Qué son los recreos virtuales y por qué fueron claves para los alumnos durante la pandemia

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«Cuando terminaron las vacaciones de invierno recibimos un email que decían que en esta nueva etapa los chicos tendrían recreos virtuales los miércoles, con actividades libres», cuenta Patricia Pane, madre de Benicio, de 8 años, alumno del colegio Winter Garden, ubicado en Victoria, San Fernando, provincia de Buenos Aires.

No es el único: fueron varios los padres y alumnos que durante estos últimos meses se sorprendieron con propuestas similares. Milagros Mizzau, de 16 años, y alumna del Instituto Victoria Ocampo, ubicado en Avellaneda, cuenta con orgullo que en su colegio tienen, desde abril, «TE», que significa: Tiempos de Esparcimiento. «Los hacemos en el cambio de hora, entre una materia y otra. Se trata de videollamadas en las que participan directivos, profesores y alumnos. En este espacio se nos ocurrió realizar un proyecto con dos compañeros para hacer un concurso de Tik Tok. El objetivo principal fue que todos estemos cerca, a pesar de la distancia. El resultado fue muy bueno porque participaron un montón de chicos y logramos compartir un lindo momento, nos vimos a través de la pantalla y nos reímos mucho», cuenta.

«Yo participo de los TE porque es una forma de estar juntos a pesar de la pandemia de coronavirus, nos acompañamos entre todos y nos sacamos una sonrisa mutuamente. Es un lugar en el que nos divertimos y nos olvidamos de lo que pasa a fuera. Como decimos nosotros: este espacio es un mimo al alma», agrega Gianella Gaudio, de 15 años, también alumna del colegio de Avellaneda.

Es que la cuarentena extendida y un horizonte aún poco claro respecto de la vuelta de las clases presenciales para todos los niveles obligó a los colegios a repensar las clases virtuales y contemplar, también, momentos de ocio, diversión y diálogo. Estos espacios se volvieron muy importantes después de más de 200 días de aislamiento social.

Tuvimos que pensar en qué nos hacía sentir parte de la escuela y pertenecer a un grupo humano con el que tenemos redes afectivas. Y en esa lista aparecieron los recreos

Verónica Caputi, directora de Innovación y del nivel Secundario en el Instituto Victoria Ocampo

«En el colegio de mis hijos tienen recreos virtuales. Es genial escucharlos reírse con sus amigos. Los docentes y preceptores le ponen mucha onda. Además de la realización de los recreos los docentes nos llaman a casa para consultar cómo estamos y chequear si tenemos alguna dificultad. Los profes armaron una banda de música que se llama ‘A marzo’ y en casa todos somos sus fans. También me parece importante que les preguntan a los chicos cómo se sienten y cómo están con la nueva modalidad de clases. El colegio es mucho más que solo aprender contenidos académicos y estoy muy contenta con cómo nos están acompañando», relata Eliana Lires, de 43 años. Ella es la madre de Morena, de 12 años, y Federico, de 16 años. Ambos asisten al Instituto Monseñor Dillon, del barrio porteño de Caballito.

Patio virtual: para contenerse y divertirse

El Instituto Monseñor Dillon realiza recreos virtuales semanalmente que duran una hora. «A veces se prolongan más cuando los chicos quieren seguir hablando. Los llevan adelante los preceptores, pero participan también los tutores y directivos. Allí los chicos conversan sobre sus familias, actividades que realizan durante el aislamiento, cómo les va en las materias. Además se recomiendan mutuamente series, películas, canciones. Arman torneos de juegos como Tuti-fruti y Rosco. Suelen citarse con consignas determinadas, por ejemplo que usen gorros, que muestren su mascota, o la pared preferida de su cuarto», detalla Ariel Jorge Pasquette, rector del nivel secundario de esta institución.

