Un año de cambios de paradigmas. Un año de grandes debates y conflictos. Un año marcado por el ajuste. Son muchas y variadas las maneras en que los especialistas en educación y las distintas autoridades educativas del país resumen el balance del ciclo escolar 2024, el primero bajo la presidencia de Javier Milei.
Mientras que en la esfera pública el debate fue eclipsado por las marchas y paros universitarios por el recorte presupuestario en el nivel superior, la situación de los niveles obligatorios quedó relegada a un segundo plano. En los discursos gubernamentales, sin embargo, la educación primaria y secundaria coparon el centro de la atención.
Tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Ciudad se avanzó en un cambio del régimen académico del nivel secundario, mientras que a nivel nacional la secretaría de Educación, a cargo de Carlos Torrendell, puso como principal consigna el concepto de “inversión inteligente” y centró el discurso y los acuerdos con las provincias alrededor del Plan Nacional de Alfabetización, el cual los expertos señalan como aún embrionario como para poder ser analizado.
Todo esto ocurrió en medio de un escenario educativo crítico. Los últimos resultados de las pruebas Aprender (2023) y las pruebas internacionales Pisa (2022) muestran un sistema educativo con problemas cada vez más acentuados, que posicionan a la Argentina en un puesto marginado respecto de la región.
Este escenario tiene como telón de fondo una deuda millonaria, un desfinanciamiento educativo que ocurre año tras año desde 2015, último año en el que el presupuesto asignado a la educación cumplió con los niveles establecidos por ley. Desde la organización Argentinos por la Educación destacan que, lejos de achicarse la deuda, este año la misma ha aumentado, y afirman estar expectantes a lo que sucederá en el ciclo lectivo de 2025, año que comienza sin una Ley de Presupuesto aprobada y, por lo tanto, con incertidumbre sobre los montos y los modos en que se inyectará el dinero a la Secretaría de Educación.
“Viene cayendo la inversión real en educación”
La partida presupuestaria 2024 marca una caída del 40% respecto de la de 2023, que ya presentaba un ajuste respecto de la anterior. A estos recortes se suman los ajustes de los años previos, dado a que, si bien la Ley Nacional de Educación (2006) establece que el presupuesto destinado a la educación no debe ser menor al 6% del Producto Bruto Interno (PBI), desde la aprobación de esta normativa esta solo se cumplió en tres ocasiones.
“Desde 2015 viene cayendo la inversión real en la educación en todos los niveles educativos. Si calculamos cuánto le demos a educación desde que está esta ley, le debemos una partida presupuestaria completa. Es decir que si en un año quisiéramos saldar la deuda educativa acumulada, tendríamos que invertir un 12% del PBI en vez de un 6%”, afirma Leyre Sáenz Guillén, economista y analista de datos de Argentinos por la Educación.
“En los últimos 14 años la situación presupuestaria de la educación en la Argentina fue para peor o para mucho peor, dependiendo la época. Pero el ajuste del último año fue tremendo, de los más devastadores del sistema educativo”, afirma el docente y especialista en educación Gustavo Zorzoli, exrector del Colegio Nacional Buenos Aires y miembro de la Coalición por la Educación. Destaca entre los principales efectos el recorte en la entrega de libros de texto por parte del gobierno nacional.
“El ajuste de este año fue especialmente corrosivo: deterioró el poder de utilización de ciertos recursos didácticos para los maestros, salvo en algunas jurisdicciones donde los gobiernos locales hicieron una inversión propia para la compra de los libros, por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires”, afirma el especialista.
Desde el gobierno nacional abrazan el concepto de inversión inteligente. “Más que pensar en un número fijo, es importante invertir mejor. La crisis educativa argentina tiene en uno de sus componentes un historial de gastos de recursos dispersos en sucesivos programas educativos que redundaron poco en la mejora de los aprendizajes”, afirmaron a LA NACION fuentes del Ministerio de Capital Humano.
La Secretaría implementó un enfoque de “gasto estratégico”, mediante del cual, según las fuentes consultadas, “se logró un ahorro de más de $335.000 millones y USD 333 millones mediante la reestructuración de programas y la optimización de recursos”. “Se redujeron 170 programas dispersos para priorizar cinco líneas estratégicas, garantizando así un retorno efectivo a los aprendizajes fundamentales”, afirmaron a LA NACION, y sumaron que los convenios con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrolo, por 500 y 300 millones de dólares respectivamente, “reflejan el compromiso de invertir de manera estratégica y sostenible en el desarrollo educativo”.
