Estamos viviendo algunas contradicciones que merecen destacarse. El Gobierno decidió no promover la Educación Sexual Integral según lo establece la ley nacional 26.150 sancionada en el 2006. Esto parecía no importarle a la mayoría de las personas, excepto a quienes trabajamos y promovimos la ley frente a la necesidad de que los educandos en cada nivel educativo reciban estas nociones que les permitan vivir plenamente su sexualidad a fin de eliminar los estereotipos de ser mujer o varón. Sin embargo, vemos como ante un hecho fortuito como fue el envío a las escuelas de libros de lectura voluntaria por parte del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires con situaciones eróticas, se generó la denuncia de algunos padres que terminó con la denuncia a las autoridades provinciales por parte de una organización. Si bien la noticia es muy confusa, porque se asocia esta bibliografía literaria distribuida con libros de Educación Sexual Integral –ESI–, lo que queda claro por las voces de los denunciados y los denunciantes que no corresponden a manuales ni textos de esta enseñanza. Según el relato de quienes hicieron la denuncia, aparentemente, en solo algunas escuelas de cuatro municipios, a las cuales llegaron los libros para que voluntariamente se pusieran a disposición de los alumnos que cursan el nivel secundario, fueron entregados a todos sin distinción y no a pedido de los alumnos. Algunos de esos libros tienen relatos de escenas de sexo y esto motivó el reclamo de los padres y así se generó una denuncia en base a equívocos, como la asociación de estos libros como textos de ESI y que afecta a todos los alumnos de las escuelas públicas de la Provincia.
En una entrevista periodística tuve oportunidad de conversar con una integrante de la organización que hizo la denuncia y fue muy importante escuchar que valoran la ESI y que esta denuncia no es en contra de su enseñanza, sino de que esos libros se hayan entregado a los alumnos sin ningún pedido por parte de ellos y además, sin conocer de qué trataban. Entonces fue un error que cometen en algunas escuelas en esos cuatro municipios, pero no una medida adoptada por las autoridades como se presentaron en una nota periodística. Fue muy importante en la breve conversación la representante de la organización no gubernamental que efectuó la denuncia, señaló que valoraban la ESI por los casos en que permitió a niños de distintas edades reconocer el abuso sexual que vivían. Esto es algo muy importante que en general el público no visualiza. La ESI en el nivel inicial y primario tiene ese valor de no solo enseñar las partes del cuerpo, a higienizarlo y también a que niños y niñas reconozcan el derecho a que no hagan en su cuerpo o los hagan hacer cosas que no “les gustan”.
Cabe señalar que se usaron motivos que en realidad no tienen fundamento para confundir y adjudicar a la ESI lo que ella no tiene. ¿Cuando leemos que solo los padres tienen derecho a hablar de estos temas con los hijos, debemos cuestionar si en las familias donde hay abuso infantil es aplicable esto? Y aclarar que el abuso sexual en la infancia que es principalmente algo que ocurre en la familia o con allegados, es muy frecuente en nuestro país. Y aumentó con la pandemia del covid. Por tanto la escuela es el lugar donde la niñez debe recibir esta enseñanza que no promueve las relaciones sexuales, sino al revés las pospone y ensena el respeto de su propio cuerpo y el de los demás. El consentimiento es un aspecto clave de esta educación. En realidad los padres, docentes y la sociedad en general deberían preocuparse por combatir la pornografía, que está muy accesible a niños y adolescentes y comprender que la ESI ayuda a rechazarla, al revés de lo que en muchos casos ocurre. La ESI también ayuda a que las niñas no sean madres precoces, por eso es un error que comete el Gobierno nacional al desfinanciar e interrumpir el Plan ENIA de prevención del embarazo No intencional en la Adolescencia. Por la salud y el bienestar de nuestra niñez es fundamental recuperarlo.
Fuente: Perfil.com