Cada vez que vamos a hacer las compras al supermercado y elegimos un producto; cada vez que planificamos un viaje; cada vez que definimos nuestra posición (¿personal?) en un tema de debate público; prácticamente en cada situación de la vida cotidiana la informática hoy juega un rol fundamental. No solo porque nos informamos a través de dispositivos digitales, sino también porque detrás de la información que nos llega siempre hay un algoritmo de por medio, un conjunto de instrucciones que recibieron esas máquinas para que los datos se ordenen y se presenten de una determinada manera.
¿Cuánto conocemos -adultos y los más chicos- de todo esto? ¿Sirven estas herramientas para aprender a razonar mejor? En el mundo educativo crece la idea de que enseñar a los chicos la lógica detrás de las máquinas automáticas -conocida también como el“pensamiento computacional”- ya resulta de tanta importancia como formarlos en matemática y lengua. Sobre todo, si los chicos pueden tomar conciencia de que a esas máquinas cualquiera las puede programar. Pueden las grandes corporaciones… y también pueden ellos. Por eso avanzan, en todos los países, cambios curricularesen los sistemas educativos orientados a sumar estos contenidos.
En la Argentina, los ministros de Educación de las provincias reunidos en el Consejo Federal firmaron el año pasado una resolución que establece que todas las escuelas del país -desde el nivel inicial en adelante- deberán enseñar este pensamiento, también llamado “alfabetización digital». Y que lo harán sobre la base de la programación y la robótica. Acordaron los contenidos mínimos que se debe dar en cada nivel (NAP), y que cada provincia deberá definir su propio plan de implementación.
Florencia Ripani, directora nacional de innovación educativa le explicó a Clarín que los NAP fueron elaborados después de tres años de trabajo junto a académicos, facilitadores digitales y expertos nacionales e internacionales. Y que todas las escuelas tienen que incorporarlos, a más tardar, en septiembre del año que viene.
En el aula. Alumnos de 6° grado de la escuela 41 de San Carlos, en el Oeste de La Plata. En clase de robótica plantean los problemas; y se analizan las soluciones posibles. M. NIEVAS
Que haya contenidos mínimos de pensamiento informático no significa que habrá una materia específica en cada año de estudio. Según lo establecido por las autoridades, esas disciplinas deberán enseñarse en forma transversal, es decir, deberán estar presentes en todas las materias. El enfoque es similar al de la Educación Sexual Integral (ESI), que también debería ser encarado por docentes de todas las áreas.
Claro que es más fácil decirlo -o escribirlo en una resolución- que hacerlo. Lo más complicado es contar con docentes, de todas las disciplinas, con la suficiente preparación como para introducir conceptos del pensamiento computacional en cada una de sus clases. Un ejemplo de esto sería dar una clase de geografía con la colaboración de datos geolocalizados en tiempo real.
Por eso, en un anexo de la misma resolución firmada por los ministros se establece que deberá implementarse un “plan de formación docente continuo, orientado a la sensibilización, difusión e integración” de los contenidos mínimos en educación digital, programación y robótica; además de integrar esos contenidos en la formación docente inicial.
Los contenidos mínimos acordados por los ministros hacen honor a su nombre y son realmente muy mínimos. La idea es ir avanzando en esta área de a poco. Nadie busca que los chicos empiecen a programar a los 4 años, o que se conviertan en un Bill Gates o Steve Jobs a los ocho. Los contenidos apuntan a que, desde el nivel inicial, comprendan cómo funcionan las máquinas programadas y que se puede intervenir en ellas.
Desde el Gobierno explican que todas estas acciones están enmarcadas en el plan “Aprender Conectados” que, de alguna manera, viene a reemplazar a “Conectar Igualdad”, impulsado por el gobierno anterior.
“El enfoque es distinto. El nuevo plan está orientado a lo pedagógico y para eso se distribuye tecnología en las escuelas, que no necesariamente son computadoras. El anterior, en cambio, estaba centrado en la entrega de notebooks”, dice Ripani. La funcionaria agrega que ya están distribuyendo robots para todos los jardines de infantes estatales y que ya está asegurada la compra de robótica para la primaria y la secundaria. Las escuelas privadas tienen los NAP y otros materiales preparados para los docentes.
Algunas voces son críticas con respecto a la implementación de este plan. “Enseñar pensamiento computacional es muy importante y necesario. Pero en la Argentina no se está avanzando lo suficiente y, en muchos distritos, no se lo está haciendo bien. En muchos casos, aparece sólo como una operación de marketing, en la que entregan kits robóticos de dudosa calidad y muy poco más. Hay que poner más esfuerzo en incluir la enseñanza del pensamiento computacional aplicado a diferentes dominios de conocimiento”, le dijo a Clarín Alejandro Artopoulos, experto de la Universidad de San Andrés.
Artopoulos menciona algunas experiencias que, a su criterio, han sido exitosas en esta materia como las escuelas PROA en Córdoba, donde en coordinación con la industria del software, se introdujeron importantes cambios en los bachilleratos y se le dio centralidad a la formación de los estudiantes en programación.
Clarin