Siguiendo esta línea, el proyecto de ley de presupuesto 2025, que fue impulsado por el gobierno de Milei y que aún no fue aprobado, propone en su artículo 27 suspender el compromiso de cumplir con la asignación de no menos del 6% del PBI para la educación.
El foco en la alfabetización
La campaña por la alfabetización que encabeza el gobierno nacional comenzó a mediados del año pasado, y fue impulsada originalmente por Argentinos por la Educación. “En 2023 hicimos un informe con el resultado de las pruebas que realiza la UNESCO en varios países de América Latina y ahí vimos que en la Argentina, uno de cada dos alumnos de tercer grado no comprende un texto básico. Es decir que la mitad de los argentinos de 8 años no comprende lo que lee. El dato muestra que desde muy temprano empieza la gran brecha en la calidad de los aprendizajes”, afirma Sáenz Guillén.
Fue a partir de este diagnóstico que desde Argentinos por la Educación comenzaron las mesas de diálogo políticas para lograr la firma de un compromiso federal por la alfabetización, la cual lograron que fuera firmada antes de las elecciones presidenciales por los seis precandidatos a presidente, entre ellos, Milei.
Con su llegada al gobierno, esta campaña se convirtió en una de las principales consignas políticas del nuevo Ministerio de Capital Humano. Según destacan fuentes de la cartera educativa, el gobierno adoptó a lo largo del año “medidas clave” para revertir la situación crítica de los aprendizajes durante los primeros años de la educación primaria.
Destacan entre sus principales logros la adhesión de las 24 jurisdicciones del país al Plan Nacional de Alfabetización (PNA). “El plan se ha articulado con planes provinciales y una inversión de 689 millones de pesos del Presupuesto, para consolidarse como un eje fundamental”, afirmaron los voceros consultados. Al finero del gobierno se suma
El proyecto consolidado este año, señalan, incluye la implementación de una hora diaria de clase dedicada exclusivamente a alfabetización en escuelas primarias, la cual todavía no ha comenzado a aplicarse en la mayoría de las provincias. Una excepción es Santa Fe, donde la hora extra ya fue confirmada y comenzó a ser implementada en algunas escuelas santafecinas el 15 de noviembre, con la idea de profundizar el alcance provincial de la medida durante el próximo ciclo lectivo.
Según comunicó en octubre pasado el gobierno santafecino, la hora extra, que extiende la jornada escolar a 25 horas reloj semanales (45 minutos más por día), será optativa para las familias y tiene como objetivo principal ayudar a los alumnos que necesiten reforzar conocimientos y recuperar aprendizajes.
Los especialistas consultados destacan que todavía no se sabe de qué manera los distintos gobiernos locales implementarán su adhesión al plan nacional de alfabetización ni se conoce el alcance real que tendrá el mismo. “Entiendo que las reformas que se están planteando están bien pensadas, enfocadas en fortalecer cuestiones vinculadas con la lectura, capacitaciones, conexión, pero todo el proyecto es todavía es muy embrionario”, afirma Curcio.
Entre los principales cuestionamientos que hace a la gestión en educación del gobierno nacional, destaca la eliminación del Fondo de Incentivo Docente. “Le transfieren esa responsabilidad a las provincias. El problema es que las provincias no tienen fondos adicionales para eso. Al tener menores niveles salariales, tenés menos calidad de la educación, porque hay menos incentivos para el buen desempeño de los docentes”, opina.
Cambios en Provincia y Ciudad
Martín Zurita, secretario ejecutivo de AIEPA (la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina), resume el 2024 como un año de inflexión para el sistema educativo argentino, “marcado por un cambio de enfoque y el inicio de nuevas transformaciones”.
El cambio de paradigma incluye, a nivel local, cambios en los regímenes académicos en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad. En ambos casos la nota distintiva es que ya no se repetirá por año sino por materia. En tanto las antiguas mesas de examen se transformaron en períodos de clase denominados períodos de intensificación o profundización de los saberes.
De acuerdo a Zurita, el nuevo esquema académico busca reemplazar un sistema que ya no respondía a las necesidades actuales. “Ahora la repitencia es por materia. Los primeros tiempos serán de adaptación al nuevo sistema pero tenemos la expectativa de que funcionará. Igualmente, es fundamental realizar los ajustes necesarios a medida que se identifiquen oportunidades de mejora”, subraya.
En provincia, los cambios se van a implementar a partir del comienzo del ciclo lectivo 2025. “Nos hemos dedicado este último cuatrimestre a transmitir estos cambios y a trabajar con docentes, preceptores y directivos pensando en su implementación a partir del año próximo”, detallan desde la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia.
