¿Es importante la educación emocional?

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“Hay que ponerlo en agenda porque es urgente, porque los suicidios en adolescentes han aumentado exponencialmente, donde uno de cada ocho chicos tiene algún tipo de autismo”, advierte Luciana Padulo. La diputada de Unión por la Patria y miembro del Frente Renovador presentó un proyecto de ley para que la educación emocional sea obligatoria en los tres niveles educativos de la provincia de Buenos Aires. ¿Qué piensan desde la psicología y la neurología?

“Después de la pandemia, hay ataques de pánico en niños y adolescentes que los bloquean porque no saben cómo gestionar las emociones, no saben dónde poner esa angustia que tienen y, en gran medida, son una generación que está atravesada por la locura de la velocidad de todo y no tienen el desarrollo evolutivo necesario para procesarlo”, argumenta Padulo a Buenos Aires/12.

Psicóloga de profesión y, durante muchos años, al frente de la Subsecretaría de Educación del municipio de Tigre, advierte la importancia de que las chicas y chicos cuenten con un espacio dentro de la escuela para ser escuchados, dónde transmitan, por fuera del aprendizaje propio del aula, qué sucede en sus casas, en sus vínculos, con sus deseos, sus frustraciones, expectativas y sueños.

“En psicología clínica se dice que cuando una persona toca timbre, entra y cuenta, el 50 por ciento del proceso terapéutico está hecho, así que mirá si no podemos hacerlo en las escuelas de la provincia de Buenos Aires.”, apunta.

Más aún cuando múltiples situaciones de violencia se manifiestan entre los jóvenes. Días atrás, en el municipio de 25 de Mayo, los medios locales se hicieron eco de una carta que publicó la madre de Lautaro, un nene de 12 años que decidió dejar la escuela a la que asistía por el trato que recibía de sus, ahora, excompañeros.

«Espero que recapaciten, que desde el odio, el rencor y la envidia no salen cosas positivas», dice un pasaje de la nota que Lautaro pidió a su maestra lea al resto de la clase.

Entrenamiento

«La educación emocional es un enfoque pedagógico que tiene como objetivo principal promover el desarrollo de habilidades emocionales en las personas, ayudándolas a comprender, expresar y gestionar sus emociones de manera saludable y constructiva, fomentando la inteligencia emocional», señala el texto del proyecto. Además, agrega que es «una habilidad clave en pos del bienestar emocional y social, ya que afecta la forma en que las personas se relacionan con otros y consigo mismas, teniendo un impacto significativo en su calidad de vida y en la construcción de sociedades más comprensivas y tolerantes».

Mauricio Pedersoli, neurólogo infantil, plantea que puede desarrollarse un «entrenamiento» de las emociones. “Antiguamente se pensaba que el aprendizaje era solamente cognitivo y nada más, pero ya se descubrió que las emociones participan”, subraya en conversación con este medio.

Y dice: “La emoción es el pegamento de los recuerdos, porque lo que uno aprende en un contexto emotivo queda fijado en los recuerdos de manera mucho más concreta que si solamente uno se dedica a transmitir un dato especifico que, muchas veces, termina diluyéndose y no lo recordás”.

Por eso, explica Pedersoli, las estrategias para entrenar los impulsos que generan las emociones con el objetivo de mantener la calma, son fundamentales porque “cuando se está calmado y con menos estrés, se aprende más, se puede generar curiosidad, se puede generar confianza para que los chicos pierdan los miedos”.

El neurólogo dice que las tecnologías y pantallas potencian lo estresante del cerebro de los chicos. “El estrés es la respuesta natural del cerebro a ponerse en estado de alerta, en estado de lucha o huida, algo que, con las pantallas, termina sucediendo ante algún riesgo”, advierte.

No es el único en subrayar la problemática de los múltiples dispositivos que generan adicciones en los jóvenes. Lo señala Padulo y, también, Miguel Benasayag, psicoanalista y nurofisiólogo y con más de treinta años de experiencia en psicoterapia infantil, que también fue consultado por este medio.

“Cuando ves chicos juntos, todos mirando aplicaciones en el celular, están juntos pero separados, porque la pantalla hace que nos reunamos por separado”, indica. “Por eso, los espacios físicos donde los cuerpos se encuentran hacen emerjan sensaciones de empatía por el otro, así que es muy importante lo que propone la diputada”, resalta.

En contraposición, advierte que Javier Milei está a la vanguardia del «puro funcionamiento» y sin empatía. «Cuando insulta, es propio de la promiscuidad digital, donde no hay ritual, no hay tiempo, no se acerca a lo otro», sostiene Benasayag.

«El universo digital es el subte a las 6 de la tarde y Milei es el ejemplo de eso, donde no se respeta ningún ritual», compara el psicoanalista. «Lo vi abrazado a un granadero llorando por su cumpleaños, en un claro desequilibrio emocional», agrega a su análisis.

La prevención primaria

Padulo remarca que la intención del proyecto es dar un primer paso sólido en la materia. Es por eso que, el eje de la iniciativa es modificar los artículos 26, 27 y 28 de la Ley N°13.688 o Ley de Educación de la provincia de Buenos Aires. En todos los casos de se trata de incorporar un párrafo que establezca la obligatoriedad de la educación emocional tanto en el Nivel Inicial, el Primario como en el Secundario.

