La Encuesta Nacional de Consumos Culturales es el único relevamiento oficial que mide los hábitos, consumos y preferencias culturales de la población argentina.
Estos consumos recién se empezaron a medir en el 2013, bajo la necesidad de diseñar políticas públicas y la toma de decisiones basadas en evidencia. Coincidentemente con la primavera Kirchnerista, la cultura y su presupuesto tuvo la atención que siempre mereció. Basta con contar la gran cantidad de medidas que fortalecieron la industria cultural para notar el avance en materia de información y comunicación, sobre todo para hacer justicia a los derechos humanos y descentralizar el poder mediático que siempre estuvo en manos de pocos; todo esto aparejado a la llegada de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009.
Luego de la pandemia, en el 2022, la encuesta se realizó nuevamente y hace unas semanas se publicaron los resultados provisorios que muestran qué consumos culturales tenemos las/os argentinas/os y dónde los consumimos.
El interés de la encuesta
En la presentación de los resultados de esta encuesta, el ministro de Cultura, Tristán Bauer, dijo que el análisis de datos nos permite desafiar prejuicios y romper mitos arraigados en la sociedad, abriendo múltiples posibilidades para tomar decisiones informadas. Con esto, el Estado considera que contar con esta información es fundamental para avanzar hacia un mundo más justo y plural.
La decisión de medir los hábitos, prácticas y consumos culturales de la población aportan a la generación de información para hacer política pública, en el sentido de fortalecer y sumar derechos a la ciudadanía, además de promover la investigación académica y el desarrollo del sector privado vinculado con las industrias culturales para detectar las brechas de acceso y tendencias que permitan generar políticas públicas más precisas y efectivas, que al fin y al cabo, termina beneficiando a toda la población.
En el ámbito académico esto se replica: muchos/as docentes comprometidos con la enseñanza universitaria están atentos a los consumos culturales de las y los estudiantes, porque desde allí diseñan prácticas pedagógicas e investigativas, que hace de las aulas un lugar de diálogo y construcción de futuro. Esto sucede en la Universidad Nacional de San Juan con el Grupo de Estudio Fandom.
El caso Fandom
Una de las primeras acciones del equipo fue realizar una encuesta similar a la que hablamos; metodológica estrategia para conocer el objeto-sujeto de estudio del Grupo: las/os estudiantes de la carrera, un universo más pequeño y, me atrevo a decir, más consciente de sus consumos que el total de encuestadas/os a nivel nacional.
La encuesta realizada obtuvo 147 respuestas: poco más de la mitad se encontraba en primer año en ese momento. Al respecto, uno de los docentes del Grupo comentó: “Queremos saber qué consumen, cómo ven, cómo leen, en qué andan, para en un futuro mejorar nuestras prácticas educativas, como docentes, como claustro y como departamento. Ya que muchas veces hay una disociación entre las prácticas docentes, de investigación y extensión a lo que producen y consumen las y los estudiantes en la carrera”. La decisión de interesarse sobre qué consumen o qué producen los estudiantes inevitablemente hace repensar la práctica docente y construye una nueva forma de hablar con ellos/as.
Noelia Escales, también docente e investigadora del grupo comentó que el desarrollo de las prácticas de investigación permitió la consolidación de Fandom y la decisión de realizar actividades que contemplen los consumos e intereses de las/os estudiantes. Un ejemplo de eso ha sido la realización de la noche de PPT, donde participaron estudiantes y egresadas/os de otras carreras de la FACSO. Allí, todos los asistentes prepararon una mini presentación sobre un tema que les apasionaba y la expusieron al resto del grupo con una mirada comunicativa. En esta primera edición el programa estuvo compuesto por once personas que hablaron desde las representaciones de las mujeres en los videojuegos, un análisis político de la película de Barbie, hasta estereotipos visibles en TikTok. Esta actividad tendrá más ediciones porque tuvo muy buena recepción por parte de las/os estudiantes.
Otra integrante, Cecilia Vila, investigadora y profesora de la Lic. en Comunicación, sumó otra inquietud a la labor docente: en un mundo que cambia constantemente y en donde casi no registramos la magnitud de cada evento, cómo lo viven las/os nativos digitales que nacieron entre varias pantallas.
