El uso de ChatGPT en la Educación: ¿una herramienta o un obstáculo?

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En el mundo educativo contemporáneo, la implementación de herramientas tecnológicas ha generado fuertes debates. Uno de ellos gira en torno al uso de sistemas avanzados de inteligencia artificial, como ChatGPT, en el proceso educativo. El mero hecho de que un estudiante pueda «preguntar» a una máquina y obtener respuestas completas y precisas ha encendido alarmas en el sistema educativo.

La educación tradicional, en muchos casos, termina cayendo en la trampa de la normalización: contenidos y evaluaciones estandarizadas que parecen estar diseñadas más para la conveniencia del educador que para la verdadera absorción y comprensión del conocimiento por parte del estudiante. Esta aproximación a la enseñanza, a menudo, lleva a perder el objetivo real de la educación: el desarrollo del pensamiento crítico, la capacidad de análisis y la habilidad de aplicar conocimientos en situaciones prácticas.

La rápida adopción y omnipresencia de Internet ha traído consigo otro conjunto de desafíos para la educación. Aunque ha sido una herramienta invaluable para la democratización del acceso al conocimiento, su inclusión en el aula ha sido caótica y, en ocasiones, contradictoria. Se espera que los estudiantes aprendan y se familiaricen con el uso de la tecnología, pero, paradójicamente, se les prohíbe acceder a estas fuentes durante exámenes o evaluaciones formales. Incluso todavía la comunidad educativa se debate si el celular puede o no entrar al aula.

Esta dicotomía se manifiesta también en el mundo laboral, donde se espera que los profesionales utilicen todas las herramientas tecnológicas a su disposición. Sin embargo, si no se les enseña a discernir y filtrar la información desde el principio, se corre el riesgo de que confíen ciegamente en lo que encuentran, como el caso del abogado en el Reino Unido que, que confiando plenamente en la respuesta generada por una IA, presentó una demanda con jurisprudencia ficticia.

Aquí es donde la educación tiene un papel crucial. En lugar de prohibir el uso de herramientas como ChatGPT, los educadores deberían enseñar a los estudiantes cómo utilizarlas de manera efectiva y ética. La inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para complementar la enseñanza, pero debe usarse con discernimiento. Si se le explica este contexto al alumno, lo que sigue es beneficio.

El verdadero valor de la educación no radica en la cantidad de información que un estudiante pueda memorizar, sino en su capacidad para pensar de manera crítica y analítica. Las herramientas, ya sean libros, Internet o inteligencia artificial, son sólo eso: medios para un fin. Lo que realmente importa es cómo se utiliza esa herramienta y con qué propósito.

En lugar de ver a ChatGPT y otras herramientas de IA como amenazas, deberíamos verlas como oportunidades para enriquecer el proceso de aprendizaje. La clave está en enseñar a los estudiantes no sólo a usar estas herramientas, sino también a cuestionarlas, a ser escépticos y a desarrollar el pensamiento crítico y su propio juicio. Solo entonces podremos decir que estamos verdaderamente preparando a nuestros jóvenes para el mundo que les espera.

Ingeniero informático, especialista en tecnología, emprendedor, mentor, docente y CTO de Traditum, empresa de tecnología del sector salud. Lidera equipos de tecnología para resolver problemas concretos y generar soluciones que mejoran la vida de las personas.

Ambito.com


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