Números, fórmulas, operaciones aritméticas, figuras geométricas, seno, coseno, álgebra, cálculo. Matemáticas. Son palabras que ladran, pero no muerden. John Allen Paulos, en un hermoso libro llamado «Un matemático lee el periódico», dice que «las matemáticas se suelen enseñar del modo más abstruso» y que «muchas personas tienen ideas muy equivocadas sobre esta disciplina y no saben apreciar sus múltiples posibilidades de aplicación».
Paulos publicó el libro en 2004. Y de alguna forma -sin saberlo, obvio-, anticipó lo que ahora está ocurriendo en Argentina. El problema es que los chicos no aprenden matemática. Y el método que se usa desde hace varias décadas no consigue interesarlos.
Por eso, el Ministerio de Educación de la Nación, en una resolución que pudo escribir Paulos, propone cambiar el modelo y enseñar matemáticas de un modo diferente. Más lejos del pizarrón y más cerca de la vida de los chicos.
El Plan Nacional Aprender Matemática, que comenzará a correr el próximo año, busca innovar en la enseñanza. Por eso se van a enfocar en la formación de docentes para implementar estrategias metodológicas que les permitan trabajar de otra manera con los alumnos en algunas temáticas que suelen ser difíciles para ellos, como divisiones, fracciones, proporciones y ecuaciones
«Queremos dejar de lado la idea de estudiar para aprobar, que está muy instalado en los estudiantes», explicó Mercedes Miguel, secretaria de Innovación y Calidad Educativa, durante la presentación del plan Indicadores de Progresión de Aprendizajes Prioritarios de Matemática (IPAP), que ya fue aprobado por el Consejo Federal de Educación.
¿De qué se trata? Se realizará una capacitación docente que ofrezca nuevas estrategias para la práctica de la enseñanza en nueve contenidos específicos, cuatro para primaria y cinco de secundaria, que resultaron ser los menos comprendidos por los alumnos.
A nivel primario, son: representación de información en gráficos, fracciones (repensar, ordenar, sumar), áreas y perímetros de figuras planas y división con análisis del resto.
Y a nivel secundario, funciones (representación algebraica y gráfica); resolución de ecuaciones, probabilidad y permutación, y proporcionalidad en geometría.
El plan empezará en diez mil escuelas de todo el país, mitad primarias y la otra mitad secundarias. Y a cargo de su implementación habrá 650 formadores: 350 para nivel primario y 300 para secundario. La idea es que cada uno de ellos, a su vez, forme a cuatro grupos de 35 docentes, alcanzando un total de 75 mil maestros.
«Cada formador -que hará el curso en horas de trabajo- tendrá seis encuentros con sus docentes, donde discutirán cómo enseñan las matemáticas y en dónde encuentran mayor dificultad», explicó Hugo Labate, director nacional de Diseño de los Aprendizajes.
Las escuelas fueron seleccionadas a partir del Operativo Aprender, del que este lunes se está tomando la prueba en sexto grado de primaria. «Son las que menos puntaje sacaron en matemática y donde hay una necesidad más urgente», cuenta Miguel.
Quizá el mayor desafío estará en el aula. ¿Cómo implementar esta metodología en un país que lleva 70 años enseñando matemática de otra manera? Ahí se abre otro interrogante, ya que por un tiempo los dos métodos coexistirán. «Creemos que vamos a tardar cuatro años en llegar a las 46.000 escuelas que hay en todo país», calcula Labate.
¿Cuáles van a ser los cambios? Uno será dejar de lado los ejercicios automáticos. Y se van a plantear problemas reales, los cuales tendrán que ver con la economía cotidiana de los chicos. También, los alumnos formarán grupos para encontrar soluciones, ya que el objetivo es que aprendan «haciendo, equivocándose y experimentando».
Habrá 650 formadores de docentes para evaluar los resultados del nuevo plan
«Hoy las fracciones y ecuaciones son símbolos abstractos en un pizarrón. Queremos empezar por darles a los chicos un contexto para que entiendan su uso. Si hay que dividir, por ejemplo, la idea es que lo hagan con objetos reales. Así entienden que la matemática es una herramienta para interpretar la realidad», comenta Labate.
Otra estrategia va ser dividir el contenido pedagógico, entre saberes necesarios y complementarios. Esto se hace porque mayormente los docente no llegan a dar toda la materia en un año escolar, y muchas veces se apuran y la dan mal, «con lo cual los chicos no aprenden», resaltó Alejandro Finocchiaro, ministro de Educación.
Entre los especialistas en Educación hay algunas dudas. Si bien acompañan la reforma, sostienen que faltan cosas por hacer. «Habría que trabajar mucho más con los docentes y los resultados de las pruebas. Para saber qué no están entendiendo los alumnos», opina Gustavo Iaies, licenciado en Ciencias de la Educación. Y sobre la nueva metodología, advierte: «Hay que tener cuidado de que no se transforme en ‘la metodología’ de Estado».
Clarin