El celular en el aula ¿Prohibir o integrar?

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Por Américo Sirvente (*)

A principios del 2000, el celular era un elemento muy particular, servía para comunicación en reemplazo del teléfono fijo. Permitía la movilidad y la comunicación en cualquier lugar (donde hubiera señal). De a poco se agregaron funcionalidades, como la mensajería de texto (extraordinario negocio, ya que facturaban centavos por cada mensaje y se irradió tan rápido que se enviaban millones de mensajes al día). Pronto los teléfonos agregaron más funcionalidad, radio, música, reloj, despertador y la posibilidad de instalarle aplicaciones, uso de datos, internet en todos lados, y de a poco se transformó en una computadora de mano, disponible en todo momento y lugar.

La gente mayor, (35 en adelante), sufría con este nuevo adminículo y al no saber como “domar” su uso, determinó que apareciera legislación para prohibir el uso en el aula.

Entre las consideraciones negativas estaba: que es un elemento de distracción, utilización para copiar en exámenes y parciales, aislamiento de la realidad, algunos consideraban su uso como falta de respeto ante otros, que facilita acciones de ciberbullying y otras desviaciones.

A todo esto, algunos docentes preferían prohibir a tenerlo como aliado, debido al desconocimiento de sus potencialidades.

Así, desde el 2005, muchos países dictaron normas prohibiéndolos y ahora están derogándolas. San Juan los prohibió en 2005 y en 2006 lo extendió a los reproductores de música. Afortunadamente en 2018, el mismo Ministerio de Educación impulsa su derogación, siguiendo la tendencia mundial de eliminación de estas normas restrictivas.

El celular hoy es un elemento imprescindible en la vida de cada humano. Más en los milenials que lo han transformado en una extensión electrónica de su contacto con el mundo.

Si bien, sigue siendo controversial su uso en el aula, el mismo puede ser una herramienta muy útil en el proceso de aprendizaje.

Repasemos algunos usos:

  • Trabajar con realidad aumentada (a la información del entorno agregarle información, mediante videos, gráficas u otros.), códigos QR y uso de Aurasma.
  • Utilizarlo para visualizar realidad virtual (3d)
  • Trabajar con formularios en la nube (avaluaciones y exámenes)
  • Incentivar la comunicación en línea (Messenger, wapps, duo,
  • Potenciar las redes sociales (Facebook, twitter, linkedin)
  • Toma y edición fotografías y videos (snapshat
  • Mapamundi y control de desplazamientos (Google maps, gps)
  • Enciclopedias y buscadores
  • Agenda y calendarios
  • Grabadora de sonidos.

Son algunas de las posibilidades de funcionalidades, ahora, el potencial existe, pero depende de la creatividad del docente en utilizarlo eficientemente para el aprendizaje.

He visto encuestas donde consultan a la gente si creen que deben usarlo en el aula, y los resultados son adversos. Analizado el perfil de los que se oponen, se descubre que los mismos no son jóvenes, o sea personas mayores llenos de prejuicios y ninguno tiene antecedentes en los sistemas pedagógicos modernos.

Hay muchísima información en internet de trabajos de investigación.

En nuestro método de formación, llamado MeDHiME, donde los docentes aprenden a armar contenidos educativos navegables, además de adquirir competencias digitales, los mismos le pierden el temor a su uso, hemos logrado excelentes resultados. Los mismos están en www.portalhuarpe.com.ar y tenemos disponibles 450 páginas web educativas, desarrolladas por más de 2000 docentes nacionales y 350 docentes extranjeros, organizadas en un repositorio con buscador propio.

(*) Ing. Américo Sirvente, profesor de la UNSJ.

 

 


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