Tecnología en educación

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Mucho se ha dicho sobre la revolución que plantean las nuevas tecnologías en términos de aprendizaje escolar hasta el punto que los estudiantes de hoy se mueven en un contexto totalmente diferente que abre perspectivas mucho más allá del aula real. Su verdadero aprovechamiento merece someterse a una continua reflexión dadas las múltiples posibilidades que se plantean tanto para el desarrollo armónico de la personalidad, la sociabilización, la investigación de contenidos y el conocimiento en general.

Por eso resultó destacable el objetivo planteado por las jornadas «Tecnologías en educación: ¿Cómo pueden mejorar el aprendizaje? Lecciones para América Latina y el Caribe», realizadas en el Centro Universitario Siglo XXI, en Vicente López. En ese encuentro se intercambiaron experiencias entre distintos países, se analizaron casos y se debatió sobre el enorme impacto de la tecnología en la educación.

Los responsables de abrir este valioso espacio para el diálogo fueron Educar 2050 ( educar2050.org.ar) y Poverty Action Lab para América Latina y el Caribe (J-PAL www.povertyactionlab.org/es/lac). Educar 2050 se ha convertido en una de las más prestigiosas instituciones locales dedicada a concientizar acerca de la importancia de la educación de calidad, de relevancia también a la hora de incidir en políticas públicas. Con el lema «Contra la pobreza, buena educación», nació hace más de una década, al advertir la precariedad de medios con la que se trabajaba en escuelas rurales del Chaco. Por su parte, con inicios en Arabia Saudita y asociando a instituciones culturales de peso en distintos continentes, J-PAL es un centro de investigación fundado por académicos del Massachusetts Institute of Technology, que trabaja para reducir la pobreza y mejorar la vida de los habitantes de la región.

Entre otros conceptos, se destacó que, aunque no se puede pensar una escuela que no contemple la integración de tecnologías de la educación, hace falta una mirada más integral que incluya a los estudiantes y su contexto, así como a los componentes del sistema educativo: currícula, evaluación y organización escolar.

Vincent Quan, de Estados Unidos, presentó algunos resultados de un estudio realizado por J-PAL. Una de las más destacadas conclusiones fue la que confirma que la mejor tecnología queda desaprovechada en términos de aprendizaje si hay fallas en su adecuación: una computadora, un celular o una tablet en sí mismas no mejoran la enseñanza y pueden, incluso, contribuir a la distracción del alumno. De la mano con esto, el estudio también comprobó que las tecnologías en educación no tienen que ser caras para ser efectivas, que el aprendizaje asistido por computadoras funciona mejor cuando el contenido se personaliza para cada alumno y que el presencial muestra mejores resultados que la enseñanza a distancia.

Las nuevas tecnologías pueden contribuir al entretenimiento y a la dispersión, tanto como a incidir de modo orgánico en la más amplia formación de los educandos, considerando no solo a chicos y jóvenes, sino también a adultos, en un proceso educativo permanente que no se limita a una etapa temprana de la vida exclusivamente.

Como bien destacó Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050, es indiscutible la relevancia de la tecnología para el logro de mejores aprendizajes, pero no cualquier tecnología ni tampoco cualquier uso. El papel del docente es clave en estos nuevos escenarios, tanto como comprender que las redes sociales y la innovación que suponen han creado, y seguirán creando, nuevos entornos de aprendizaje.

Espacios de intercambio, análisis y profundización sobre investigaciones y experiencias serias y rigurosas de este tipo merecen difundirse y multiplicarse a la hora de adaptar nuestro cuestionado sistema educativo a una realidad tecnológica nueva y cambiante que se nos impone de manera tan veloz como incontenible a la hora de distribuir el conocimiento en nuevos entornos.

La Nación


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