El 2018 trajo un cambio de tendencia crítico. Tras casi ochenta años de crecimiento ininterrumpido, a excepción de lapsos muy efímeros, la matrícula privada cayó y, a su vez, volvió a subir la cantidad de alumnos en las primarias públicas. En concreto, de año a año, se sumaron 1.828 estudiantes a la gestión estatal y se perdieron 1.741 chicos en la privada, de acuerdo a los últimos datos oficiales difundidos.
«La variación es muy leve. Sin embargo, es un dato significativo porque se observa simultáneamente en ambos sectores e invierte un registro histórico que se percibe desde el comienzo de la década del cuarenta», señaló Leandro Bottinelli, director del Observatorio de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE).
La privatización de la educación argentina es un fenómeno de largo arrastre. A principios de los ’40, los alumnos de las primarias privadas solo representaban el 7,2% del total, pero el avance fue constante hasta dar el gran salto en la década del ’60. Después el crecimiento se mantuvo hasta una pequeña caída a principios de 2000, que pronto se revirtió en los doce años del kirchnerismo. En 2015, el 26,8% de los chicos de primaria iban a una escuela privada. Sus padres pagaban -pagan- por un servicio que tienen gratuito al alcance de la mano.
«Hay varios factores que explican la evolución de la privatización: fases de crecimiento económico y del empleo, evolución de las subvenciones a escuelas privadas, cambios en la estructura social, cambios en las representaciones de la familias, entre otros», explicó a Infobae Bottinelli.
Otra razón que se suele relacionar a la preferencia de las familias por la educación privada son los paros docentes, aunque ningún estudio comprobó que vayan de la mano. La matrícula en las escuelas privadas crece sin importar el grado de conflictividad entre los gobiernos y los sindicatos. Lo que sí parece inclinar la balanza es que en los colegios privados se suelen apegar más al calendario escolar que las públicas por problemas edilicios, ausencias de maestros y alumnos o por jornadas de capacitación. La elección, más bien, parece reducida a una percepción de calidad.
Pero 2018, el último año del que hay datos disponibles, marca una ruptura. El especialista asoció el cambio de tendencia a la crisis económica. «Es muy probable que se deba a la creciente incapacidad de la familias de solventar los costos de la educación privada, en el contexto de una recesión económica que se prolonga, con incremento del desempleo».
Al mismo tiempo que la escuela privada tuvo una pequeña caída, la gestión estatal dejó de perder alumnos. Pese a que el incremento es leve, en la última década, nunca había aumentado su matrícula. Entonces, ¿podría ser una buena noticia?
Ante la consulta de Infobae, fuentes del ministerio de Educación nacional la consideraron una «buena noticia». «Creemos que esta tendencia al crecimiento de la matrícula pública puede explicarse por la ampliación de la oferta educativa y por mejoras en los indicadores de calidad por las políticas que se están llevando adelante desde 2016», sostuvieron.
A su vez, desde la cartera educativa, destacaron «entre las políticas que contribuyen al fortalecimiento de las escuelas estatales» a la transformación de la escuela secundaria, al programa nacional de formación docente y a las Escuelas Faro que, plantean, ayudaron a mejorar resultados educativos en lengua.
Todavía sin análisis rigurosos, podría decirse que el cambio de tendencia estadístico es positivo, que vuelva a crecer la escuela pública, pero la principal razón que, se infiere, explica el fenómeno no lo es: recesión económica en vez de mejora en la valoración de las escuelas del Estado. Incluso, por la crisis, para este año y el que viene se espera que se profundice la tendencia: más chicos en los colegios públicos y menos en los privados.
Infobae