La educación argentina enfrenta desafíos profundos, que están marcados por las desigualdades regionales, problemas de acceso y calidad, y un alto desgranamiento en las trayectorias del nivel secundario. Las estadísticas sobre la alfabetización y la comprensión lectora revelan que muchos estudiantes no alcanzan las competencias básicas necesarias para avanzar en sus trayectorias educativas. En este contexto, Argentinos por la Educación promovió un acuerdo con diversos actores de la educación, que intenta dar una respuesta para abordar estas cuestiones de manera integral y consensuada, con el objetivo de generar cambios reales y duraderos en el sistema educativo.
El Acuerdo por la Educación se presentó en La Noche de la Educación —que fue el 10 de septiembre, en la víspera del Día del Maestro—. Está organizado en torno a tres ejes: las urgencias de cada nivel educativo, la gestión del sistema y la transformación de las escuelas. Cada eje establece objetivos concretos que buscan mejorar la cobertura y calidad del nivel inicial, priorizar la alfabetización en la primaria, acompañar las trayectorias en la secundaria, fortalecer la gestión educativa, garantizar una inversión adecuada, mejorar la evaluación del sistema y potenciar la formación y carrera docente. Además, pone el énfasis en robustecer los tiempos y espacios de aprendizaje, mejorar la gestión escolar y asegurar que los contenidos curriculares respondan a las necesidades sociales del país.
El Acuerdo fue el tema central del nuevo episodio de “Hoy la educación es noticia”, el ciclo que coorganizan Argentinos por la Educación y Ticmas, en el que cada encuentro se propone como un espacio de debate y reflexión sobre el presente y futuro del sistema educativo en la Argentina. En esta ocasión, participaron Ivana Templado, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL); Romina De Luca, investigadora del CONICET y coordinadora del área de educación del CEICS; Emilio Tenti Fanfani, sociólogo y especialista en educación; Juan Ignacio Doberti, doctor en Ciencias Económicas e investigador de la UBA; y Federico Del Carpio, jefe de proyectos de Argentinos por la Educación. El debate fue moderado por Patricio Zunini.
Mejorar la cobertura y la calidad del nivel inicial
Ivana Templado abrió el debate refiriéndose a la expansión de la cobertura en el nivel inicial, señalando que no basta con crear más vacantes sin asegurar la calidad del proceso educativo. Por su parte, Emilio Tenti Fanfani destacó que, aunque está “totalmente de acuerdo en la importancia estratégica” de incrementar la oferta de salas de tres años, una hipotética obligatoriedad puede provocar conflictos: “Hay familias que no están de acuerdo con que su hijo de tres años vaya a la escuela”, señaló. Juan Ignacio Doberti abordó el tema desde una doble perspectiva: por un lado, sostuvo que una política educativa que incluya la escolarización de chicos de tres años libera a los padres —especialmente a las madres— para insertarse en el mercado laboral; por otro, destacó la necesidad de una mayor intervención del Estado nacional en las regiones con menos recursos. “Si no se involucra, la universalización de la sala de tres va a ser más lenta y de peor calidad”.
Finalmente, Romina De Luca analizó la universalización del nivel inicial en el contexto de la pobreza en Argentina. Para ella, la obligatoriedad es necesaria en un país donde la mitad de los niños vive en condiciones de pobreza. “No me atemoriza que la sala de tres sea obligatoria. En un país como Argentina, la expansión del nivel inicial acompaña y piensa la escuela en relación a la crisis social”, afirmó. De Luca también hizo hincapié en la falta de implementación de la jornada completa en las escuelas primarias, una medida que, según la Ley de Educación Nacional, debería haberse cumplido hace tiempo. “Hace 18 años que la Ley de Educación Nacional estableció la jornada completa como un objetivo para la escuela, y esto no se cumple ni para la educación básica ni para el nivel inicial”.
Un voto por la alfabetización
El siguiente tema del panel fue la alfabetización en los primeros años de la educación primaria. Federico Del Carpio fue quien tomó la palabra para destacar que un abordaje profundo prepara las capacidades de las siguientes etapas. “La alfabetización inicial es una prioridad absoluta porque de ello depende el éxito en los niveles posteriores”. Si los estudiantes no adquieren las habilidades básicas de lectoescritura en los primeros años, dijo, todo el sistema educativo queda condicionado a esa deficiencia.
Emilio Tenti Fanfani aportó una visión más amplia del concepto de alfabetización, señalando que no debe limitarse a la lectura y escritura, sino que debe incluir otras habilidades igualmente importantes para la vida en sociedad. “El desarrollo de la oralidad es muy importante incluso para la participación política: se participa en política hablando”, dijo. Y también: “La mayoría de las personas poderosas en nuestra sociedad no leen ni escriben, hablan”, agregó.
Romina De Luca continuó el debate sobre la alfabetización, con una posición que plantea la importancia de las políticas públicas que tengan una integralidad territorial. Las provincias del NEA y NOA, con mayores niveles de pobreza, muestran resultados mucho más preocupantes en términos de lectocomprensión. “Los problemas de la alfabetización inicial no son los mismos en todo el país”, dijo, “las realidades sociales se reflejan en la escuela, y eso es algo que no podemos obviar”. De Luca argumentó que, para mejorar estos resultados, es imprescindible contar con grupos de estudiantes más reducidos y un mayor número de docentes capacitados para ofrecer un seguimiento personalizado. “Hay que ir en contra del sentido común que está instalado que dice que sobran docentes en el sistema. Si uno piensa en la magnitud de los problemas que tenemos, es al contrario: necesitamos más docentes”.