Según Pasquette esta actividad es sumamente valorada por los alumnos, los docentes y sus familias. «Se suman en las propuestas; se ríen; participan de los juegos y muchas veces no quieren que los recreos terminen. Es una iniciativa que contribuyó enormemente a sobrellevar estos meses tan duros», señala.

Los recreos virtuales son valorados por los docentes, los alumnos y sus familias; las propuestas incluyen juegos, canciones y charlas en medio de los difíciles tiempos de la pandemia de coronavirus
Los recreos virtuales son valorados por los docentes, los alumnos y sus familias; las propuestas incluyen juegos, canciones y charlas en medio de los difíciles tiempos de la pandemia de coronavirus Fuente: LA NACION

Verónica Caputi, directora de Innovación y del nivel Secundario en el Instituto Victoria Ocampo reconoce que su gran desafío, en la cuarentena, no fue solo dar clases en forma online si no poner toda la escuela en línea.«Tuvimos que pensar en qué nos hacía sentir parte de la escuela y pertenecer a un grupo humano con el que tenemos redes afectivas. Y en esa lista aparecieron los recreos, que nosotros los llamamos ‘tiempos de esparcimiento’. Son bloques que en la modalidad presencial la lideran los alumnos y no quisimos perder ese espíritu durante la cuarentena», dice.

La escuela secundaria donde concurre mi hija no incluye recreos virtuales ni momentos para que se encuentren los alumnos con algún objetivo que no sea académico. Me parece importante que esto cambie

Cecilia Calós, psicóloga

Durante la cuarentena quienes convocaron para realizar los TE fueron los profesores. Ellos hicieron una batalla de rap o ‘de gallos’ entre una preceptora y una profesora y desafiaron a alumnos. «A la semana siguiente se armó un concurso entre divisiones, con premios, diploma y medallas digitales. Después llegaron propuestas coordinadas por los alumnos como el concurso de Tik Tok que comentó Milagros. Y así vamos pasando de un TE a otro. Eso nos hace sentir que pertenecemos a un grupo como sujeto social. En esta misma línea en el nivel primario preparamos el show de los talentos. Lo transmitimos por streaming para todas las familias. Los chicos nos fueron mandando sus videos con lo que querían mostrar», señala Caputi.

Pero no todos los colegios tienen estos recreos o espacios lúdicos. Algunos padres, sobre todo de colegios públicos, se quejan por la falta de este tipo de momentos. «La escuela secundaria donde concurre mi hija no se incluye recreos virtuales ni momentos para que se encuentren los alumnos con algún objetivo que no sea académico. Además no habilitan espacios para hablar de lo que sienten los chicos, de lo que les sucede en este contexto. Las tutorías, que tenían en forma presencial, no están hoy en el esquema virtual. Me parece importante que esto cambie porque es muy importante que los chicos tengan un espacio para contar y compartir lo que les pasa», explica Cecilia Calós, psicóloga y madre de Uma, de 15 años. Ella prefiere no mencionar el colegio público al que asiste su hija pero le consta que son varias las instituciones públicas de la ciudad que están en la misma situación.

Calós relata que, incluso, se sintió mal cuando su hija se quejó por no sentirse escuchada por los docentes. «Dijo que los profesores solo están preocupados por si prenden las cámaras o se conectan. Además me contó que nadie les pregunta cómo están o si necesitan algo. Los espacios de recreación son esenciales para el desarrollo de la salud psíquica de los chicos y para contribuir al aprendizaje. El hecho de no tenerlo contribuye a perder el sentido de pertenencia a un lugar, y dejar de sentir de que ese lugar además de enseñar te cuida. Mi hija no es la única, este reclamo que escuché bastante», revela.

Caputi coincide con la gran importancia de estas actividades. «En este momento la escuela tiene que poder ser escuela en los múltiples lazos. Pensando en las relaciones entre el contenido, los procesos de aprendizajes y los procesos que modelen cómo gestionar las emociones propias y de otros, pensando en la construcción del bien común», concluye.

La Nación


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