Se trata, precisó, de lo contrario a aquellos programas educativos y clases en las que todo es importante, ya que esos casos no hacen más que reproducir la horizontalidad de Internet, que no jerarquiza la información y, en consecuencia, “no permite pasar de la asociación a la comprensión”.
Ante los desafíos que plantean los hábitos de inmediatez de los estudiantes y su falta de tolerancia a la frustración, analizó que “la educación de esta era debería ser contrahegemónica”. Lo hizo en el sentido de pensar en estrategias basadas en proponer desafíos no homogéneos, sino a medida de cada estudiante o de grupos de ellos, en función de sus diversidades cognitivas y culturales.
La pedagoga coincidió en que la tecnología, justamente, cambia al proceso cognitivo y que las ideas ahora se forman desde lo sensorial: “Los escenarios tecnológicos tienden a ser inmersivos y el modelo de clase no lo es, cuando no aprovecha los múltiples lenguajes disponibles ni altera la secuencia lineal progresiva del aprendizaje”, como lo hacen, por ejemplo, la gamificación y la narrativa transmedia.
Por eso, aclaró que la tecnología “no trae soluciones mágicas a problemas que son didácticos y complejos, como el de los modos emergentes de aprendizaje de los estudiantes”. Como síntesis, destacó que es necesario “generar experiencias educativas que valgan la pena y que no estén accesibles en ningún otro lugar, como por ejemplo YouTube”.
De la conferencia participaron Guillermo Gómez Galizia, presidente de la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (CADIME) y de la Fundación DPT; y Mariano Álvarez, rector del IUDPT, y Mariana Gild, secretaria académica del instituto universitario, junto con otras autoridades y docentes universitarios, ya que la capacitación está abierta a toda la comunidad educativa de la Argentina.
Fuente: Ambito.com