Las innovaciones digitales, impulsadas por IA, ofrecen nuevas oportunidades para mejorar la enseñanza, personalizar el aprendizaje y optimizar la gestión educativa. Sin embargo, estas mismas tecnologías también generan incertidumbre, ya que su impacto varía según su implementación y uso. ¿Es la IA una aliada, un complemento o una amenaza para la educación? La respuesta depende del contexto, los objetivos y la manera en que se integre en el sistema educativo.
IA como aliada: apoyo al docente y personalización del aprendizaje
En muchos casos, la IA se presenta como una aliada clave para los docentes. Según el informe del Banco Mundial, la IA permite reducir la carga administrativa de los educadores, permitiendo que se centren más en el proceso de enseñanza. Un claro ejemplo son las rutinas automatizadas, que se encargan de tareas repetitivas como la calificación de exámenes o la gestión de la asistencia, liberando tiempo para que los docentes se dediquen a la planificación de clases o al apoyo personalizado a sus estudiantes.
La IA también ha demostrado ser una herramienta poderosa para mejorar el desarrollo profesional docente, útil para analizar el discurso en el aula y ofrecer retroalimentación personalizada, permitiéndole a los docentes reflexionar sobre su práctica pedagógica y mejorarla de manera continua. Además, plataformas con base en IA apoyan la creación de planes de clase alineados con los estándares curriculares, ajustando las lecciones a las necesidades específicas de los estudiantes.
En cuanto a los estudiantes, la IA ha mostrado su potencial para ofrecer tutoría personalizada a gran escala, por ejemplo, aplicándose para la remediación en matemáticas y posibilitando mejoras significativas en el rendimiento académico de los estudiantes. Estas plataformas de tutoría permiten adaptar el aprendizaje a las necesidades de cada estudiante, lo que sería imposible con los recursos tradicionales.
IA como complemento: facilitadora de decisiones y gestión educativa
La IA también funciona como un complemento eficaz en la gestión educativa, optimizando la toma de decisiones y la asignación de recursos. Existen herramientas que están siendo utilizadas en varios países de América Latina para mejorar la planificación curricular y la gestión de recursos humanos. Estos sistemas permiten asignar de manera más eficiente a los profesores a las vacantes disponibles, mejorando la equidad y optimizando los recursos educativos disponibles.
Otro uso relevante de la IA en la administración educativa es la creación de sistemas de alerta temprana para identificar a estudiantes en riesgo de abandono escolar, detectando a tiempo a los alumnos que podrían necesitar apoyo adicional y facilitando la intervención antes de que el problema se agrave. De esta manera, la IA complementa el trabajo de los administradores y docentes, contribuyendo a la mejora de los resultados educativos y a la reducción de la deserción escolar.
IA como amenaza: riesgos para la integridad académica y la equidad
Sin embargo, no todo es positivo. El uso de IA también conlleva ciertos riesgos, especialmente cuando no se gestiona de manera adecuada. Una de las principales preocupaciones es el impacto de la IA generativa, como ChatGPT, en la integridad académica. La facilidad con la que los estudiantes pueden acceder a estas herramientas para completar tareas ha generado un aumento en el uso de herramientas de detección de IA, lo que a su vez ha planteado problemas de confiabilidad y ha generado desconfianza entre docentes y alumnos.
Además, la implementación de la IA en la educación plantea serios desafíos en términos de brecha digital: aquellos estudiantes y docentes que no tienen acceso a la infraestructura tecnológica adecuada corren el riesgo de quedarse atrás, exacerbando las desigualdades existentes en los sistemas educativos. Sin un acceso equitativo a la tecnología y las habilidades necesarias para utilizarla, la IA podría convertirse en una amenaza que amplifique las disparidades educativas en los países de la región.
La IA tiene un inmenso potencial para transformar la educación, pero también plantea desafíos que deben abordarse de manera proactiva, como la importancia de desarrollar marcos éticos para el uso de la IA en la educación, y de fomentar la alfabetización digital tanto entre docentes como entre estudiantes. La clave estará en implementar estas tecnologías de manera responsable, asegurando que la IA actúe como una herramienta de apoyo al juicio humano y no como un sustituto de la experiencia docente.
Como toda tecnología que ha surgido en la historia de la humanidad, puede ser vista como oportunidad o amenaza, dependiendo de quien sea el objeto de aplicación de esta y su postura ante ella: si se aprovecha de manera responsable y equitativa, la IA tiene el potencial de mejorar la calidad educativa, personalizar el aprendizaje y apoyar a los docentes en su labor diaria. Sin embargo, si no se abordan los riesgos asociados, especialmente en términos de equidad y privacidad, la IA podría terminar exacerbando las desigualdades existentes en el sistema educativo, o generando efectos colaterales no deseados por sin uso sin guía, criterios ni valores adecuados.
La IA es una herramienta “inteligente” por lo que debemos ser más inteligentes que ella para aprovechar su máximo potencial y reducir al mínimo los riesgos asociados.
Fuente: Infobae.com