Entre los cambios más radicales que hemos experimentado este 2020 a causa de la pandemia COVID 19, han ocurrido en el ámbito de la educación en todos sus niveles, poniendo los sistemas educativos en máxima tensión, en relación con lo que fue el modelo tradicional de educación presencial, en sala de clase física.
Así, el enseñar e impartir clases en colegios y universidades, ha puesto a prueba una nueva forma de comunicación de ideas mediante plataformas tecnológicas vía Internet en tiempo real y también diferido. De este modo los profesores, alumnos y padres hemos tenido que adaptarnos a esta nueva modalidad de comunicación mediante pantallas, en que uno de los principales desafíos es llegar con los mensajes y contenidos claros, mediante documentos compartidos, a los estudiantes y a la vez intentar que el receptor de los mensajes mantenga el interés y cautiverio por la materia que se enseña, sin exponer al receptor a una exposición tediosa y repetitiva, de alumnos con cámaras apagadas por tedio o fastidio del expositor.
Que decir de los instrumentos de evaluación, tradicionalmente pruebas y trabajos monográficos que deben sortear los alumnos, para ser evaluados, “como si estuvieran en una clase de cuerpo presente”, los que se generan en los note book y luego se enviar en archivos seguros, incluso con firma electrónica al evaluador.
Como quiera, esta nueva realidad de clases virtuales ha llegado para quedarse, especialmente a nivel de carreras de pre grado y estudios mas avanzados de post grado. De paso, los operadores educacionales, se han dado cuenta de las virtudes de esta nueva modalidad de clases por medio de Internet, en que se constata una baja de costos operacionales, de aseos de salas, uso de mobiliarios, consumos de energía eléctrica, agua, papel y tinta, uso más eficiente del tiempo, etcétera. Esta variable de baja de costos operacionales de las entidades de educación debe necesariamente reflejarse en los aranceles o costos de manualidades y matriculas a toda escala, lo que trae el efecto virtuoso de eliminar barreras de entrada de orden económico a personas con más bajos recursos económicos familiares y democratiza potentemente la educación, que es una palanca esencial en el desarrollo de todos los países, todo ello en la medida que la cancha esta pareja para todos los estudiantes.
En consecuencia, los gobiernos corporativos de los Colegios y Universidades, deberán adaptarse a esta nueva modalidad de clases “on line”, mediante plataformas tecnológicas eficientes, probablemente combinando en el proceso educativo fases presenciales y fases telemáticas, para llegar a un resultado final cual es impartir educación de calidad. El supuesto para ello es que los alumnos tengan acceso a una Internet segura y a un buen note book o computador en casa, para cada niño de esa familia.
Por ello, en el ámbito de los pre y post grados académicos, la señal y el desafío de impartir cursos, seminarios, conferencias, exposiciones y debates de los alumnos, está en la agenda para este año 2021 y siguientes y quien no lo entienda se quedará en el pasado. Hoy ha sido posible ver, oír e interactuar con expositores nacionales y extranjeros de alto nivel académico, ubicados en distintas partes del globo, que de otro modo no era posible acceder a ellos y ni siquiera pensar en estas plataformas como posibles para el desarrollo de las ideas y comunicación a nivel global.
Así es predecible vaticinar que los países e instituciones de educación superior, que no lean esa nueva realidad y se ajusten a los nuevos tiempos, se quedaran en el pasado local de “aldea”, de la universidad tradicional de modelo claustro medieval o sala cerrada propio de su origen histórico, pero superado por este nuevo mundo educacional global que no conocíamos antes de la pandemia. Entonces: ¿Qué diferencia existe entre una clase magistral presencial de claustro cerrado versus igual clase desarrollada en una plataforma telemática no presencial física?. Creo que ninguna en particular, sino que, por el contrario, es hasta mas eficiente una clase dinámica vía sistema zoom, meet, teams u otra, que aquella impartida en una sala de clase cerrada. Indudablemente, así el mundo y la educación se hará efectivamente más democrática y global, rompiendo las barreras del espacio y tiempo, vinculando a educadores y educandos en un proceso dinámico de manera eficiente y no por ello menos amistosa. Los desafíos están entonces en los métodos de enseñanza y los procedimientos de evaluación docente y en la calidad de la educación, lo que concierne directamente a los cuerpos docentes y la autoridad pública reguladora de la educación, que debe velar por una educación de calidad y con igualdad.
No podemos dejar de recordar que uno de cada tres niños del mundo no puede acceder a clases si la escuela se cierra y que en América del Sur y Caribe 13 millones de niños no tienen acceso a Internet, por razones de pobreza, según un estudio reciente de Naciones Unidas. Así lo ha entendido la UNESCO que tiene programas para los países, con el objeto de desarrollar la educación virtual y como lo ha dicho Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas “No dejar a nadie atrás significa no dejar a nadie desconectado”, este es el desafío educacional para los Estados.
Los gobiernos y las empresas de servicios de internet tienen una tremenda tarea inmediata, que requiere una red de internet eficiente, de bajos costos para los usuarios, segura de gran especto de cobertura a nivel país, regional y mundial. Esta política educacional debe ser igualitaria y para ello se necesita que cada alumno tenga su computador personal y acceso a una banda de internet segura y de calidad técnica, a precios equitativos y de bajo costo. Esta cobertura de banda ancha de Internet debe llegar a todos los chilenos, para que la imagen de aquellas estudiantes universitarias que deben subirse al techo de su casa en La Araucanía San Ramón en el sur del país, para conectarse a diario a una clase telemática, imagen que desnuda nuestras desigualdades, que por cierto es a la vez dramática y epopéyica por decir lo menos, pase a ser parte de una anécdota nacional. Para allá va la educación del próximo año 2021 y del Siglo XXI y el Estado debe implementar políticas públicas acorde a estos desafíos de desarrollos tecnológicos, de educación de calidad y de igualdad: “No dejar a nadie atrás significa no dejar a nadie desconectado”.
El Mostrador