Con la llegada de la modalidad virtual, se hizo familiar el uso de las videollamadas y plataformas educativas para entregas de trabajos prácticos, dar consignas o incluso mantener una conversación maestro- alumno. A pesar de ello, el informe dispuso que solamente un 8,0% de las escuelas primarias estatales optó por utilizar plataformas como Classroom o Moodle.
Los recursos utilizados en las clases online eran materiales impresos (34,1%) y el envío de archivos digitales (28,8%).
En el marco de la pandemia por coronavirus y la brecha digital que existe en el país, el 26.6% de las familias afirmaron que no cuentan con los materiales y recursos necesarios para sobrellevar la virtualidad.
La experiencia educativa en el 2020 no fue algo fácil de sobrellevar. De hecho, 52,7% de las familias dicen de estar disconformes respecto del aprendizaje del alumno. Únicamente el 15,6% de las familias afirman estar satisfechas y consideran que el alumno aprendió lo mismo que asistiendo a clases presenciales.
El documento se llevó a cabo entre el 29 de marzo y el 18 de abril de 2021, con autoría de Melina Furman (Universidad de San Andrés), Víctor Volman y Federico Braga. El objetivo del mismo es indagar sobre la vuelta a clases en Argentina 2021, con en el vínculo remoto con la escuela y la modalidad de las tareas educativas, entre otras cosas.
“Aún tenemos una brecha de acceso a la tecnología que debemos saldar para que los niños puedan acceder a la educación virtual. Una de cada cuatro familias no tiene acceso a internet ni computadora para estudiar desde casa. Sabemos que en 2020 las desigualdades educativas que ya teníamos se ampliaron mucho –señala Melina Furman, coautora del informe–. Este año las escuelas están trabajando en un formato híbrido, que combina la presencialidad con lo remoto, y en ese sentido estamos mejor. Pero la experiencia educativa que los chicos tienen los días en que no van a la escuela es, como vemos en el informe, de menor intensidad: en su mayoría es de menos de 4 horas diarias”.
“Con materiales impresos, Whatsapp o clases sincrónicas, hay dos grandes desafíos para el sistema educativo. El primero es cómo lograr conectar con los intereses y motivaciones de los y las estudiantes para aprender. El segundo es cómo utilizar todos los recursos disponibles para ir dando devolución y retroalimentación a los y las estudiantes. Cada recurso presenta sus propias ventajas y dificultades para esta retroalimentación. Sin este diálogo entre docentes, estudiantes y familias, la cosecha será muy magra, plantea Irene Kit, pedagoga y presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos.
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