¿Cómo aprovechar el tiempo de confinamiento para generar oportunidades para aprender y compartir en familia? En entrevista con Federico García, licenciado en psicopedagogía, señala que en medio de esta crisis mundial por el COVID-19, lo más importante en primera instancia es la contención emocional de los niños y adolescentes.
“No nos pongamos como primer objetivo salvar el año escolar, sino más bien que cuidar, contener el bienestar psicológico de los niños, adolescentes y jóvenes”
Estos días sin clases nos plantean el desafío (y también, claro, la oportunidad) de encontrar nuevos modos de estar juntos y aprender en casa. Es un momento de incertidumbre, en el que nuestra vida cotidiana cambia y tenemos que adaptarnos al escenario de estar todos juntos, mientras esperamos que la ola de contagio pase y, ojalá pronto, las cosas vuelvan a la normalidad.
Y es ahí que nos hacemos la pregunta: ¿cómo aprovechar ese tiempo “de cuarentena” para generar oportunidades para aprender y compartir en familia?
—El Ministerio de Educación de la Nación ha señalado que, al menos hasta mayo, los estudiantes de toda Argentina no volverán a clases presenciales. ¿Cuán preocupante es para el aprendizaje de los niños?
—Tenemos que aceptar que esta no es una situación normal, es una situación de confinamiento físico y -al mismo tiempo- de tensión psicológica, tanto para los adultos como para los niños. El pensar que los niños, adolescentes, y jóvenes están en casa y pueden llevar a cabo su trabajo académico como si fuera cualquier otro momento no es así. Hay un factor de tensión muy grande que afecta a los adultos y a los niños y que tiene efecto sobre el trabajo escolar, ya sea a la hora de planificarnos, organizarnos, contar con un mismo espacio, etc.
La ansiedad que tenemos en estos momentos, es producto de una amenaza invisible. Esta ansiedad tiene que manejarse con los recursos que dispone el ser humano. Nosotros tenemos varios recursos naturales para enfrentar la ansiedad y estos recursos son muy presentes y evidentes en los niños. El juego, el movimiento, la fantasía, la conversación relajada, la contención en caso en que la ansiedad se desborde en reacciones emocionales como el llanto, como la angustia. Son todos recursos del manejo de la ansiedad que los adultos deben conocer y deben tener a disposición de los niños. El adulto también tiene que manejar su propia ansiedad y ahí yo diría que en una situación de encierro, lo más importante es afrontar los roces, desacuerdos, y las discusiones que se van presentando en los adultos. Evitar la impaciencia, el conflicto, los malos tratos, discusiones, la violencia en sí. Tratar de estar lo más serenos que sea posible en esta situación (podríamos investigar mindfullnes). Alguien dirá que eso es imposible y yo digo sí, se puede. Es una fuerza interior, es una fuerza profunda que surge de lo profundo de nuestro ser. Y lo podemos lograr, con mucho amor y resiliencia.
En cuanto al aprendizaje, en los niños, es muy importante tener en cuenta, que el niño no aprende como si fuera una caja donde se van depositando contenidos. La mente del niño aprende en una interacción dinámica entre las emociones, el entusiasmo, la motivación. Por lo tanto, si ya tenemos un factor negativo como la ansiedad, tenemos que aceptar que van a poder aprender mucho menos de lo que quizá el Ministerio de Educación, los directivos y docentes quisieran. No podemos pretender que los niños aprendan como si estuvieran en situación de pleno bienestar, porque no lo están. Tenemos que prepararnos incluso para que tal vez pierdan el año, pero eso no es grave. Perder un año no es nada en una situación como la que estamos viviendo. Les pido, bajemos la presión sobre los niños. Y sobre todo tener en cuenta que muchos papás no cuentan con los recursos pedagógicos y didácticos para acompañar a sus hijos en este nuevo escenario. Y mucho menos en algunos casos que son muchos en nuestra provincia, que no cuentan con los recursos tecnológicos, ni conexión a internet, ni soportes.
—Y en una situación como ésta, ¿Cómo nos debemos organizar en casa, y cuánto es el tiempo recomendable para que los niños estén en esta situación de aprendizaje, con las guías que les mandan desde la Escuela?
En primer lugar, considero de gran importancia que los niños, y adolescentes se involucren en la organización es importante organizar el día, involucrando a los niños y adolescentes, en planear su propio calendario. A diferencia de lo que sucede en vacaciones, aquí buscamos que puedan sostener sus rutinas de estudio, en tanto nosotros trabajamos desde casa. Eso los ayudará, además, a ir desarrollando autonomía en el manejo de sus tiempos, una capacidad clave que les va a servir para la vida en general más allá de estos días de cuarentena.