Y lo hace de una manera que invita al Poder Ejecutivo a elaborar la mejor estrategia para llevarlo a cabo. “La escuela es casi el único lugar donde los chicos y las familias siguen sintiendo pertenencia positiva, esto tiene que ser ahí, de la forma que la Dirección General de Cultura y Educación lo crea conveniente en diálogo con los docentes y directivos, pero la Legislatura no le va a decir al Ejecutivo lo que tiene que hacer”, subraya.

La legisladora remarca que en la pandemia los efectos  de la sobre estimulación de las pantallas y la hiperinformación potenciaron los ataques de pánico en los niños y adolescentes, y “los bloquean”.

Por eso impulsa un proyecto que se sustenta en su experiencia en Tigre. Cuenta que, hace diez años, durante la intendencia de Sergio Massa, se abrió un espacio de taller recreativo, una vez por semana, en las 56 escuelas primarias del distrito, donde iba una persona externa a los niños para incentivarlos a hablar entre ellos, observar cómo y entre quienes se pelean, así como conocer situaciones que pasaban en los hogares. “Es la prevención primaria de la salud, porque eran espacios de charla donde todo sale a la luz”, resalta.

Desde su perspectiva, la violencia en los chicos es producto del desborde emocional producto de un mundo atravesado por la ansiedad, donde a los jóvenes les arriba información de manera constante y que no puede procesar, estresándolos e imposibilitándolos de desarrollar una mejor gestión de sus emociones.

Esta mirada es compartida por Benasayag. El psicólogo especializado en infancias sostiene que hoy “no vivimos un cambio cuantitativo respecto al nivel de tecnología que tenemos a disposición, sino que hay un salto cualitativo en cómo el mundo cambia, y, en ese marco, la alta tecnología no es una herramienta al servicio de los humanos, sino que es algo que crea un mundo”.

“Me parece fantástico lo que hace esta diputada, porque toda posición tecnófoba es ridícula, pero tenemos que proteger y cuidar”, explica Benasayag al referirse a los espacios de encuentro para los jóvenes de todos los niveles educativos.

¿Qué pasa en el cerebro con las emociones?

Pedersoli, al igual que Benasayag, condena el uso de las pantallas en niñas y niños. Para ambos, su utilización antes de los tres años es gravísimo y, ante las consultas, lo prohíben. “En el caso de chicos, los malos hábitos, entre los que yo destaco exposición a las pantallas y otros como la alimentación o mal sueño, influyen en el estado del chico para aprender”, apunta.

Como neurólogo, explica que, anatómicamente, hay dos estructuras importantes en lo que respecta a las emociones: la corteza prefrontal y el sistema límbico. Dentro de este sistema está la amígdala, que Pedersoli, se encarga de aclarar que no es la de la garganta sino la del cerebro. Es un elemento que entra en juego al momento de manifestar las emociones. Y, detalla que se encuentra muy próxima al hipocampo en el lóbulo temporal del cerebro que es donde se almacena la memoria a largo plazo. “Anatómicamente está todo muy cerquita”, valora, en relación a la importancia de las emociones como “pegamento” de los recuerdos.

“Es importante que los chicos reciban estrategias que la amígdala, la encargada de generar emociones como el miedo, tenga control cortical, es decir, una regulación desde la corteza cerebral para evitar que reaccione de manera desproporcionada ante una situación”, señala el neurólogo infantil.

En relación a las respuestas desproporcionadas ante sucesos de poca importancia, Pedersoli explique que, algunos autores, las denominan “secuestro de amígdala”. “Pasa mucho en el aula, por eso es importante que esa estructura pueda ser controlada por la corteza cerebral que es algo más evolucionado en la especie”, apunta. “La corteza prefrontal tiene el control de los impulsos, por lo que con entrenamiento puede contrarrestar la reacción de la amígdala”, sostiene. “Es como tratar de domar todo ese cerebro primitivo para poder responder de manera más adecuada ante las demandas del ambiente”, indica.

Dentro de este marco explicativo, Pedersoli pone sobre la mesa el valor de la docencia para fomentar determinadas emociones durante el aprendizaje dentro del aula. Para ello, rememora dos ejemplos de su paso por la escuela. Por un lado, un profesor de lengua y literatura que “era un personaje, desde cómo se vestía a cómo mezclaba la ciencia con el humor”. Por otro, la profesora de geografía, a la que se le tenía pánico en la cursada, dice.

“Pisabas el aula y te sentabas, y entonces aumentaba tu frecuencia cardíaca, la sudoración, se te ponía la boca seca, porque era como ver una amenaza, lo que genera una respuesta del tálamo, que va a la amígdala, se desarrolla el miedo y ahí actúa el hipotálamo que libera cortisol por la glándula suprarrenal, junto con la adrenalina, todo lo que te tensiona los músculos y el cuerpo se prepara para luchar o huir, pero resulta que estoy sentado en el aula para ver una profesora”, detalla paso por paso.

“Ese estado te destruye, pero, si estas entrenado y lo podes regular, logras el estado de calma lo que te permite planear estrategias con mayor claridad”, apunta Pedersoli.

Cuenta que hay una herramienta interesante para graficar todo lo que sucede con las emociones y es la película Intensamente, donde se muestra el desarrollo de una niña y, precisamente, cada una de las emocionas que regulan su comportamiento. “Es una película fantástica y recomendable para los chicos”, señala.

Resalta el valor de pensar en un entrenamiento de las emociones, así como se hace con cualquier habilidad social o física. “Hay que desmitificar estos temas por lo que pueden sumar tanto en el aula como en la vida cotidiana.»

Fuente: Página12.com.ar


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