Este 11 de septiembre se conmemora el «Día del Maestro» en homenaje al sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento, el «Padre del Aula», en el aniversario de su fallecimiento.
San Juan, cuna de la educación en la Argentina y de referencia en diversos lugares del mundo por la figura de Domingo Faustino Sarmiento, reconocido como el Maestro de América, desarrolla hoy una fuerte política centrada en la educación de los ciudadanos, donde una vez más sus protagonistas son «los maestros».
Hoy conmemoramos la figura y obra del Padre del Aula, aunque este año 2020 se destacará en la historia. La pandemia de COVID-19 obligó a los maestros a no estar en las escuelas de forma presencial, lo que trajo nuevos desafíos para estudiantes, familias y maestros, pero implicó principalmente el distanciamiento presencial entre docentes y estudiantes; quizás ese sea el mayor impacto que esta emergencia sanitaria originó. En este contexto, los maestros debieron pensar, repensar, andar y desandar sus propias prácticas y aprendizajes, desafiando sus propios conocimientos, lo conocido, lo aprendido durante largos años de estudio y de experiencia, para construir nuevos modos de enseñar y vincularse con sus estudiantes.
Todo este esfuerzo se desarrolló mientras algunos criticaban y juzgaban desconociendo todo lo que se debía priorizar, valorar y para llegar a todos aún donde las condiciones no eran iguales para todos. Esta pandemia que causa incertidumbre y dolor, reveló la importancia del trabajo del maestro.
Los padres, las familias dimensionaron la tarea del docente, cuántas horas y días destina una maestra para que letras y silabas se unan en palabras y luego puedan identificarlas en la lectura. Cuántas veces la «seño» tiene que empezar de nuevo la explicación tras escuchar que la historia de cómo perdió el lápiz o lo bueno que es ir a la casa de la abuela, para recién reiniciar la clase. Nuevamente se reconoció el trabajo que realizan hombres y mujeres con una invaluable responsabilidad de forjar la sociedad del presente y futuro.
Este año no se realizarán los tradicionales actos escolares en el patio de la escuela, ni los chicos llevarán regalos o flores, pero en cada hogar que debió convertirse en un «aula» se destacará la tarea del docente, recobrando el valor que tuvo siempre.
Ser maestro hoy significa ser un profesional docente que no solo necesita conocer y manejar tecnologías, sino esencialmente escuchar con atención a sus estudiantes, recuperar hábitos y conocimientos, sobre todo enseñándoles a vivir en una nueva realidad, fortaleciendo habilidades, competencias, valores y principios para ser un buen ciudadano. Una vez más el rol del maestro enfrenta nuevos desafíos, pero también como nunca se ha convertido en un protagonista de la sociedad que tiene la enorme responsabilidad de formar personas en tiempo de pandemia.
Maestros por elección, vocación y pasión
Mabel Maturano: docente desde hace 20 años
Escuela de Educación Especial Juana Azurduy de Padilla, departamento 9 de Julio.
“Elegí esta carrera por vocación, amor y respeto al otro. La elijo cada día porque nos brinda nuevos desafíos, un trabajo en equipo, partiendo desde donde los alumnos pueden para llegar a donde necesiten. Fomentando la alegría, creatividad e imaginación”.
Laura Olarte: docente desde hace 24 años
Escuela de Educación Especial María Montessori, departamento Caucete y en la Escuela República Argentina Anexo Educación Especial en Bermejo, departamento Caucete.
“Ser docente engloba a todas las otras profesiones, más aún cuando se trabaja con personas con discapacidad. Es plenitud, un desafio constante, sumado al trabajar en zonas rurales donde la inocencia de los alumnos y necesidades están presentes siempre, así como su cálida gratitud que fortalece nuestro compromiso de ser docente. Sigo eligiendo ser docente, hay mucho para seguir construyendo por una educación inclusiva, aún en la distancia, para que los alumnos puedan acceder a aprendizajes con igualdad como lo merecen. En la docencia transitamos diferentes caminos pero con una sola meta que es dar cada día respeto, acompañamiento y conocimiento».
Maria Valeria Salinas: desde hace once años ejerce la docencia
Escuela República Argentina, Anexo Casas Viejas.
«Hace 11 años que soy docente, los últimos cinco en esta escuela. Mi meta fue ser docente, trabajar con los pequeños y proyectar un futuro mejor. La docencia siempre me da satisfacción; los alumnos, sus familias, son tantos momentos hermosos que hacen que cada día vuelva a elegir esta amada profesión».
Analía Castro: hace siete años que ejerce la docencia
Escuela de Nivel Inicial ENI N° 32 “Camino del Inca”, Rodeo, Iglesia, en Sala de 4 años.
«Vivo en Jáchal y viajo todos los días a dar clases a Rodeo. Primero me recibí de maestra de grado y luego de maestra de Nivel inicial, con el compromiso de transmitir valores, afecto y esperanza. Se necesita mucha creatividad e imaginación para llegar a cada uno de los chicos, con sus tiempos y valoraciones».