Finalmente, Ivana Templado retomó el enfoque práctico, comentando algunas iniciativas que ya están en marcha en la Ciudad de Buenos Aires para mejorar los niveles de alfabetización en los años superiores. “La Ciudad de Buenos Aires está haciendo una prueba con un grupo de escuelas donde ya toman grupos dentro de 6º y 7º grado y primer y segundo año y están apalancando los saberes de esos chicos en habilidades básicas de lectura y comprensión de texto y en las de resolución de problemas”. Este tipo de proyectos, destacó Templado, son un paso importante para abordar el problema de aquellos estudiantes que llegan a la secundaria sin las competencias necesarias. Según explicó, estas pruebas podrían extenderse a más escuelas y servir de modelo para otras regiones del país.
Juan Ignacio Doberti destacó que una de las principales dificultades para mejorar la calidad educativa —y, en particular, la alfabetización— es la falta de implementación de las leyes vigentes. “Creo que una muy buena idea sería cumplir la ley”, dijo irónicamente y continuó: “Tenemos buenas leyes; el problema es que no se cumplen”. Mencionó entonces la cédula escolar que permitiría el movimiento de los estudiantes entre jurisdicciones, la jornada completa (desde 2006) y la Ley Federal de Educación, ya en 1993, se estableció que debía gastarse el 6% del PBI en educación. “Cumpliendo esas tres normas avanzaríamos mucho”, dijo.
Ivana Templado y Juan Ignacio Doberti coincidieron en la importancia de una inversión adecuada en educación, pero también en la necesidad de un uso eficiente de los recursos. Templado señaló que “hay países que con 6% del PBI y características similares a la Argentina tienen mejores resultados”. Doberti, por su parte, comparó el gasto en educación con el de otros sectores como defensa y seguridad, subrayando que la inversión no es irrelevante. “La idea de que es inocuo gastar más o menos no aplica ni para el sistema previsional, ni para el sistema de salud, ni para los sistemas de defensa, seguridad y educación”, afirmó.
Claves de la trayectoria escolar
Una de las críticas más potentes fue la de Romina De Luca, sobre las condiciones salariales de los docentes. El 80% del presupuesto educativo se destina a salarios, pero el cargo testigo cubre menos de la canasta básica: “La docencia hoy es una profesión de pobreza”, dijo. Y Doberti se preguntó: “¿Vamos a traer mejores o peores docentes si les pagamos más o les pagamos menos? ¿Vamos a poder retenerlos más o menos tiempo?
De Luca también planteó la necesidad de nacionalizar el sistema educativo, argumentando que las diferencias entre las provincias agravan las desigualdades en términos de rendimiento y condiciones laborales: “No hace falta que las provincias sean los agentes responsables de sostener el sistema educativo para que se exprese lo federal”. Para Emilio Tenti Fanfani, una estrategia nacional podría para aplicarse en términos de la formación docente: “Si los institutos de formación docente son parte del sistema de educación superior y son estratégicos porque son un factor determinante de la calidad del maestro, tiene que haber cierto grado de nacionalización”, dijo.
En términos de igualdad en la calidad educativa, Doberti resaltó la necesidad de incorporar tecnologías en las aulas, un proceso que requiere financiamiento y acceso equitativo. “Quiero alertar sobre dos programas que apuntaban a esto”, dijo, me refiero a Conectar Igualdad y a la financiación del INET, que no están en la ley del Presupuesto. Si Conectar Igualdad funcionaba mal debería ser corregido, mejorado, sustituido. Lo que no puede hacerse es eliminarlo, porque el avance tecnológico y la necesidad de incorporarlo a la educación es inevitable”.
Hacia el final, Zunini les preguntó si podían resumir en una frase breve —un tuit— cuál podría ser el primer paso para dar en pos de la mejorar de la educación.
Emilio Tenti Fanfani: “Hace falta voluntad política. La política es el lugar donde se concentran las contradicciones, decía Lenin. Ahora no se puede decir, pero es cierto. Y cuando digo voluntad política, no hablo de los ministros de Educación: estoy hablando del presidente de la República. Que la educación sea una prioridad que se alinee con la política de desarrollo. No separada de la economía, porque la economía es la que manda. Cuando la sociedad les exija a los candidatos a presidente y les pregunte quién va a ser su ministro de Educación, ahí sí voy a tener esperanzas de creer que la educación va a estar en el centro de la agenda de políticas públicas”.
Romina de Luca: “Yo haría dos hashtags: nacionalizar el sistema educativo y la escuela necesita un país para desarrollarse. En esta idea de la dimensión social: ¿Necesitamos una escuela? Sí, pero necesitamos también un país”.
Federico Del Carpio: “Se necesita la capacidad de acuerdos en la política, pero también a largo plazo. Que estos consensos atraviesen las gestiones de gobierno y que haya una continuidad de las políticas públicas educativas”.
Ivana Templado: “Yo diría algo que puse en Twitter hace poquito: que la calidad educativa sea política de Estado. Eso implica: en el largo plazo, atravesando gestiones de gobierno y por supuesto, federales. Además: inversión, monitoreo, evaluación”.
Juan Ignacio Doberti: “Yo pondría la prioridad en que la política establezca a la educación como un destino modélico. Si en el imaginario social el éxito se vincula al dinero, a actividades deportivas o artísticas que no requieren de la educación, y la educación es un camino de segundo o tercer orden, es muy difícil que la escuela pueda convencer a los alumnos de que se interesen y lo prioricen”.
Fuente: Infobae.com