En una pequeña sala de la ciudad de Miami, seis expositores -entre los que había referentes argentinos, cubanos, venezolanos, chilenos y bolivianos– debatieron durante más de una hora acerca de cómo el adoctrinamiento había ganado las aulas en varios países de Latinoamérica y se preocupaban por ver el mismo fenómeno ocurrir en los Estados Unidos.
“Acá se enfrentan dos visiones de la libertad: los liberales defienden la libertad del otro, la libertad del que es diferente. Por otro lado, las autocracias, los populista y la izquierda, que defienden la libertad de los propios. Pero los propios mutan y cambian -Mao purgó a los intelectuales-, porque la autocracia no puede tolerar la crítica, porque la desmorona. Tenemos un sentido de la libertad diferente (…) Quienes pensamos como nosotros, los liberales, hemos trabajado toda la vida para producir sociedades llenas de libertades, pero al final consentimos que hablen de esas sociedades y cuenten esas sociedades personas como Oliver Stone. No hemos defendido ni las conquistas ni a las personas que han logrado las conquistas,” decía desde el podio el diputado argentino y ex ministro de educación, Alejandro Finochiaro, invitado principal del evento, quien tras su alocución dejó un mensaje claro: para cambiar las cosas tenemos que involucrarnos.
“Esta no es una batalla de un país, es la batalla de un continente. La batalla cultural en la que todos tenemos que dejar de ser políticamente correcto y defender nuestros valores”.
Tras el discurso de Finocchiaro, llegó el turno de Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, quien explicó el contexto en el que este foro de Educación y Adoctrinamiento en las Américas se da.
“En este momento comenzó la Cumbre de las Américas en la ciudad de Los Ángeles, una reunión de jefes de estado democráticamente elegidos en la que se debatió si se invita a miembros de una dictadura, como lo son Cuba, Venezuela o Nicaragua”, afirmaba Sánchez Berzaín quien además confirmó que esas dictaduras latinoamericanas tienen embajadores como el gobierno argentino o el gobierno mexicano, abogando por ellos.
La jornada comenzó con Vladimiro Mujica, académico venezolano que actualmente ejerce como profesor en la Universidad Estatal de Arizona, quien describió cómo el régimen chavista entendió muy temprano que para controlar la sociedad debían controlar las universidades, haciendo del adoctrinamiento una política de estado.
“El caso de Venezuela es emblemático y nos sirve a todos para aprender de lo que pasó allí. Porque fue una versión mejorada -o mejor dicho, empeorada- de lo que ocurrió en Cuba”, indicaba Mujica.
Justamente entendiendo cómo el adoctrinamiento fue política de estado en regímenes como el castrista o el chavista, el académico y activista por la democracia en Cuba, Orlando Gutierrez, se expresó acerca de su preocupación por cómo las ideas de izquierda se han infiltrado en la educación en los Estados Unidos, tanto en las universidades como en las escuelas secundarias.
“Para que la democracia funcione necesita herramientas. No puedes entender la constitución sin entender la base filosófica”, explicaba Gutierrez quien dio ejemplos de cómo por seguir teorías el pragmatismo en las escuelas estadounidenses se han perdido las clases de filosofía, historia y geografía.
Miami es una ciudad construida en buena parte por refugiados que llegaron hasta aquí escapando del comunismo y el socialismo. El adoctrinamiento en las escuelas es la experiencia personal vivida por buena parte de la población de esta ciudad en sus países de origen, por lo tanto la posibilidad de que algo similar se replique en Estados Unidos hace sonar las alarmas de esta comunidad. Pero más allá de lo que pueda estar pasando en Estados Unidos, el foro concluyó que el problema del adoctrinamiento es un mal compartido en toda la región.
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