Nosotros como seres humanos que somos, necesitamos tener metas que sean más grandes que nosotros. Yo no me crié en una familia de elite. Mi única arma era la educación. Y quien más insistía en que yo me educara y perfeccionara era mi madre, que no terminó sexto grado.
El cerebro humano crece y se expande cuando algo nos motiva, nos inspira o es un ejemplo.
La educación fue la principal herramienta que yo tuve para lograr muchos de mis sueños, tener una voz en mi área de trabajo, en mi sociedad, para estar hoy frente a ustedes. Por eso, lo digo muchas veces, todas las veces que puedo: para mí, la educación no es un cliché, no es un slogan.
La educación protege al cerebro y permite mejorar la autoestima para ir en busca de los propios sueños, obtener más oportunidades, ser más libre.
No solo tenemos que mejorar el sistema educativo argentino, tenemos que mejorar la educabilidad, es decir, la capacidad de aprender. Para aprender, necesitamos chicos y gente bien nutridos.
El cerebro necesita estar correctamente nutrido para poder funcionar, pensar y aprender. Esto es un problema en el país, que por un lado genera alimentos para varias argentinas y por otro lado tiene una gran cantidad de personas con hambre y mal nutrición. Esto es inmoral e inaceptable. Además, la mitad de los jóvenes viven en la pobreza, y eso produce un estrés mental que impacta en el aprendizaje.
El conocimiento involucra también la infraestructura de un país, su capital humano, las instituciones fuertes sólidas y transparentes que necesita para desarrollarse. ¿Qué nos puede unir? Tenemos que pensar entre todos, para mí el conocimiento es un nuevo propósito como sociedad.
Inflación, inseguridad, drogas y narcotráfico son las preocupaciones hoy de la gente, no la educación. Pero tenemos que educar. La inseguridad, la falta de reglas, tiene que ver con la educación. Gente en las cárceles que estudiaron regresan menos a prisión que los que no lo hacen.
Por eso, tenemos que generar en nuestro país un contexto donde la educación valga la pena para los jóvenes, porque hoy muchos piensan que en la Argentina la movilidad social ascendente no es por la educación, sino por la corrupción, el acomodo o la herencia. Estamos a tiempo de cambiar esto.
Por Facundo Manes –
Infobae