De allí que genere lógicas expectativas el proyecto que se impulsa en el ámbito educativo provincial para reformar a la educación técnica, en una situación que ha suscitado ya en nuestra ciudad en relación al primer borrador enviado al Consejo Escolar de Educación, una fuerte polémica entre funcionarios que lo elaboraron y los docentes y directivos de distintas escuelas.
Tal como se informó en la edición de ayer, una de las primeras objeciones formuladas por los docentes es que, según señalaron, los cambios implicarían una reducción de 1.404 horas en la carga horaria, lo cual “redundará en la pérdida del trabajo para muchos profesores”. Tal observación fue desestimada por las autoridades que sostuvieron que la reducción propuesta es de 800 horas y que la modificación sólo busca evitar la extensa carga horaria que tienen los alumnos.
Los docentes dijeron, asimismo, que la reforma apunta a quitar las llamadas materias de aula, como Literatura, Historia, Ciudadanía, Geografía y Arte, algo que también mereció refutación por parte de las autoridades. A grandes rasgos, los docentes no negaron que puedan efectuarse cambios, pero consideran negativo que no se los haya consultado previamente, ya que son ellos quienes conocen mejor que nadie lo que es la educación técnica y también el medio social y económico en el que podrán luego desenvolverse los alumnos.
El contexto demuestra que la inscripción inicial en las escuelas técnicas viene creciendo, en forma ostensible, año tras año. De allí que, como sugerencia preliminar, parezca oportuno instar a que se actúe con suma prudencia en un terreno en el que, justamente, las cosas parecen ir mejorando. No sería la primera vez en que una reforma de naturaleza educativa haya significado más pasos hacia atrás, que hacia adelante.
Frente al dramático panorama planteado por miles de jóvenes que anualmente egresan del secundario, desafiados entre la realidad de una escasa formación propia y la de un mercado laboral cada vez más exigente, la educación técnica -heredera directa de las escuelas sarmientinas de Artes y Oficios, cuyo rol resultó trascendente en nuestra historia- se presentan como un recurso formativo de primer nivel.
Es de esperar, entonces, que las autoridades y los docentes y directivos de las escuelas técnicas encuentren puntos de coincidencia para consolidar la vigencia de un servicio educativo que ha demostrado y sigue demostrando capacitar a los jóvenes, darles salida laboral rápida y mejorar, por consiguiente, la calidad de vida de la población.
Diario El Día