“En el marco de las convocatorias para el ingreso a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CIC) 2018, el Directorio del CONICET resolvió seleccionar 450 investigadores”, reza el Sitio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), “principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en la Argentina”, como dice su propia descripción institucional. Esa cifra (450 investigadores) es precisamente la que provoca malestar en la comunidad científica del país, y sobre todo de jóvenes investigadores, porque se reduce en un 50 por ciento si se considera la cantidad de científicos/as que ingresaban en 2015, cuando el número se elevaba a 900.
Gonzalo Castillo, doctor en Ciencias Sociales, docente e investigador de la UNSJ y becario Postdoctoral del CONICET, dijo en una entrevista para el Canal Xama de esta Universidad, que los becarios de aquel organismo vienen experimentando un ahogo financiero, “donde uno de los lugares en que (ello) se hace más visible es en la expulsión de investigadores”.
En su análisis, Castillo describió el itinerario que debe recorrer un/a investigador/a: “Para ingresar en el Conicet debe pasarse por distintas postas. Primero, dos escalafones de becario en los que se concursa con proyectos de investigación y se es evaluado por comisiones nacionales e internacionales para poder acceder a la beca doctoral. Ahí se realiza el doctorado y esto se articula con actividades de investigación y docencia. Cuando se consigue el título de Doctorado, uno puede aplicar a la beca postdoctoral, en la que yo me encuentro, que también mediante un proyecto de investigación y un plan de actividades a dos años se debe concursar frente a comités de evaluación tanto nacional como internacional. Pasados estos dos años uno recién puede aplicar a la carrera de investigador, es decir, concursar un nuevo proyecto para ingresar a ser un investigador que se podría decir ‘de planta permanente’, entre comillas, porque estamos siendo constantemente evaluados”.
El investigador dijo que en 2015 al organismo científico habían ingresado unos 950 investigadores, de los cuales 13 eran de San Juan. “En espejo con los datos actuales, vemos que es un recorte atroz que golpea con mucha fuerza a las provincias. En el caso de San Juan hoy tenemos solamente un investigador que ha logrado el ingreso a la carrera, cuando antes teníamos entre tres y quince en promedio, mediante un plan estratégico de expansión científica tecnológica que tenía como culminación el año 2020”. En ese sentido, agregó que en años anteriores el plan era agregar un diez por ciento anual de investigadores. De acuerdo a ese proyecto, “hoy deberían haber entrado entre 1.200 y 1.500 investigadores”, dijo, pero señaló que la realidad actual es que han ingresado solamente 450 “de los aproximadamente 2.500 que aplicaron”. Castillo no sólo remarcó el ajuste en el sistema financiero y universitario argentino, sino que apuntó que el mismo sector privado “tampoco podrá tomar recursos humanos orientados a la producción tecnológica que puedan apuntalar la dimensión de ideas más desarrollo del sector empresarial, ya que también está ahogado financieramente, lo cual deja investigadores e investigadoras no sólo expulsados/as del sistema en el cual se formaron, sino también del sistema laboral (en general)”.
Quien logró ingresar en el CONICET es un investigador de la Universidad Nacional de San Juan, del Centro de Investigaciones de la Geósfera y la Biósfera (CIGEOBIO), de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.