Para pensar ese cronograma vale la pena tener en cuenta las siguientes dimensiones, tratando de darles lugar a todas en el calendario que armemos:
- Qué actividades hacen solos, sin ayuda
- Qué actividades hacen con nuestra ayuda
- Qué tareas tienen que hacer de las que envió la escuela
- Qué momentos tenemos de juego en familia
- Qué momentos hay de juego libre
- Qué oportunidades tenemos de ejercicio físico (desde pasear al perro o hacer yoga en casa)
- Qué tiempo pasan con pantallas (televisión, películas, tablets)
- Qué tiempo pasan desconectados.
Inteligencias múltiples
¿Cómo pensar actividades en familia para estos días? ¿Cómo aprovechar ese tiempo “adentro” para generar oportunidades para aprender y compartir entre todos?
Una teoría que puede ayudarnos a pensar actividades para hacer con los niños y adolescentes (¡especialmente cuando no se nos ocurre qué hacer!) es la de las Inteligencias Múltiples, propuesta en los años ochenta por el psicólogo de la Universidad de Harvard Howard Gardner. Esta teoría plantea la concepción de la inteligencia como un repertorio, un abanico de capacidades, competencias, habilidades, cualidades, destrezas que vale la pena nutrir.
- Inteligencia lógico-matemática: jugar a juegos de mesa que involucren la lógica o el cálculo mental, como el dominó, el ajedrez, la escoba de quince o el 10000 (con los dados). Jugar a medir los objetos de la casa de distintas maneras (pesar, medir longitudes con diversos instrumentos). Resolver acertijos matemáticos (en la web hay montones). Crear y después descifrar un código secreto. Hacer cálculos mentales en situaciones de la vida cotidiana (cuando pensamos, por ejemplo, en qué tenemos y qué nos falta o en cómo repartir lo que hay entre varias personas).
- Lingüística: Inventar historias cortas entre varias personas. Escribir cartas para alguien que vive lejos. Escuchar o leer cuentos y conversar durante el relato sobre cómo podría terminar la historia, o qué habrán sentido los personajes en distintas partes del cuento. Crear y escribir las instrucciones de un juego. Inventar una canción, un poema o un trap sobre un tema. Escribir las instrucciones de una búsqueda del tesoro para que otros jueguen.
- Musical: Inventar canciones, cantar juntos, encontrar qué instrumentos hay “escondidos” en una canción. Usar tik tok; Grabarse con el celular cantando y volver a escucharse. Inventar modos de acompañar una canción haciendo percusión con el cuerpo o con distintos elementos. Jugar con diferentes ritmos, tocar un instrumento, crear la melodía para un poema, musicalizar una historia. Ver conciertos en línea de los muchos artistas que por estos días están compartiendo su música. Armar nuestra propia “playlist de cuarentena”.
- Cinético-corporal: Bailar, crear coreografías y grabarlas en video (no hace falta compartirlas en las redes). Jugar a juegos con el cuerpo (carreras, juegos de postas) que inventemos con los chicos.
- Espacial: Construir con bloques o materiales reciclados. Usar masa o arcilla para esculpir objetos. Representar situaciones a través de imágenes o esquemas. Llevar a otro con los ojos tapados de una punta a otra de la casa dándole instrucciones sobre hacia dónde moverse. Dibujar y leer mapas que lleven a un “tesoro” escondido en casa.
- Naturalista: Observar y cuidar seres vivos (mascotas, plantas). Registrar cómo crecen a lo largo del tiempo, armar una bitácora donde escribamos los resultados. Recolectar elementos de la naturaleza (hojas, bichos, piedras) para dibujarlos o clasificarlos y armar un álbum o una colección.
- Intrapersonal: Armar una lista de las cosas que queremos hacer en el día para aprender a organizar el tiempo. Escribir las ideas y sentimientos en un diario. Hacer una cápsula del tiempo en la que los chicos guarden aquellos tesoros que son importantes para ellos y se escriban cartas a sí mismos para volver a abrir esa caja en unos años. Sacar fotos de cosas que nos llamen la atención y comentarlas después.
- Interpersonal: Planear un “campamento” dentro de casa (por ejemplo, armando una carpa casera con mantas y sillas) y armar entre todos la lista de cosas que queremos llevar. Enseñar algo que sabemos a otra persona (por ejemplo, grabando un tutorial en video). Resolver desafíos en equipo.
Estas son algunas ideas yo sugerencias para activar nuestro hemisferio derecho del cerebro, nuestra parte creativa, espero les ayude a despertar ideas (¡y a identificar cosas que ya hacen!). En estos años de trabajo en consultorio, y en las escuelas me sigo sorprendiendo de la creatividad de los docentes, de los alumnos, de los padres, hay muchas cosas que podemos hacer.
Quedarnos en casa puede darnos una oportunidad impensada de conectar con nuestros hijos: pasar tiempo juntos sin apuro, jugar por jugar y charlar por charlar. No hace falta desplegar ideas sofisticadas. Se trata, ni más ni menos, de reconectar y disfrutar de la mutua compañía.