El secretario de Educación y sus diatribas sobre el presupuesto universitario

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En medio de las visitas de funcionarios para aprobar la ley ómnibus, el turno del secretario de Educación, Carlos Torrendell, no pasó desapercibido. En su caso, concurrió a la comisión de Educación de Diputados para hablar del financiamiento de las universidades. El funcionario tiene en su cabeza negociar el presupuesto universitario luego de la masiva marcha que reclamó por las universidades hace casi un mes. En ese mes, nada mejoró en la situación de las universidades (al punto de que ayer la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA envió un comunicado para anunciar que no van a prender las estufas ante la ola polar). Ante la visita al Congreso, Torrendell puso buena cara a la presencia de gremios docentes y vendió a los senadores otro país: “Estamos progresivamente aumentando el presupuesto, por supuesto no de la forma deseada, pero sí de la forma posible y responsable”, anunció. Solo hace falta averiguar dónde queda ese país del que hablaba Torrendell.

Torrendell fue designado el nuevo negociador con los rectores y los gremios docentes universitarios. Pese a tener mejores modales que su antecesor -el funcionario con modos de troll a cargo de la secretaría de Políticas Universitarias, Alejandro Alvarez- lo cierto es que la situación presupuestaria de las universidades no se movió demasiado de la que estaba antes de la marcha, dejando lugar a futuras protestas.

En Diputados, por supuesto, le preguntaron por el tema y dijo lo de que el presupuesto aumentará de forma «progresiva y responsable» sin prestarse a dar detalles de cómo, cuando y cómo harán las universidades para seguir funcionando.  El único anuncio que hubo hasta ahora, fue el que hicieron al filo de la marcha universitaria, donde el el Ministerio de Capital Humano informó que había establecido un “cronograma de pagos” en un supuesto acuerdo (que luego se supo que no fue tal) con los rectores y que había depositado el “100 por ciento de los gastos de funcionamiento de las universidades nacionales”. También indicó que dicho depósito incluyó un aumento del 70 por ciento. En realidad, se trata de un aumento del 70 por ciento sobre las partidas de gastos de funcionamiento, que representan alrededor del 7 por ciento de la totalidad de los gastos de las universidades. Los rectores aclararon que, incluso, ese porcentaje resultaba insuficiente solo considerando las necesidades de funcionamiento básica de las universidades.

Torrendell recordó esos porcentajes de los que el Gobierno sigue haciendo gala, haciendo de cuenta que no conoce la totalidad de los reclamos, que le expusieron en persona los rectores del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). También dijo que no le parece justo que comparen el presupuesto de este año con el de 2023: “La comparación permanente que se hace con el año pasado tiene una cierta injusticia. Es más sencillo distribuir recursos en un contexto de emisión monetaria fuerte que en un contexto de restricción, porque se quiere sanear la economía”. Traducido: es más fácil distribuir ingresos cuando se distribuye que cuando se ajusta. Un enunciado que seguramente puedan trabajar los estudiantes de Lógica.

Aporte simbólico

Pero el ministro no se dejó asustar por los reclamos ni por el Principio de No Contradicción e insistió con otras frases edificantes, a saber: “Aunque los recursos puedan escasear, proporcionalmente la apuesta por la educación resulta simbólica y efectivamente consistente”. El funcionario no arriesgó hipótesis sobre cómo se mantendrían abiertas las universidades a base de apuestas simbólicas. Será seguramente tema de debate para quienes cursen Semiología.

“Entiendan que llevamos cinco meses de un Gobierno que está enfrentando de forma novedosa toda esta situación”, suplicó. Luego insistió con afirmaciones de carácter general, del tipo: “La educación para nosotros es vital y el presupuesto universitario también. Se plantea que parecería que esto no es así, a partir de comparaciones con las situaciones previas. Y no podemos comparar lisa y llanamente la situación actual con la anterior, como si eso demostrara una minusvaloración del presupuesto universitario, en un contexto de crisis económico relevante, en donde se quiere hacer un tratamiento de las cuentas públicas ordenado”.

Pese a las preguntas concretas que le hicieron los diputados Daniel Arroyo, Danya Tavela y Maximiliano Ferraro, Torrendell no pudo aportar detalles sobre el futuro. Solo dijo que: “El mes que viene, sobre los gastos de funcionamiento de mayo, también va a haber un segundo aporte”. Pero no supo decir de cuánto sería, ni que pasará con las universidades que tienen a su cargo hospitales.

Torrendell dijo que le parecía comprensible que desde las universidades le pidan «previsibilidad» para saber, por ejemplo, si van a poder pagar la cuenta de la luz del mes que viene. A continuación vino el consabido «pero», que conocen bien los estudiantes de lingüística que cursan Teoría de la Argumentación. “Entiendo el anhelo de previsibilidad, pero también es complejo”, aseguró. No obstante, prometió que cualquier universidad que requiera de recursos extra para el pago de tarifas de energía o seguridad, podrá pedir ayuda para afrontarlo y “eso va a ser abonado”. No explicó tampoco ni como ni cuanto se pagará.

Direccionamiento inteligente

Por otra parte, dijo que va a cambiar el paradigma de financiamiento educativo «que pase más de la lógica de distribuir recursos a una lógica centrada en lo que podríamos llamar una eficiencia integral, que contemple dos dimensiones”. Esas dos dimensiones serían que “los recursos vayan a los que menos tienen” y además “distribuir los recursos para que efectivamente los alumnos aprendan, que haya una mejora en los aprendizajes”. “Argentina lleva muchas veces esta lógica de repartir recursos y no de vincularlos con un direccionamiento inteligente”, aseguró.

Por último, Torrendell reveló un descubrimiento científico que hizo en los últimos tiempos: al parecer, dijo el funcionario, los salarios docentes están retrasados. “Evidentemente hay una pérdida en relación a la inflación de los salarios del mundo educativo y docente”, reveló. “Hemos estado convocando a paritarias y, aunque no se pudo acordar, hemos otorgado aumentos durante estos meses. La idea es seguir ampliándolo, de manera de ir mejorando paulatinamente la situación salarial”, sostuvo. Los gremios docentes no parecían del todo convencidos.

A su vez, prometió que se fortalecerán los programas de ciencia y técnica y se continuará con las becas doctorales. “Nuestra idea es, en diálogo con Economía, por lo menos iniciar las obras que se puedan, priorizar las de educación y con las universidades que están con obras más avanzadas”, dijo sobre la infraestructura. Nuevamente, las precisiones escasearon como cuando alguien no estudió para dar un final.

Fuente: Pagina12.com


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