Educación argentina: en qué se avanzó y en qué se retrocedió en los últimos 20 años

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Hay cada vez más chicos en la escuela, pero aprenden poco. Hay cada vez más docentes, pero el salario promedio es bajo. En primaria se redujo la repitencia, pero en secundaria la matrícula se sigue desgranando. Cada avance en los últimos veinte años de la educación argentina, parece ir de la mano con un «pero».

Un nuevo informe se propuso indagar en distintos indicadores para dar con el estado de situación del sistema educativo. El reporte anual del Observatorio Argentinos por la Educación analizó cinco grandes dimensiones: el acceso, la eficiencia interna(repitencia, promoción efectiva y progreso en edad esperada), los recursos humanos, los recursos financieros y los resultados de aprendizaje.

El informe muestra que todavía hay grandes desafíos por resolver, pero sobre todo expone las disparidades entre las provincias, casi como si se tratara de países diferentes. «Están fuertemente asociados a las características de la población y del desarrollo económico de cada provincia. El país constituye un mosaico de subsistemas educativos con características y problemáticas diferentes», sostienen sus autores, Nicolás Buchbinder, Axel McCallum y Víctor Volman.

Para Juan María Segura, consultor en gestión e innovación educativa, se trata de «un gran aporte». «Permite integrar las acciones e intenciones de dos gobiernos con marcadas diferencias de ideologías políticas y pedagógicas. Más allá de ciertos avances, lo que se puede observar es que el sistema como tal se ha movido solo marginalmente en sus variables principales, en una época de la historia en donde el mundo se ha transformado radicalmente», le dijo a Infobae.

En esa línea, Segura enumeró: «Si vamos veinte años hacia atrás, no existían ni Wikipedia, ni Skype, ni Facebook, ni Twitter, ni YouTube, ni Spotify, ni los smartphones, ni los ebooks, ni Airbnb, ni las charlas Tedx, ni el protocolo blockchain, ni WhatsApp, ni los MOOCs. Hace veinte años había solo 400 millones de internautas, contra 4.500 millones que existen hoy. Por eso, se necesitan transformaciones drásticas y novedosas, que surjan de debates que aún la sociedad no está teniendo».

1) Acceso

En primaria no se registraron grandes cambios. La cobertura sigue siendo cercana al 100%. Casi todos los chicos en edad de primaria van a la escuela. Donde sí hubo avances significativos fue en el nivel inicial. La matrícula entre los 3 y los 5 años creció un 66,9% entre 1996 y 2018 y tres de cada cuatro chicos asisten al jardín de infantes. En el país la escolaridad es obligatoria a partir de los 4 años pese a que hubo intentos de extenderlo a partir de los 3.

En secundaria también se advierten mejoras. Entre 1996 y 2017, la matrícula en el nivel aumentó un 35,6%. No obstante, pese a ser obligatorio desde 2006, todavía uno de cada diez adolescentes están afuera del sistema. Al mismo tiempo, a diferencia de lo que sucede en primaria donde se mantiene estable, en secundaria la cantidad de alumnos cae a medida que pasan los años. En 2017 había 850.827 estudiantes en primer año y solo 454.520 en quinto o sexto.

Ignacio Ibarzábal, director ejecutivo del Observatorio Argentinos por la Educación, durante de la presentación del informe en el CCK

Ignacio Ibarzábal, director ejecutivo del Observatorio Argentinos por la Educación, durante de la presentación del informe en el CCK

2) Trayectorias escolares

Esa caída de la matrícula en secundaria se explica en la dificultad que persiste en sostener trayectorias escolares. De cada diez estudiantes que empiezan la secundaria, solo seis la terminan en el plazo esperado. El mayor desgranamiento se da en el segundo año porque es al principio del nivel donde más repiten los chicos. La tasa de repitencia se encuentra estancada desde 2011 en un 10%.

