“Es importante empezar a trabajar en un plan de todo el sistema educativo, con el compromiso y la flexibilidad necesaria para reforzar siempre la continuidad educativa, trabajar por la retención de nuestros estudiantes y por generar todos los canales que permitan en este momento de enorme complejidad llevarle tranquilidad a los estudiantes del último año del secundario como también a las familias”, remarcó el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, durante el encuentro virtual con el Comité Ejecutivo del Consejo Federal de Educación (provincias), autoridades del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP).
“Debemos generar un marco federal que permita planificar los distintos procesos de ingreso 2021 a los estudios superiores, teniendo en cuenta las particularidades y la diversidad de realidades académicas en cuanto a la organización interna de cada universidad”, enfatizó.
Se trata de un nuevo paso en la senda franca hacia la reactivación en agosto en buena parte del país de las clases presenciales , suspendidas el 16 de marzo por la pandemia.
Es uno de los desafíos que se enfrenta Trotta, mientras avanza -de la mano de un equipo multidisciplinario, que incluye a las provincias y al Ministerio de Salud que comanda Ginés González García– en la letra chica de los protocolos que permitirán el retorno a las clases presenciales.
De mantenerse este escenario epidemiológico, será ni bien terminen las vacaciones de invierno -exploran el 3 de agosto- en la mayor parte del país, conformada por dos distritos sin casos confirmados de Covid-19 y otros con baja circulación viral o pacientes importados.
Cuando se concrete ese regreso, involucrará a todos los niveles, grados y años, aunque bajo un formato marcado por la alternancia en los días de asistencia, un número reducido de alumnos por aula y medidas estrictas de higiene y distanciamiento. Y todo atado -casi en un trabajo de orfebre- a las dimensiones y características de cada establecimiento escolar, y las potenciales exigencias adicionales que podrá fijar cada gobernador, por encima del protocolo de base que brotará desde el Palacio Sarmiento.
“En agosto un 85% del país podría volver a las escuelas de forma escalonada”, insistió este martes Trotta, en una definición que por el momento excluye a la Ciudad de Buenos Aires y al conurbano bonaerense, donde habrá que esperar entre dos o tres semanas para evaluar el comportamiento de los contagios.
Esa avanzada podría tener un anticipo en algunas provincias, aunque en ese caso centrado en las escuelas rurales. Esta semana tienen una suerte de prueba piloto las de la Puna catamarqueña (que concluyen en rigor su período anual en el distrito que gobierna el justicialista Raúl Jalil), mientras que el radical jujeño Gerardo Morales pretende activar el próximo martes -tras un anticipado receso invernal- una fase de apoyo escolar voluntario en escuelas rurales, que requiere aún de un aval nacional .
Frente a ese escenario, Trotta hizo referencia este martes a otro tema delicado, dado el temor a los contagios que envuelve a familias y docentes: remarcó que desde el Gobierno nacional buscan evitar que el retorno a las clases presenciales sea optativo.
“Terminaría profundizando la desigualdad, lo cual sería un problema muy complejo de abordar el año próximo”, advirtió, además de enfatizar que “es fundamental el diálogo con las familias para que sea posible la vuelta de todas y todos los estudiantes”. En el marco de ese diálogo que sostiene con padres, madres, estudiantes, directivos, docentes y gremios, el ministro admite que aún no están cerrados los consensos necesarios en la comunidad educativa.
Ambito