Un mayor nivel educativo de los padres se asocia con mayores aprendizajes de los estudiantes en la escuela. A esta conclusión arribó el Observatorio Argentino por la Educación, desde donde analizaron los resultados de la prueba Aprender de primaria, tomada en todo el territorio nacional en 2016.
De esta forma, se comprobó que los alumnos cuyos padres terminaron la secundaria superan el nivel «satisfactorio» en la materia de Lengua, mientras que la media de los estudiantes cuyos padres no completaron la educación secundaria se ubica por debajo de esa marca.
El análisis arrojó que, tanto en Lengua como en Matemática, los alumnos cuyos padres terminaron la secundaria lograron mejores aprendizajes que aquellos cuyos padres tenían menor nivel educativo. Asimismo, en Matemática se observó una diferencia sutil entre los estudiantes que pertenecen a familias con secundaria incompleta, primaria completa o primaria incompleta.
«Cuando se analizan los resultados de aprendizaje, se habla de cantidad y calidad. Cantidad se refiere a cuántos chicos ingresan y salen del sistema, que terminan el ciclo. Calidad, en cambio, es un concepto multidimensional y muy difícil de definir. Uno de los factores para medirla es el contexto socioeconómico o las circunstancias familiares que rodean a ese chico. A su vez, una de esas circunstancias es el nivel educativo de los padres», explicó en Paula Razquin, profesora e investigadora de la Universidad de San Andrés.
«Se sabe a nivel mundial que los niveles de aprendizaje están muy condicionados por el nivel educativo de la madre o los padres. Esta variable afecta las experiencias educativas y hasta nutricionales de los niños antes de empezar la escuela, afecta la elección de la propia escuela a la que van a asistir, y los aprendizajes alcanzados. Dadas estas condiciones, lo que sucede en la escuela y cómo ésta se articula con las familias tiene gran relevancia, para compensar esos condicionantes previos de los que los chicos no son responsables», agregó la especialista.
Además, puntualizó en que, por lo general, las familias con mayor nivel educativo a la vez gozan de un mejor contexto socioeconómico, lo que facilita el acceso a la cultura y a otras actividades que facilitan la educación de los chicos. Ignacio Ibarzábal, director ejecutivo del Observatorio Argentinos por la Educación, comentó: «Estos datos señalan el enorme desafío que tiene el sistema educativo argentino para lograr una mayor equidad en los aprendizajes y compensar las múltiples desigualdades de origen de los estudiantes».
Los profesionales concordaron en que una buena escuela pública es la mejor herramienta para achicar esta brecha educativa. «La escuela pública debe compensar aquello que no pasa en la familia. Tener un buen sistema educativo hace que esos condicionantes, de alguna manera, se alivianen o hasta que se reviertan», concluyó Razquin.
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