A sala llena, la presidenta de CONICET, Ana Franchi, dialogó con investigadoras e investigadores de la provincia, como primer punto de la agenda que desarrollará en su visita a San Juan.
Luego de las palabras de recibimiento de la UNSJ, Tadeo Berenguer, la titular de CONICET expuso conceptos relacionados con la situación de la ciencia y la tecnología en el país y los planes que se están desarrollando.
“Una pregunta que se hace mucha gente –comenzó- es si vale la pena invertir en ciencia en un país con el 40% de pobres, con una demanda de 3 millones y medio de viviendas, donde estamos con una situación económica que no tengo que explicarle a nadie. No es una pregunta trivial. La inversión en ciencia y tecnología, en la Argentina, no es constante. Tenemos momentos brillantes y momentos de una caída estrepitosa, que hace que muchos jóvenes quieran emigrar o no se decidan por una carrera científica. Apuesta el joven y su familia a estudiar carreras que son compatibles con un trabajo, y luego tienen un taxi para manejar o para ir a Ezeiza”.
Afirmó luego que “esto no es casual. Nadie hace las cosas porque sí. Si pensamos en un país exportador de materia prima, la inversión en C y T es un gasto, no hace falta y lo demostraron siempre. Cuando termina el gobierno de Cristina Fernández, la inversión en CyT quedó en el 0,35% del PBI. Se creó un número muy importante de universidades públicas, en el caso nuestro, de unidades ejecutoras del CONICET, tuvimos salarios dignos, una fuerte inversión en equipamiento, etc. En el 2019, cuando recibimos nuevamente el país y en el caso particular nuestro, era el 0,22% del PBI. Esta pérdida no es trivial: el CONICET perdió casi el 40% del presupuesto y en los bolsillos se notó. La caída del estipendio de las becas fue estrepitosa”.
Recordó también que “al primer director de instituto que recibí en funciones, me pidió “dame chapas, las ponemos nosotros, pero se nos está lloviendo el instituto”. Los pedidos eran increíbles. Cada vez que venimos a las provincias, están recibiendo equipamiento que quedó de 2016. Estamos retomando el Plan Federal III, donde de las 24 construcciones se hizo una sola en Salta y en el caso de movilidades, es difícil encontrar una por encima del 2014”.
“Ese proyecto de país –manifestó- quería esa ciencia. El problema para ellos, es que afortunadamente tuvimos una comunidad científica que resistió muchísimo. Casi pasamos la navidad de 2016 en la puerta del ministerio de Ciencia para no perder 500 doctoras y doctores que se quedaban afuera del CONICET. Estuvimos ahí una semana. Conseguimos becas. Luego, un programa que se hizo con las universidades públicas, algunas provincias que incorporaron investigadoras e investigadores. Esa resistencia permitió que cuando tuvimos esta terrible pandemia, que 15 días antes nadie pensaba que podía pasar, tuviéramos una comunidad que fue capaz de responder, con distintos productos. Si nos retrotraemos a marzo del 2020, no estábamos pidiendo vacunas. Simplemente queríamos detectar si una persona había adquirido COVID o no y teníamos poquísimos hospitales liderados por el Malbran, que lo podían hacer. El que se testeaba, tenía que esperar mucho para saber. Lo primero que se hizo con la creación de la Unidad Coronavirus, fue empezar a desarrollar kits diagnósticos. Y la verdad que nuestra comunidad científica vale lo que pesa, porque 45 días después tuvimos un kit, desarrollado por el grupo de la doctora Andrea Gamarnik, investigadora de CONICET en la Fundación Leloir”.
Continuó relatando que “cuando empezó la pandemia, íbamos a un mundo mejor. Claramente, la historia vino a demostrar que cuando hay crisis, nadie es generoso. Acuerdense que las primeras vacunas se las compraron 8 o 9 paises. Hace no mucho tiempo, en Europa vencieron más vacunas que las que recibió Africa. Por eso decimos que la CyT es soberanía, en este caso, fue soberanía en salud. Tuvimos un montón de productos y un montón de personas, nuestros becarios y becarias que se pusieron a trabajar codo a codo en los hospitales, ayudar a diagnosticar, ayudar a vacunar y es un orgullo presidir este CONICET con tantos que sin preguntar nada, se pusieron a trabajar. Creo que esto es la demostración de que hay que invertir en ciencia y en educación pública, y ponerlo al servicio de nuestra gente”.
La funcionaria dedicó luego un extenso párrafo a detallar los planes y programas que se están llevando a cabo, que tienen que ver con provisión de equipamiento, infraestructura y formación de recursos humanos y su ingreso a la carrera científica, todos atravesados por el carácter federal de la distribución presupuestaria.
Finalmente, mantuvo diálogo con periodistas locales, respondiendo a preguntas puntuales sobre la ciencia y la tecnología en la provincia y en el país.