Durante este último año y medio la crisis educativa -que la pandemia visibilizó y acrecentó- no escapó de la lógica imperante de la puja política que imposibilitó los necesarios acuerdos para generar una política educativa a mediano y largo plazo.
Cimientos, una organización de la sociedad civil que trabaja a favor de la equidad educativa mediante programas que favorecen la terminalidad educativa de jóvenes de contextos vulnerables, junto a la consultora Isonomía llevaron adelante una serie de encuestas para indagar acerca de qué piensan los argentinos sobre los principales problemas educativos y la necesidad de generar acuerdos para buscar solucionarlos. Los resultados muestran que el 74% -la muestra estuvo conformada por 2000 personas entre 16 y 80 años- está a favor de un acuerdo entre los principales partidos políticos para generar políticas educativas a mediano y largo plazo.
“La pandemia visibilizó la problemática educativa como nunca antes en nuestra historia. A la deserción escolar, y la brecha de aprendizajes, la educación remota de emergencia reinstauró, por falta de dispositivos y conectividad, un problema de acceso a la educación que como sociedad habíamos resuelto. Esta emergencia generó que la sociedad comprenda la urgente necesidad de lograr acuerdos a mediano y largo plazo para poder consolidar una política educativa en miras al desarrollo sustentable de nuestro país”, analizó Marcelo Miniati, Director Ejecutivo de Cimientos.
La coyuntura política de alta polarización, la inequidad fiscal de las jurisdicciones que son las que deben llevar adelante las políticas educativas y la poca duración en sus cargos, en promedio 2 años desde la vuelta a la democracia, de los ministros de Educación de la Nación, son algunas de las causas por las cuales las diferentes políticas educativas impulsadas por los gobiernos sufren intermitencias.
“A diferencia de otro tipo de políticas públicas, las referidas a la educación necesitan por los menos el paso completo del estudiante por los niveles obligatorios (inicial, primaria y secundaria) para comenzar a ver resultados. Son por lo menos tres mandatos del Poder Ejecutivo de cada jurisdicción y esto hace que el acuerdo político sea una condición necesaria para poder obtener resultados y permitir el análisis de las políticas impulsadas. Algunos países lo logran separando el gobierno de la educación de la política partidaria mediante entes autárquicos con presupuesto autónomo”, reflexionó Miniati.
La encuesta, realizada durante el mes de junio de 2021, también indagó acerca de los principales problemas educativos que los argentinos piensan que deben resolverse a mediano y largo plazo. Los resultados muestran una disparidad de problemas, pero se destaca que el 34% consideró que la calidad educativa es el principal problema a solucionar, un 14% la desigualdad educativa, un 12% el salario docente, un 11% el financiamiento educativo, un 9% la capacitación docente, un 9% la infraestructura escolar y un 5% la deserción escolar.
“Sorprende que como sociedad no percibamos la magnitud de la problemática de la deserción escolar. Antes de la pandemia, 1 de cada 2 estudiantes no lograba obtener su título secundario dentro de la educación común, situación que genera consecuencias negativas y determinantes en la inserción al mundo del trabajo y la continuidad educativa. Poner a los niños, niñas y adolescentes en el centro de la escena y como sujetos de derecho, es el primer paso a dar de manera urgente. Es fundamental entender que cada trayectoria educativa tiene sus particularidades, desafíos y fortalezas. Desde Fundación Cimientos impulsamos el acompañamiento personalizado mediante tutorías que trabajan a favor del desarrollo de habilidades socio emocionales que permiten igualar oportunidades y tener un paso significativo por la escuela”, concluyó Marcelo Miniati.
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