mil suscriptores y suma 9 millones de reproducciones. Dice que recibe 30 mails por día, que responde al momento, por más que esté en la playa. «Me dicen: ‘necesito estado de flujo de efectivo ajustado por inflación. ¿Me puede hacer diez videos a mi medida?’ Le pregunto qué base tiene y me encierro tres días de 2 a 6 de la mañana a generar el contenido».
El pasado 29 de julio, 170 edutubers se juntaron en Río de Janeiro, en una nueva edición de la EduCon. «El evento es mucho más que una capacitación de YouTube. Es un espacio para conocer a otros creadores de la región, donde todos pueden expresarse, compartir experiencias, aprender el uno del otro. La manera en que las personas aprenden y los profesores educan está evolucionando hacia contenidos multiplataformas», consideró Antoine Torres, responsable de alianzas de contenidos de educación para YouTube en América Latina.
Uno de los concurrentes argentinos a la EduCon fue Damián Pedraza. Damián estudia ingeniería electrónica y fue ayudante de cátedra en la Universidad de La Plata. Sus propios compañeros le decían que era muy claro para explicar y pensó en hacer un contenido de calidad que «quede para siempre», que vaya más allá de lo que dure una clase.
Entonces creó su canal, El Traductor de Ingeniería, que hoy tiene 167 mil suscriptores y más de 5 millones de reproducciones. Sus videos se orientan, principalmente a matemática. Busca que «cualquiera pueda entender» derivadas, números complejos, integrales, funciones. La masividad de Youtube le permite llegar a distintos países. De hecho, el 50% de su audiencia es de México. Después sigue Perú y recién, en tercer lugar, Argentina.
«Ningún extremo es bueno. Ni decir basta de escuela y quedarse con Youtube, ni desatender que hay una plataforma masiva donde están los chicos», dijo. «Trato de no solo transmitir conocimiento, sino hacerlos reflexionar y enseñarles a pensar, a cuestionar. Si piensan las cosas, terminan entendiendo. Esa es la magia que me gusta generar».
Infobae