La primera escuela de robótica y programación para niños y adultos de Argentina, Probot School, está asentada en Mendoza, donde además la institución ofrece la posibilidad de desarrollar videojuegos y aprender sobre diseño e impresión en 3D.
Se trata de una iniciativa cooperativa entre la Fundación Tomás Alva Edison y el Grupo de Robótica de la Universidad de Mendoza, a la que se sumó recientemente la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
La escuela está destinada a personas a partir de los 10 años que estén interesadas en formarse en robótica y programación en seis niveles de complejidad creciente. Probot School tiene tres áreas de aprendizaje que se encuentran interconectadas entre sí: la escuela de robótica, la de desarrollo de videojuegos y la de diseño e impresión 3D.
Probot tuvo como antecedentes talleres de robótica en el Colegio Tomás Alva Edison.
«La escuela de robótica surge a partir de la necesidad de ofrecer un ámbito de aprendizaje sólido y sistematizado para que nuestros niños, jóvenes y adultos desarrollen su capacidad de indagación», dijo Luciana Silvestri, coordinadora del proyecto.
«Aquí hay trabajo en equipo, aprendizaje entre pares y profesores mentores, a quienes pueden consultar sus dudas o inquietudes», destacó la profesional.
La propuesta educativa para el desarrollo de videojuegos está pensada para niños y adolescentes y tiene un enfoque netamente lúdico, porque «a hacer juegos se aprende jugando», sostuvo Silvestri.
También cuenta con cursos de diseño e impresión 3D que están destinados a niños, jóvenes y adultos, espacio propicio para aprender conceptos relacionados con la lógica y el funcionamiento del hardware y los vinculados con el aprovechamiento del software.
Además «aporta tanto el conocimiento como el aprovechamiento» de las impresoras para que cada estudiante pueda realizar diseños «cada vez más complejos «y encuentre un lugar donde plasmarlos», destacó la directiva.
«Si bien las impresoras 3D comienzan a convertirse en artículos de consumo masivo y ya hay varias instaladas en los hogares, todavía no ha llegado a su masificación, como sí ha sucedido con otros hardware. Es por eso que nuestros estudiantes pueden imprimir en nuestra institución todos los prototipos que vayan diseñando», afirmó Silvestri.
Añadió que «también es un complemento ideal para los cursos de robótica, porque permite la fabricación de componentes y de los chasis de los robots y para los cursos de videojuegos, ya que todo el aprendizaje adquirido en la tridimensionalidad mediada por tecnología, puede ser aprovechado en el diseño de escenografías y personajes».
Probot fue seleccionada el año pasado como una de las 400 prácticas educativas latinoamericanas para integrar el libro «50 innovaciones educativas para escuelas», publicado por EduLab de Cippec (Centro de implementación de Políticas Públicas para la Igualdad y el Crecimiento).
La escuela de robótica se cursa los sábados en la Fundación Tomás Alva Edison (Guaymallén, Mendoza), para permitir a los participantes que los horarios no interfieran con otras actividades laborales. Los cursos tienen un costo que incluye los materiales.
Télam
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