El experto en temas educativos, Juan María Segura, charló en el stand de TICMAS, en la Feria del Libro en una entrevista efectuada por Patricio Zunini, que despertó mucho interés en la audiencia.
Segura explicó, una plataforma modular que acompaña estudiantes, docentes e instituciones educativas en la transformación digital mediante un modelo de enseñanza personalizada, la importancia que tiene la innovación en el sistema educativo.
«Cuando uno elabora un proyecto educativo, a veces pasa un tiempo largo para poder cambiar el programa en pos de ajustar nuevas cosas para que funcionen y sean entendidas. Primero hay que comprender al aula, escuela o institución educativa desde el punto de vista de su origen institucional como un proceso fabril, con un calendario, ciclo, rutina, etc, donde está determinado, inclusive en su práctica, qué es lo que debería ocurrir en cada momento», resaltó sobre cómo comenzar el proceso innovativo.
Y continuó: «Por lo tanto, desorganizar eso es algo muy riesgoso, porque conlleva el riesgo, en primer lugar, que ese cambio no lleve a una mejora en la calidad de aprendizaje. Se le agregar desorden y desconexión en esa estructura previa».
«No solo afecta al docente, sino a una institución, comunidad educativa, padres, directores y alumnos. Lo primero que hay que tener presente cuando uno elabora una nueva idea que cambie un sistema es contar con el apoyo de varios de los actores involucrados. Si no, todas las fuerzas van a conspirar en contra de cualquier modificación», agregó el experto.
Coincidiendo con Zunini, Segura indicó que intrínsecamente, el ser humano es conservador por naturaleza, y más con instituciones de largo arraigo. Y enfatizó cómo un cambio educativo debe partir de la gente. «Hay un peso y responsabilidad de quien enseña, ya sea un profesor o una escuela o universidad. Pero también hay un entorno de prácticas de acuerdo y normativas que favorecen distintas condiciones dentro del aula», indicó.
«Se estudiaron los grandes momentos de creatividad a partir de la fragmentación política y menos control. Cuanto menos control o normativa hay en un ámbito de aprendizaje, mayor es la posibilidad de tener cambios e innovaciones», precisó el experto educativo.
Consultado sobre la posibilidad que tienen hoy los educadores de innovar, Segura afirmó que si sos directivo de una escuela pública, es muy difícil: «Pero conozco a muchos directores de lugares muy difíciles del conurbano bonaerense que acordaron prácticas específicas donde lograron cambios positivos en el aprendizaje».
Además, dijo que a nivel normativa, hay principios curriculares que el docente debe llevar adelante (Naps, o nucleos de aprendizaje prioritarios). Pero cada una de las 24 jurisdicciones educativas pueden tener cierta autonomía de trabajo para hacer reformas concretas sin necesidad de dar cuenta a las autoridades nacionales o federales.
Cómo pensar a la escuela
Consultado por cuáles son las principales funciones de una escuela, el experto dijo que piensa a la escuela como parte de un sistema de educativo. En 1884 se establece la ley de eduación gratuita y obligatoria con una dirección y objetivos concretos: formar ciudadanos para habitar un territorio amplio y nuevo.
«El Estado Argentino buscó crear un proyecto país, un proyecto político nuevo llamado República Argentina. Y funcionó, por eso el gran poder que tenía el Ministerio de Educación. Hoy el estado nación actual es mucho más débil que el que tuvo Argentina a fines del Siglo XIX. Si me preguntás qué debería hacer hoy, la escuela debe graduar libre pensadores, debiendo intentar entender a los alumnos que integran el aula. Hoy no importa eso. Importa que el que esté en el aula aprenda los concepto que yo enseño. Es otro concepto», deslizó Segura.
Y agregó: «Además, hoy hay que educar para la paz mundial, no para la ciudadanía solamente. Hay que graduar para la paz y formar librepensadores. Dos avenidas de lugares de trabajo para el futuro. El Estado debe garantizar la educación, pero debe permitir que se generen otros formatos educativos. Hay que creer en eso. Me siento más interesado en la educación de mis hijos que el inspector regional».
Y puntualizó que eso no significa que haya menos escuelas públicas. Sí, que haya mejor educación. «Tal vez, que haya más educación online que escuelas, por más duro o chocante que se vea. Hay que hacer algo frente a un Estado más débil, donde los alumnos están aprendiendo cada vez menos y los resultados educativos son cada vez más pobres», reafirmó.
¿Se puede hablar de calidad educativa en un país con grandes desigualdades sociales?
«Si el término calidad es atribuido a una llegada común a todos, es muy difícil, porque hoy el 50% de los alumnos en argentina viven en la pobreza. Y no podés exigirle a alguien que pasa necesidades como a quien tiene todas las necesidades satisfechas y no sufre hambre. Son dos realidades distintas.
Si definís calidad como un progreso, sí se puede. Debés pensar de donde partís y hacia dónde querés llegar. Así le decís a quien pasa esa condición, que se puede evolucionar, se puede cambiar para bien», dijo.
Y concluyó: «Vivimos en una época donde las TIC’s son un referente desde hace algunos años. Es un tipo de tecnología que puso el mundo en red, que habilitase el mundo online. Todavía no entendemos su significado y alcance de sus usos. Favorecer la integración tecnológica con la educación y en la vida en general es inevitable y bueno. Lo veo positivo. Pero no por incluirla, se está innovando en educación. Hay que tener cuidado. Debe ser combinada de forma integral para producir nuevos aprendizajes, es decir innovar».
Para el final, dejó una frase de lo que significa la innovación: «Es una ecuación de cinco componentes: combinación original de recursos de una manera intencional para favorecer aprendizajes».
Infobae