Cuando termina un año solemos hacer un balance de lo que pasó y trazamos los objetivos de lo que vendrá. Es una especie de vuelta de página de un libro que venimos leyendo y que continuará. Podemos reconocer lo que nos enseñaron no sólo los chicos y las chicas, sino también los maestros, los directores, las escuelas, los padres, los investigadores y la sociedad. Mirando a todos ellos, la pregunta sería qué nos dejó como enseñanza el 2018.
1- La mirada: Nos enseñó que hay que revertir el diagnóstico de que la educación está predestinada al fracaso, que no podemos asumirnos derrotados. La educación no es un problema, sino que es la solución a los problemas.
2- Construcción colectiva: Nos enseñó que aunque sea complejo mejorar la educación, miles de educadores lo están haciendo hoy mismo, trabajando en equipo y transformando el mundo de sus alumnos con sus esfuerzos cotidianos.
3- Confianza: Nos enseñó que tenemos que apostar a la confianza, recuperar la alianza entre los padres y maestros, maestros y alumnos, ministerios y docentes. Y desde ese lugar alimentar una autonomía que se de la mano con la responsabilidad y la exigencia.
4- Pensar en contexto: Nos enseñó que la educación tiene que ser pensada en su contexto, valorando la combinación de matices que representa cada región, cada escuela, cada alumno.
5- Estatus docente: Nos enseñó que el estatus del docente en la sociedad es fundamental para el cambio educativo. Hace pocos meses Fundación Varkey realizó un estudio en 35 países que da cuenta, por primera vez, delvínculo directoentre el estatus social de los maestros y el rendimiento del alumno. Como sociedad tenemos que valorar con justeza a nuestros docentes por su trabajo diario.
6- Motivaciones e innovación: Nos enseñó que en un mundo de información torrencial, los verdaderos educadores serán aquellos que ofrezcan sentidos y motivaciones claras, encendiendo de manera innovadora el deseo de aprender.
7- Foco en la pedagogía: Nos enseñó la importancia de reforzar el rol pedagógico en cada escuela, colocando al aspecto administrativo al servicio de lo pedagógico.
8- Todos pueden alcanzar aprendizajes significativos: Nos enseñó que todos los niños y niñas pueden aprender y alcanzar aprendizajes significativos si contamos con maestros que se animen a innovar en sus prácticas para. Para esto la formación continua juega un rol clave.
9- Sentido de urgencia: Nos enseñó que hace falta derribar el mito de que los cambios en educación tendrán un impacto en veinte años. Si mejoramos lo que hacemos hoy, el impacto será inmediato.
10- Orgullo y humildad: Nos enseñó que necesitamos orgullo y humildad. Orgullo de saber que si damos lo mejor, nuestra tarea transformará vidas. Y humildad para reconocer que tenemos que seguir aprendiendo, escuchando, poniéndonos en el lugar del otro.
El año que pasó tuvimos la oportunidad de ver cambios reales, escuelas transformadas, directores y docentes empoderados. Aún hay mucho para mejorar, es cierto, pero si hay frutos será oportuno recogerlos. En años decisivos para la educación la gran enseñanza es que la transformación educativa es posible y que puede cambiar todo destino; el de cada niño y el de todo un país.
Agustín Porres es Director de la Fundación Varkey Argentina.
Clarin