En la Ciudad, el cambio de régimen académico, “Secundaria Aprende”, comenzó a aplicarse en un grupo de 33 escuelas, a las que se denomina “escuelas pioneras” durante la segunda mitad del ciclo lectivo 2024. El próximo 10 de febrero, afirman fuentes gubernamentales, todos los docentes volverán a las aulas y tendrán una serie de capacitaciones y encuentros previos al inicio de las clases. “Las capacitaciones serán para directivos, docentes, profesores de acompañamiento a las trayectorias y preceptores; estarán vinculadas a estrategias y herramientas para el acompañamiento a las trayectorias”, señalan las fuentes consultadas.
En la ciudad también se aplicó durante el segundo semestre la prohibición del uso de celulares en las aulas de nivel inicial y primario, tanto públicas como privadas. En las secundarias, los celulares están permitidos solo para actividades pedagógicas o por solicitud del docente.
Menos paros y “un clima de paz”
Zurita destaca que, a diferencia de las universidades, donde el clima se mantuvo álgido durante gran parte del año, en las aulas escolares “se vivió una relativa normalidad, con avances en las relaciones entre gremios y estados”, y destaca que “aunque comenzó con altos niveles de conflictividad, finaliza con los estudiantes en las aulas y en un clima de paz”.
Los especialistas destacan que los menores niveles de acatamiento de los paros docentes que se registraron este año estuvieron ligados a la decisión del gobierno de descontar de los haberes de los empleados estatales los días de paro.
El panorama general tiene casos que se salen de la norma, como es el de Neuquén, donde solo en marzo hubo 12 días de paro docente, a los que se sumaron jornadas docentes sin clases, razón por la que en el primer mes escolar la mayoría de los estudiantes de las escuelas públicas tuvieron solo 6 días de clase. Las clases, además de comenzar tarde, terminaron antes. “Entre el 6 y el 13 de diciembre las escuelas fueron terminando. Cada escuela lo decidió, pese a que se suponía que las clases terminaban el 20″, destaca Zorzoli.
Trayectorias truncadas
Las últimas estadísticas nacionales preocupan a los especialistas. A los altos niveles de incomprensión lectora de los primeros años escolares se suman, años después, altos niveles de deserción, mientras que las complicaciones para resolver problemas matemáticos simples y entender textos persiste, lo que se traduce en un panorama general de trayectorias escolares interrumpidas.
Según el último Índice de Resultados Escolares (IRE) de los estudiantes argentinos, publicado a mediados de año, solo 22 de cada 100 chicos de 15 años transitan su escolaridad en tiempo y forma en el país. El informe posiciona a la Argentina en uno de los puestos más bajos del ranking regional, que es encabezado por Chile, donde 38 de cada 100 estudiantes de esa edad (38%) avanzan en la escuela en tiempo y forma. Le siguen Uruguay (36%), Perú (28%), Brasil (23%) y México (23%). Debajo de nuestro país (22%) aparecen Colombia (19%) y Paraguay (11%).
Cuando dicen “en tiempo y forma”, los autores del índice se refieren a los alumnos que transitan el período escolar sin haber “repetido ni abandonado la escuela” y habiendo “alcanzando al menos el Nivel 2 en las pruebas PISA 2022 en lectura y matemática″, considerado el “desempeño mínimo esperado”.
Esta estadística, elaborada por el Observatorio de Argentinos por la Educación, es la punta de lanza de una radiografía que publicaron esta semana sobre la situación actual de la educación en la Argentina, en la que incluyen también datos sobre el porcentaje de alumnos de esta edad que pueden resolver una regla de tres simple (1 de cada 4). “El derrotero y la tragedia educativa están instaladas en el país”, sostiene Curcio.
Lo que se espera para 2025
Para el próximo año, según los números que figuran en el proyecto de ley de presupuesto que aún no fue aprobado, se observa un aumento del 0,6% del presupuesto en Educación, sostienen desde Argentinos por la Educación. “Vemos un gráfico en forma de ‘L’, con una gran caída del 2023 al 2024 y, del 2024 al 2025, un leve aumento, por lo cual básicamente se entiende que se mantiene constante esta decisión de la caída presupuestaria en educación”, sostiene Sáenz Guillén.
Para 2025 el gobierno nacional espera contar con los datos de la Evaluación Nacional Aprender 2024, cuyos resultados, afirman, serán fundamentales para ajustar las políticas futuras.
En diálogo con LA NACION, fuentes de la secretaría de Educación plantearon algunos de los desafíos pendientes en términos educativos. Destacaron la mejora de los índices de alfabetización y la mejora de la conectividad escolar, especialmente en zonas rurales.
Fuente: Lanacion.com