Karen Herrera: lleva cuatro años en la docencia
Escuela Manuel Belgrano, Capital.
«Decidí ser maestra, es gratificante poder compartir conocimiento, enseñarles que en el estudio o a nivel personal siempre se compite con uno mismo, que hay que superarse cada día para ser mejor de que lo que se era ayer.Y que todo lo que se aprende es para sumar y poder alcanza el bienestar para todos».
Luciana Inés Sánchez Romero: ejerece desde hace un año.
Escuela Hipólito Yrigoyen, Desamparados.
«Elegí ser docente desde muy pequeña, sentía una gran admiración por mi seño de sexto grado. Fue la persona que marcó totalmente mi vocación, quería ser como ella, empática, creativa, lúdica, tenía una presencia única. La docencia es un trabajo gratificante y exigente, y en estos tiempos cuestionado por muchos. Quisiera ser como esa docente que marcó el antes y después en mi vocación. Espero tener la misma capacidad para ayudarlos a crecer, transmitirles valores y que pueden proyectar un futuro. Si me recuerdan por eso, mi tarea estará cumplida».
Eduardo Guerrero: ejerce desde hace 4 años la docencia
Escuela Clara Rosa Cortínez, Capital.
«Es una profesión que desarrollada con vocación permite transmitir pasión, valorando cada cosa que nos da la vida; que a veces no son las mejores, pero si se tiene la capacidad y voluntad se pueden transformar y esa es la mirada que se debe lograr que los chicos alcancen. Formamos una base, les damos herramientas porque son presente y futuro de esta sociedad».
Silvia Beatriz Riveros: 26 años en la docencia
Escuela Contraalmirante Eleazar Videla.
«Es una profesión noble, es la herramienta que da igualdad de oportunidades. La educación es fundamental para los niños y me gusta intervenir en ese proceso formando personas educadas, inteligentes y con valores, para que se puedan desarrollar y participar en la sociedad. Me apasiona ver la esperanza de que cada niño para lograr sus expectativas. Disfruto cada vez que puedo aportar y recibir el sentimiento de reconocimiento a esa enseñanza».
Juan José Perona: desde hace 16 años ejerce la docencia
CENS Ingeniero Luis Noussan de Albardón y colegios María Auxiliadora y Nuestra Señora de los Desamparados.
«Tuve docentes que marcaron mi vida con sus enseñanzas y con valores que son innegociables para el ser humano, como el compromiso, la responsabilidad, la humildad y el buen trato. La docencia fue adaptándose a los cambios educativos y transformaciones del país. Me gustan los desafíos, los docentes permanentemente nos reinventarnos, somos versátiles y nos adaptarnos a las diferentes realidades del sistema educativo. Y eso es lo más valioso que tiene la educación en San Juan. No es lo mismo ser docente en un espacio rural o urbano, en un contexto de vulnerabilidad o no, dar clases en la mañana o de noche, etc. Pero hay algo que un docente debe transmitir más allá de conocimiento, del lugar y del cómo da clases: es pasión, es el equilibrio entre el querer ser y el querer hacer. Ser docente es tratar de que nuestra sociedad sea un poco más justa, menos egoísta y mas culta».
Graciela Castro
Escuela Doctor Carlos Maria Biedma, Rawson.
«Desde que me recibí cada día decido ser docente por vocación de servicio; es la profesión más noble que nos permite compartir nuestro conocimiento, poder otorgar elementos para ir forjando nada menos que la vida y el futuro».
Magalí Reino: se desempeña como docente desde hace trece años
Es Licenciada en Gestión de las Instituciones Educativas y trabaja en los colegios Nuestra Señora de Tulum y Santa Teresita del Niño Jesús.
«Al conocer sobre la formación y la responsabilidad que adquiría al ser docente, supe que era esto lo que yo deseaba y es a lo que me quiero dedicar la mayor parte de mi vida. La enseñanza es un proceso complejo en cual se necesita una formación continua, una relación integral con los alumnos y la elaboración de estrategias didácticas para el proceso educativo, ofreciendo un servicio de calidad. La docencia me brinda alegría, escapo de la rutina, aprendo continuamente, me hace tener esa dosis de sentido del humor necesaria para hacer frente a cualquier situación, especialmente esa frescura que los adultos olvidamos y que trae infinitas razones para seguir riendo».
Carina Carrizo
Colegio Santa Bárbara, Jardín Estrellita de Belén, Pocito.
«Elegí ser docente porque desde chica disfruté jugar a ser la señorita y enseñar a los más chiquitos. Cada día de mi vida elijo esta hermosa profesión, porque es un trabajo gratificante que me permite innovar y evolucionar en mis prácticas pedagógicas pensando siempre en contribuir en la educación de los más pequeños».