En América Latina enfrentamos desafíos educativos que parecen ser estructurales, especialmente para garantizar el derecho a una educación de calidad, con la alfabetización digital en primer plano. La pandemia demostró la importancia de superar estos retos a través de la innovación tecnológica en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, lo que nos lleva a pensar: ¿cómo garantizamos que tanto el estudiantado como las instituciones educativas cuenten con los recursos necesarios para acceder a una educación de calidad?
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM Report, por sus siglas en inglés) desarrollado por la UNESCO, plantea que las tecnologías digitales pueden desempeñar un papel fundamental para abordar este problema.
En primer lugar, esta inclusión no debe limitarse únicamente al acceso a dispositivos tecnológicos, sino a su uso pedagógico para mejorar la calidad de la educación. Hoy se hace necesario explorar ciertas tendencias emergentes, como los modelos híbridos, que permitan desarrollar e incorporar competencias y habilidades digitales que logren la comprensión más allá de las paredes del aula. En este sentido, resulta crucial capacitar a los equipos de directivos y docentes en el uso educativo de la tecnología y garantizar a estudiantes el acceso equitativo, lo que permitirá aprovechar al máximo su potencial.
A su vez, la falta de integración de tecnologías en las escuelas representa un obstáculo significativo en la mejora de la gestión educativa, lo cual dificulta el registro eficiente de datos, su posterior análisis y la utilización de la información resultante para tomar decisiones. Sin una infraestructura tecnológica sólida, las instituciones educativas se ven limitadas en su capacidad para evaluar el rendimiento del estudiantado, identificar áreas de mejora y ajustar sus estrategias pedagógicas.
Para el planeamiento de las tecnologías digitales en educación, existen tres dimensiones o áreas de intervención claves: la construcción de un ecosistema digital sólido, la gobernanza efectiva y la promoción de prácticas pedagógicas innovadoras en el planeamiento de políticas educativas. En este marco, el planeamiento educativo resulta una herramienta central para dar respuestas a las necesidades en la región.
Teniendo en cuenta este contexto y análisis, podemos decir que América Latina se encuentra en un momento crítico en la convergencia de la educación y las tecnologías digitales, y que una de las principales causas que lo produce es la falta de un enfoque de planeamiento estratégico y abarcador de todas las dimensiones necesarias. Solo a través de una visión consensuada y a largo plazo, que asegure una transformación sostenible, se podrá alcanzar la calidad y la equidad de los sistemas educativos de nuestra región.
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