Además, la iniciativa influyó en formalizar una línea de investigación, concretamente a través de un proyecto PROJOVI que ya no sólo se ocupa del consumo, sino que amplía el objeto a la producción. Este proyecto se está trabajando bajo el nombre “Culturas mediáticas en escenarios de convergencia: narrativas y usos sociotécnicos de las tecnologías de la comunicación digital. Estudio de caso de procesos de producción de contenidos para medios en San Juan, Argentina, periodo 2023-2024”.
La mirada de este grupo indica que los medios de comunicación son objetos complejos y multidimensionales desde las Ciencias Sociales porque están atravesados por el Estado, los mercados y las audiencias como sujetos de derechos. En la última década, los procesos de convergencia tecnológica hibridan modelos de radiodifusión, telecomunicaciones e informática que inciden y definen nuevas formas de producción, circulación, usos y apropiación de los medios de comunicación. Esta convergencia, también es cultural. Por eso, el proyecto de investigación propone investigar narrativas y usos sociotécnicos de las tecnologías de la comunicación digital desde un estudio de caso de procesos de producción de contenidos para medios en la provincia de San Juan en un determinado periodo de tiempo.
Qué consumen las/os argentinos
A simple vista, el informe nacional muestra que los consumos han crecido notablemente desde el 2017, sobre todo en las plataformas digitales. Podemos suponer, de ante mano, que la Pandemia tuvo que ver en este aumento.
La TV sigue vigente
Con el auge del streaming y los canales de YouTube, se pensó que el gran gigante de la televisión iba a caer, pero en ambas encuestas este aparato sigue vigente y casi sin perder audiencia a nivel nacional.
La mayoría de las/os argentinas/os mira televisión de aire o cable y lo hace a través del televisor, sobre todo entre las personas adultas mayores: 98 % de quienes tienen 65 y más años miran televisión de aire o cable. En cambio, ese porcentaje desciende al 84 % en jóvenes de entre 18 y 29 años.
En la Licenciatura de Comunicación, el 70,74 % de las personas encuestadas consumen televisión, mientras que el 98 % consumen contenido audiovisual digital.
El boom de las plataformas
En el 2017 solo el 41 % de la población veía plataformas audiovisuales, mientras que en el 2022 subió a 65 %, Netflix es la plataforma mayoritaria y el televisor sigue siendo el soporte más popular entre el público argentino.
Estos datos coinciden con la encuesta a las/os estudiantes de Comunicación.
Cada vez leemos más ¿Sorprende?
Casi 7 de cada 10 argentinas/os leen noticias en redes sociales, diarios en papel y/o digitales.
En la licenciatura el 72,8 % dijo que leyó al menos una publicación impresa en los últimos 12 meses por iniciativa propia. Entre quienes leyeron, el 37,4 % leyó más de 7 publicaciones; el 33,9 % de 1 a 3 publicaciones y el 28,7 % de 4 a 7 publicaciones. En cuanto a contenidos digitales editoriales (revistas, comics, mangas, libros digitales, etc.), el 85,7 % contestó que sí realiza este tipo de consumo por iniciativa propia.
Videojuegos y redes: uso mayoritario
Un tercio de los argentinos juega videojuegos, y la mayoría juega varias veces a la semana. Según la encuesta los varones juegan más que las mujeres (41 % vs 25 %). Además, se observa una relación entre el nivel socioeconómico y este tipo de consumo: quienes más juegan pertenecen al nivel socioeconómico alto.
En Comunicación el 48,3 % de las personas encuestadas indicaron que juegan regularmente, la mayoría varones.
Aquí donde se entrecruza la política, la universidad y los consumos
Esta suerte de mapa y recorrido cultural nos define. Contar con información certera y de calidad es fundamental para elaborar tanto políticas culturales que alcancen a todos los sectores, como diseñar estrategias pedagógicas e investigativas para mejorar la educación pública, sobre todo en un mundo que cambia vertiginosamente.
Revista UNSJ