El objetivo de la educación emocional es uno muy concreto: instruir a los niños y niñas a que puedan comprender sus emociones y las de los demás. Con ello, se trabaja para que el día a día del infante sea mucho más satisfactorio y positivo. En este artículo vamos a analizar de forma más profunda qué es la educación emocional y su importancia en la vida cotidiana.
¿Qué es la educación emocional?
La educación emocional es un tipo de educación en la que se instruye al pequeño a que pueda tener recursos para gestionar sus emociones y las de sus seres queridos. Durante dicho aprendizaje también podrá construir su identidad y la seguridad en sí mismo, ya que será mucho más consciente de todo lo que siente en determinados momentos de su vida. Este tipo de educación es muy interesante para que el niño o niña pueda relacionarse con su entorno de una forma mucho más positiva y con mayor entendimiento.
La persona que recibe una educación emocional es una persona que puede distinguir las emociones, pero además también puede controlarlas y expresarlas de forma saludable. Controlando nuestros sentimientos conseguimos gestionar mejor las situaciones de nuestro día a día y construir una vida mucho más estable y pacífica.
Lo que se persigue durante este proceso educativo es que el niño pueda desarrollar competencias emocionales y que, así, su desarrollo como individuo sea más completo. Es un tipo de educación continua y permanente que debe comenzar desde la infancia y continuar durante toda su educación primaria y secundaria. Este tipo de educación se puede hacer mediante ciertas actividades para trabajar las emociones.
¿Por qué es importante la educación emocional?
Hacer que los seres humanos seamos más conscientes de nuestros sentimientos y emociones es un paso muy importante para mejorar la sociabilización y el desarrollo personal. Cuanto antes se empiecen a detectar las emociones que uno siente, antes se podrá disfrutar de una vida más positiva y sin los altibajos emocionales que aparecen por una falta de recursos o de entendimiento.
Los expertos recomiendan que la educación emocional se empiece a llevar a cabo ya en los primeros años de vida, puesto que en la infancia los niños retienen mejor la información que reciben y la aplican en todos los ámbitos de sus vidas.
La persona que recibe una educación emocional es una persona que puede distinguir las emociones, pero además también puede controlarlas y expresarlas de forma saludable. Controlando nuestros sentimientos conseguimos gestionar mejor las situaciones de nuestro día a día y construir una vida mucho más estable y pacífica.
De igual forma que desde pequeños se les enseña a hablar o a leer y escribir, el aprendizaje emocional también es de suma importancia para que, a lo largo de su vida, puedan aprender a controlar sus emociones y gestionar las de los demás.
Las personas que han recibido este tipo de educación cuentan con una mayor confianza en sí mismas, así como más autoestima. El motivo es que no se convierte en dueño de sus emociones, sino que aprende a manejarlas y a controlarlas, analizando el motivo de su aparición y pudiendo manejarlas para que no se adueñen de sí mismos. Por otro lado, la educación emocional también consigue mejorar la empatía entre las personas, una habilidad esencial para disfrutar de una vida más sana y equilibrada.
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