Considero que el aporte más relevante de esta investigación es conceptual: nos obliga a redefinir qué entendemos por creatividad, y a quiénes estamos dispuestos a reconocer como creativos. La IA, aplicada con sentido ético y pedagógico, se presenta aquí como una aliada estratégica para democratizar el acceso al reconocimiento del talento, independientemente del origen, contexto o estilo cognitivo del estudiante.
Lejos de ser una amenaza, la inteligencia artificial puede constituirse en un instrumento poderoso para construir una educación más inclusiva, más sensible a la diversidad y mejor preparada para los desafíos del futuro. Pero esto solo será posible si quienes tomamos decisiones en materia educativa —desde los ministerios hasta las aulas— asumimos la responsabilidad de integrar estas herramientas de forma crítica, reflexiva y con foco en la equidad.
Hoy, el sistema educativo tiene frente a sí una oportunidad real de transformación. Incorporar tecnología no solo como medio, sino como parte del paradigma pedagógico, es un paso necesario para garantizar que cada niño y niña tenga la posibilidad de desarrollar y mostrar todo su potencial creativo.
No sólo se trata de aprender para adaptarse a estos tiempos, sino que, con estos aprendizajes y herramientas emergentes, estamos construyendo el mundo que viene.
Fuente: Ambito.com