En el año 2012, y por ley nacional, se estableció en la Argentina el llamado “voto joven”, que incorporó a los adolescentes de más de 16 años al padrón electoral y les dio la opción de votar. Desde entonces pasaron unas cuantas elecciones y se profundizaron los mensajes proselitistas orientados a esa edad que, según el contexto,hasta pueden definir un resultado. Ahora, ¿cuánto conocen esos chicos acerca de la Constitución, la forma de gobierno, sus derechos y obligaciones? ¿Cuánto está aportando la escuela en este sentido?
En las nuevas pruebas Aprender, que se tomarán la semana que viene en todo el país a los estudiantes del último año de la secundaria -que en la mayoría de los casos tiene 17 años- por primera vez se medirán estos aprendizajes: se indagará en los conocimientos sobre “educación ciudadana” con la que los adolescentes que terminan la escuela salen al mundo.
El Operativo Aprender es la herramienta de evaluación de la calidad educativa que implementa el actual gobierno desde 2016. Antes existieron otros mecanismos de relevamiento de la enseñanza. El próximo martes se hará la prueba en las 10.000 escuelas secundarias de todo el país. Serán evaluados 300.000 alumnos en Matemática y Lengua (comprensión lectora). Y al día siguiente, el miércoles 4, se hará una prueba muestral, representativa de todo el país, sobre ciencias naturales y, por primera vez, “educación ciudadana”. Será tomada a 21.200 estudiantes de 300 escuelasde todo el país.
El apartado de ciudadanía de Aprender 2019 buscará indagar sobre cuánto conocen los adolescentes sobre los temas ciudadanos y democráticos, y cuánto aprenden en la escuela. Esta prueba, como otras similares que se hacen a nivel internacional, se basan en la idea, cada vez más extendida entre los especialistas, que una buena educación sobre ciudadanía tiene hoy tanta importancia como las matemáticas, las ciencias o Lengua para la preparación de los jóvenes.
“En Aprender vamos a medir cuánto saben los estudiantes sobre los contenidos mínimos que debe brindar la escuela: la Constitución Nacional, la forma de gobierno (los poderes, la democracia y los partidos políticos), el sistema electoral argentino, los derechos y garantías, los derechos humanos, la discriminación, género y educación vial”, dijo a Clarín Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación nacional. “La idea central es que así como tienen derecho a votar, también debería haber una contrapartida por parte de estos jóvenes, que es dar cuenta de los contenidos mínimos que deben saber para hacer frente a una elección”, agregó.
La prueba de educación ciudadana fue elaborada por cuerpos colegiados integrados por especialistas de todas las provincias y ya fue“piloteada” tres veces, informan desde el Ministerio de Educación. De los temas establecidos, que están dentro de los contenidos mínimos obligatorios para los estudiantes del último año, se medirá el reconocimiento de datos y hechos, el reconocimiento de conceptos, la interpretación de fuentes y el análisis de situaciones.
Como ya es habitual en los últimos años, los resultados de Aprender se difundirán en marzo, en este caso de 2020. Duro explica que habrá un módulo con información útil sobre la prueba de educación ciudadana.
Los especialistas consultados por Clarín apoyan la iniciativa. “Es un tema crucial, y siempre es importante tener una radiografía de cuánto saben los alumnos para, en el caso de que sepan poco, poder fortalecerlos. Pero el tema de ciudadanía no es sólo relevante para el siglo XXI como suele plantearse, sino que siempre lo ha sido”, dijo Guillermo Jaim Etcheverry, presidente de la Academia Nacional de Educación.
La prueba nacional de ciudadanía viene de algunos tropiezos casi insólitos. En 2005 se aplicó en el Operativo Nacional de Educación (ONE), que fue el antecesor de Aprender. Sin embargo, sus resultados nunca se publicaron y no quedó ningún registro sobre la prueba en el Ministerio.
Además, en 2000 la Argentina participó del Estudio Internacional de Educación Cívica y Formación Ciudadana (ICSS), una suerte de prueba PISA para temas de ciudadanía. Pero los resultados del país tampoco se conocieron. Desde el Gobierno no pueden precisar si esto fue por un error de la muestra u otros impedimentos en esos años tumultuosos del país.
A diferencia de Aprender, la prueba ICSS incorpora la dimensión afectiva (creencias, actitudes, intenciones de comportamiento o compromiso cívico, político y ciudadano). La última se tomó en 2016 y el informe regional se dio a conocer el año pasado (la Argentina no participó). Los resultados fueron preocupantes: un alto porcentaje de jóvenes de la región dijeron que avalan la dictadura y la corrupción en ciertas condiciones. Siete de cada 10 están de acuerdo con que haya una dictadura si ésta “conlleva orden y seguridad”, un 65% la avalaría si les garantiza “beneficios económicos”, y el 53% está de acuerdo con que un funcionario ayude a sus amigos con un trabajo si lo necesita.
Ahora sabremos qué pasa entre los jóvenes argentinos, 36 años después del retorno de la democracia.
A los alumnos porteños no les fue bien y preparan una nueva evaluación
La Ciudad participó en 2013 en el Estudio Internacional de Educación Cívica y Formación Ciudadana (ICSS), una prueba global de educación ciudadana. Fue tomada a una muestra representativa de estudiantes del primer año de la secundaria (u octavo grado de escolaridad), a quienes no les fue nada bien, si se los compara con los alumnos de otros países. La Ciudad quedó en el puesto 33 sobre 37, solo por arriba de República Dominicana, Paraguay, Indonesia y Guatemala.
Las respuestas de los alumnos fueron organizadas en una escala de puntaje del 1 al 3, de acuerdo el desempeño. El 29% de los estudiantes porteños ni siquiera alcanzó el nivel 1, un 32% llegó al nivel 1 (bajo), y sólo el 38% logró un desempeño considerado alto (niveles 2 y 3) .
Desde el gobierno porteño atribuyen estos resultados a que muchos contenidos tomados en esta prueba corresponden a lo que aquí se ve en el segundo año de la secundaria.
«Evaluaciones como ICSS evalúan contenidos curriculares que no necesariamente responden al currículum de cada uno de los países o ciudades involucradas, o en algunos casos, como en la Ciudad de Buenos Aires, se evalúan contenidos que son enseñados en años posteriores. Es por ello que los resultados de estudios internacionales de estas características requieren de contextualización y análisis posteriores, para identificar cómo nos va en aquellos contenidos que tienen los alumnos oportunidad de aprender en el año en que son evaluados», explicó Tamara Vinacur, directora de la Unidad de Evaluación del Ministerio de Educación porteño..
«Esto no ocurre con PISA, que evalúa aspectos que no están tan vinculadas a lo que se enseña en un año o grado en particular. La decisión de participar en estudios internacionales requiere considerar lo que vale la pena conocer, su vinculación con los marcos curriculares de cada país y la periodicidad en la que cada sistema educativo necesita contar con la información complementaria que brindan las evaluaciones internacionales», agregó.
Y adelantó que la Ciudad están preparando una nueva evaluación, “con propósito formativo”, sobre educación ciudadana, junto a expertos de distintos espacios y la UNTREF. Será para alumnos de 4° año del secundario y se prevé que estará lista entre 2020 y 2021.