Una postergación primero, y un parate ahora. El gobernador Rodolfo Suarez pateó la definición del proyecto de ley de educación para el año que viene aunque, aclara, seguirá abierto el debate y la recepción de aportes. Suarez busca bajar el perfil y tratar de llevar al llano ese tema, aceptando la complejidad que la pandemia le dio al tratamiento público. Pero además hay algo de resignación: el Gobierno no logró superar la tensión que genera el rechazo inicial y cómo afecta la pelea interna del gremio.
Con la ley de educación el Gobierno nunca logró imponer su discurso. Ocurrió algo extraño: aunque era una propuesta propia, la iniciativa la tomaron quienes se oponían. En defensa de la ley quedó el titular de la DGE, José Thomas, y el propio Gobernador, aunque siempre a la defensiva y sin un apoyo más agresivo de sus aliados.
Las manifestaciones en contra influyeron, pero mucho más el rechazo generalizado a que el debate se defina de manera virtual y el contexto. El Gobierno tiene varias mediciones en la mano. Por un lado testean habitualmente el humor de la gente y el impacto de los temas en las familias mendocinas. Y por el otro la situación económica general. Ambas mediciones tienen luces de alerta que generan preocupación. La intención es no agregar temas que compliquen más un clima social adverso, según analizan. Aún a pesar de la sensación de resignación que puede tener revertir una decisión propia y el desgaste para algunos funcionarios, como el propio Thomas. En la DGE también hay resignación. Entienden que se frenó un trabajo de meses del trabajo del equipo educativo. Aunque entienden el juego político,
La pelea interna del gremio docente es uno de los ejes de la tensión. Como explicó MDZ, la tensión entre la izquierda, que tiene la conducción, y el kirchnerismo, que busca volver al poder, va en crecimiento y el rechazo a la ley de educación se transformó en el eje común para cuestionar al gobierno. «Iba a ser un campeonato para ver quién le pegaba más», repiten.
Debates postergados
La postergación de la definición del debate sobre la educación se suma a otros temas estructurales que Suarez propuso, aunque que quedaron latentes en su definición. Ocurrió con la reforma de la Constitución, con el debate sobre la matriz productiva de Mendoza (que comenzó con la minería) y también con el Consejo Económico y Social. Suarez asegura que esos ejes son fundamentales para que la provincia salga del estancamiento y advierte una carencia incluso de sus propios correligionarios: la imposibilidad de acordar. Suarez es político, pero se siente afuera de la «corporación», a los que culpa de la falta de reacción. Por eso mantiene su idea de buscar «sumar a la opinión pública» en los temas estratégicos.
En el oficialismo entienden que llegado el momento de poner a consideración real alguno de los temas, la sociedad los va a acompañar. Ocurre con la reforma política, que se macera a fuego lento y por Zoom. La reducción del gasto político es uno de los ejes troncales y la intención es hacer pública la discusión el año que viene, solapándola con la pelea electoral. «Los que se oponen van a quedar acorralados porque la gente está de acuerdo con bajar el gasto de la política y la corporación no. Van a tener que dar explicaciones», argumentan. El Gobernador cree que es una bala de plata para atacar a la oposición.
El otro telón de fondo tiene que ver con la falta de vinculación entre los principales actores políticos de la provincia. Se cruzan más por redes sociales, que a nivel institucional. No hay interlocutores legitimados y tampoco voluntad de buscar acuerdos. En ese contexto, cualquier iniciativa naufraga.
MDZol