Cerca de dos millones de estudiantes llenan las aulas de las universidades argentinas, de los cuales más del 70% asisten a institutos de gestión pública gratuitos. Este dato es singular y debe llenar de orgullo a nuestra sociedad. Más allá de las razonables críticas que merece nuestro sistema educativo hoy casi el 5% de nuestra población estudia carreras de nivel terciario, valor que es excepcional entre los países en desarrollo y sólo comparable a países de alto potencial económico.
Pero, ¿dónde trabajarán estos jóvenes? ¿Cuál es su futuro laboral dentro de las turbulencias económicas y la incertidumbre política endémica de nuestro país?
La medicina, la educación, la logística y el transporte, las industrias creativas, el comercio y cada una de las actividades básicas de la vida comunitaria están siendo modificadas día a día por las innovaciones de la economía del conocimiento
La respuesta, como en la canción de Bob Dylan, está flotando en el viento. La economía del conocimiento es la actividad que más oportunidades de trabajo directo e indirecto ofrece hoy en todo el mundo y está revolucionando no sólo la economía sino todas las relaciones sociales y culturales de nuestra época. Así como el tendido eléctrico fue a comienzo del siglo XX la tecnología que marcaba la modernidad y el progreso, hoy ese ritmo lo establece el avance de las actividades de la economía del conocimiento.
Por economía del conocimiento se entiende a las actividades que aplican «el uso del conocimiento y la digitalización de la información apoyado en los avances de la ciencia y de las tecnologías, a la obtención de bienes, prestación de servicios y/o mejoras de procesos».
La economía del conocimiento es la actividad que más oportunidades de trabajo directo e indirecto ofrece hoy en todo el mundo y está revolucionando no sólo la economía sino todas las relaciones sociales y culturales de nuestra época
Esta definición proviene del texto del proyecto de Ley de Economía del Conocimiento que recientemente ha ingresado al Congreso para su tratamiento en Diputados. Es una ley que vinculará el talento que se alimenta en nuestro sistema educativo con cientos de miles de empleos de media y alta calidad que se crearán para apalancar la eficacia de nuestra economía y la calidad de nuestras relaciones sociales.
Lo más positivo de este cuadro es que Argentina se destaca en el mundo por su capacidad natural para producir conocimiento, aplicarlo en emprendimientos y exportarlo. Un reciente estudio internacional producido por Coursera, una de las plataformas de educación online más importantes del mundo, posicionó a Argentina entre los países de vanguardia en materia de innovación aventajando a sus vecinos de la región, incluso en el rubro tecnología nuestro país fue calificado como «el más talentoso del mundo».
Lo más positivo de este cuadro es que Argentina se destaca en el mundo por su capacidad natural para producir conocimiento, aplicarlo en emprendimientos y exportarlo
Las tecnologías que están estableciendo las nuevas fronteras de estas disciplinas incluyen la inteligencia artificial, la nanotecnología, la biotecnología, el machine learning, la robótica e Internet industrial, Internet de las cosas, los sensores, etc. La dinámica en la evolución de estas tecnologías es permanente y disruptiva. Pero no solo se crearán trabajos asociados a ingenieros, matemáticos, físicos y demás carreras de alta complejidad, sino que las tareas más elementales de nuestra sociedad serán rediseñadas a partir de estas nuevas tecnologías. La medicina, la educación, la logística y el transporte, las industrias creativas, el comercio y cada una de las actividades básicas de la vida comunitaria están siendo modificadas día a día por las innovaciones de la economía del conocimiento.
En esta migración hacia nuevas formas de trabajo hay oportunidades laborales para todos los estudiantes que actualmente transitan nuestras universidades. La inversión social que nuestra comunidad hace para educar a sus jóvenes tiene infinitas posibilidades en los futuros empleos del conocimiento.
Infobae