Irene Kit, presidenta de la asociación civil Educación para Todos, se dedicó a estudiar las trayectorias escolares en el nivel. Ella es optimista. «En los últimos 20 años hubo procesos de modificación positiva en las trayectorias escolares. Es posible detectar vinculaciones perceptibles entre las políticas y los recursos asignados, y los procesos de mejora en las trayectorias. No estamos ante un problema que no se pueda solucionar», advirtió.

La especialista alude a un par de datos alentadores. Por ejemplo, a la mejora en el indicador que muestra que los estudiantes llegan con la edad que deberían al último año. En la cohorte 2006-2011, fueron 51 de cada 100 estudiantes, mientras que en la cohorte 2012-2017 fueron 61 de cada 100. Al mismo tiempo, la primaria mostró una mejora en la repitencia. En especial, en el primer grado que pasó de un 5,9% en 2011 a un 0,5% en 2016, principalmente por la decisión de establecer una unidad pedagógica entre el primer y segundo grado.

Victor Volman y Axel McCallum, co autores del informe

Victor Volman y Axel McCallum, co autores del informe

3) Docentes

La cantidad de docentes aumentó en los últimos veinte años, incluso por encima del crecimiento de la matrícula de alumnos. En primaria, por caso, en 1998 había 14,9 estudiantes por cargo docente. En cambio, en 2017 el nivel tenía un docente cada 11,5 alumnos. Cabe aclarar, también, que dentro del concepto «cargo docente» entran otras funciones como de dirección, de apoyo e incluso personal que está fuera de la planta habitual de la escuela, contratados para programas especiales.

El salario de los docentes suele ser motivo de controversia. Los datos muestran que entre 2005 y 2017, con varios vaivenes en el medio, subió ligeramente en términos reales. Sin embargo, entre 2015 y 2017 se registró una caída del 6,4%. Las diferencias entre las provincias son considerables, a veces en línea con los costos de vida de una y otra. Por caso, en 2017, la jurisdicción donde se pagaba el mayor salario para maestro de grado con 10 años de antigüedad que trabajara jornada simple era Santa Cruz (25.110 pesos de 2018). En el otro extremo estaba Santiago del Estero (12.208).

4) Financiación

El informe marca que la inversión en la educación argentina, en términos reales, creció desde 2005 hasta 2011, luego se sostuvo y en los últimos años cayó. La Ley de Educación Nacional, sancionada en 2006, plantea que la inversión debe representar al menos el 6% del PBI; ese porcentaje recién se alcanzó en 2015, pero en los dos años posteriores volvió a quedar por debajo.

Quienes encabezan los gastos en educación son las provincias, responsables de las escuelas. En 2017, la inversión del gobierno nacional representó el 27% del total. Las provincias destinan más del 90% de la partida educativa en el pago de los sueldos a los docentes. El gasto en capital (infraestructura, bancos, pizarrones) apenas ronda un 3%.

En la financiación otra vez quedan expuestas las enormes disparidades del sistema educativo: la provincia que más invierte por alumno del sector estatal (Tierra del Fuego) invierte alrededor de 4 veces más que la que menos lo hace (Santiago del Estero).

5) Aprendizajes

La primera conclusión que arrojan los resultados de pruebas estandarizadas es que en primaria los aprendizajes son más sólidos que en secundaria. Aprender muestra que 6 de cada 10 alumnos de sexto grado se encuentran en el nivel satisfactorio o avanzado en matemática. Del mismo modo, expone que 7 cada 10 estudiantes del último año de secundaria están por debajo del nivel deseado.

Matemática sigue siendo el principal desafío. Las últimas evaluaciones arrojaron mejoras marcadas en lengua, pero persiste el estancamiento en matemática. Más allá de las posibles intervenciones pedagógicas, el factor nivel socioeconómico sigue siendo el más determinante a la hora de predecir la calidad de los aprendizajes. En todas las asignaturas hay una diferencia de entre 25 y 30 puntos porcentuales en el rendimiento de los jóvenes de hogares más y menos favorecidos.

Infobae


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